Nunca había visto tantas sombrillas juntas en el centro de Xalapa, tan lluviosa que es.

Eran sombrillas universitarias, que guardaban de la humedad a nuestra parte más delicada y preciada de la sociedad: a la juventud estudiosa y entusiasta; a los maestros que han hecho de su vida la vocación de enseñar; a los artistas e intérpretes que son los mejores que tenemos en Veracruz: a los investigadores que ponen su indudable capacidad para hacer descubrimientos que sirven al estado, a los representantes sindicales y a los funcionarios que trabajan para que la Universidad Veracruzana sea no sólo una institución superior destacada en el país, sino la mejor de todas; a los exalumnos que representan el mejor legado de la UV…

Y a la Rectora, a la doctora Sara Ladrón de Guevara González, que tuvo la inteligencia y la fuerza moral para encabezar un movimiento que adicionalmente consiguió el inolvidable resultado de reunir a la comunidad universitaria en pos de un objetivo común… tan dispersa como había estado en los últimos años.

Fue un gusto enorme para todos los que queremos a la UV ver a sus integrantes unidos como nunca antes, en la lucha codo a codo (somos mucho más que dos), inspirados en la defensa de su institución.

No faltó nadie; no faltó nada.

La perfección fue la gran invitada. Y se notó desde la organización de esta congregación monumental, desde el cuidado del orden durante la marcha, desde la estrategia para no permitir infiltrados con fines políticos o aviesos… pero también en la interpretación de los grupos artísticos, encabezados por verdaderas leyendas del tipo de Alberto de la Rosa de Tlen Huicani o de Héctor Guerrero del Mariachi Universitario (¡Sí señor!).

Desde el puntual discurso de la Rectora: fuerte, exigente, claridoso, pero también cuidadoso, dentro del respeto, con las palabras cuidadas para no llegar al extremo de la ruptura, que no llevaría a nada.

Fue un día perfecto, histórico para la Universidad Veracruzana.

Sin embargo, hay que decir que faltó algo: cualquier reclamo de un mayor presupuesto debería ir acompañado de la responsabilidad de emplear los recursos de manera clara y honesta, del compromiso por una mayor calidad. Se vio una universidad exigente, faltó sí, una dosis de autocrítica, que no hubiera caído mal.

Precandidatos locales

A unos días de que se den a conocer las listas definitivas del PRI de quienes serán sus candidatos a diputados locales, solos o en coalición, no faltan quienes siguen pensando que tienen alguna oportunidad, si es que las encuestas se toman como el elemento definitorio.

Esa es la razón por la que en Xalapa aún alienta vida el proyecto de Rodrigo Montoya, un joven que -aunque no sea- tendrá por delante un brillante futuro político.

Esa es la razón, igualmente, por la que Marilda Rodríguez sigue haciendo ruido en el distrito de Misantla y sus 18 municipios, menos uno… o dos.

Ya veremos pronto…

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