Por Filiberto Vargas Rodríguez
Estaba en Nueva York, de vacaciones, mientras en Veracruz el Gobernador Javier Duarte y el resto del gabinete se multiplicaban para sacar las castañas del fuego. El mensaje fue contundente: «Te espero en Casa Veracruz el martes. En cuanto llegues te reportas».
Ajeno a lo que sucedía en la entidad -a pesar de la responsabilidad que había aceptado desde hace más de un año- Juan Octavio Pavón interrumpió sus vacaciones para atender la instrucción de su jefe.
Ya en tierra veracruzana fue advertido del motivo del llamado y, reunido con su equipo más cercano de colaboradores, se encerró por varias horas en las que hasta ese momento seguían siendo sus oficinas en la torre El Olmo.
De ahí salió la falsa versión de su renuncia. En realidad él fue el último en enterarse. Ya había sido cesado cuando todavía recorría las calles de La Gran Manzana.
Como atinadamente lo anticipó el periodista Arturo Reyes Isidoro, el diputado federal Alberto Silva se incorpora al área que ocupó en el 2014, año en el que Javier Duarte alcanzó su más alto nivel de aceptación.
Este martes Silva Ramos presentó en el Congreso federal su solicitud de licencia, la que habrá de ser aprobada en la sesión del jueves. El próximo lunes, si no hay cambio de última hora, rendirá protesta.
Llega Alberto Silva a enderezar un barco que navega a la deriva, sin una mano firme que controle el timón.
Es justo precisar un dato de lo publicado por Arturo Reyes. A su salida de la Coordinación de Comunicación Social, la periodista Gina Domínguez dejó una deuda de mil 200 millones de pesos. Una parte importante de ese rezago fue cubierta en las primeras semanas de la gestión de Alberto Silva. Él inició funciones en el mes de febrero y para el mes de abril todos los medios que tenían cuentas por cobrar habían recibido una parte importante de dichos pasivos.
Me consta, pues yo estuve ahí.
Pero el tema de la deuda con medios de comunicación es similar a los pagos pendientes con la UV, o con los pensionados, o con el magisterio, o los burócratas, o los productores del campo. La dependencia del ramo se encarga de gestionar los pagos, y es la Secretaría de Finanzas la responsable de ejecutarlos, algo en lo que ha sido omisa desde hace un buen rato.
La llegada de Juan Octavio Pavón a la Coordinación de Comunicación Social en 2015 enviaba una señal: Se habría de privilegiar la reingeniería administrativa. El problema es que se dejó de lado la tarea fundamental de esa área, la operación con medios.
Hoy nadie habla con los directivos de los medios de comunicación, nadie promueve la versión del Estado en cada uno de los temas tan sensibles que se han presentado en los meses recientes. Hay quien dice que Juan Octavio no los buscaba, porque temía que le cobraran y ya se le habían acabado los argumentos.
La inminente llegada de Alberto Silva refleja que Javier Duarte no es insensible a la crítica, que el Gobernador ha entendido que no puede cerrar su administración con una percepción tan negativa, que no sólo le afecta a él, sino que además puede permear hasta el candidato de su partido.
La sociedad veracruzana tiene que saber que su gobierno sigue trabajando y está haciendo importantes aportes para el crecimiento de la entidad, algo que no se resuelve con una retahíla de twitters sin sentido ni orden alguno.
Lealtad, eficacia y compromiso con el proyecto. Eso es lo que gana el Gobierno de Veracruz con este movimiento.
Como dirían los clásicos: Al tiempo.
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