Solía decir don Jesús Reyes Heroles que si el pueblo decía al mediodía, que era de noche, había que empezar a encender los faroles. Si bien no pocos atribuyen esa frase a don Jesús, en realidad es de la autoría de Francisco Bulnes, quien la dijo en el año 1910. Su frase es ésta: “Cuando el pueblo dice que es de noche, aunque sea mediodía, hay que encender los faroles”.
Traemos a cuento esta frase y también a Reyes Heroles, como consecuencia de lo que vemos en los tiempos que corren.
Lo que empezó siendo expresiones desafortunadas y frivolas —de algunos que desconocen cómo se gestan los estallidos sociales, y de no darse cuenta que la gente sencilla sabe más que ellos—, hoy es un falso argumento que pretende, infructuosamente por lo demás, vendernos la idea de que todo marcha a las mil maravillas y que en Veracruz no pasa nada.
Se presentan como los únicos que ven lo que más de ocho millones de veracruzanos no; son ellos los únicos capaces de desentrañar los misterios de la economía y, con una o dos cifras extraen conclusiones que, por decir lo menos, son risibles.
La complejidad de la vida social y política de una sociedad va más allá de éste o aquel indicador; los conflictos sociales tardan a veces decenios en manifestarse y, para hacerlo, no se requiere –las más de las veces– de un llamado abierto y claro.
En no pocas ocasiones, la ira social acumulada y los desmanes y corrupción de quienes mal gobiernan, van gestando un conflicto de manera silenciosa que da por resultado que un detalle minúsculo y repetido miles de veces, produzca el estallido que los sabios y entendidos unas horas antes descartaban.
De lo que no se dan cuenta es de que la gente ve lo que ellos no y eso, lo que no ven, no está en éste o aquel indicador. De ahí la importancia del oficio político, de saber escuchar y entender las señales diversas que esos millones de ignorantes les envían cotidianamente