Como un vaso con agua fresca en medio del desierto de deuda, inseguridad, malestar social y repudio, llegó la entrada de un amparo interpuesto por un colectivo ante el Poder Judicial de la Federación, para frenar el proyecto de ampliación del Puerto de Veracruz, una de las acciones más importantes proyectadas en el sexenio de Enrique Peña Nieto y una de las obras que han dado satisfacciones mediáticas a Javier Duarte de Ochoa, como parte de las obras federales que el gobierno estatal incluye en sus informes oficiales como si fuera obra local.

El Centro Mexicano de Derecho Ambiental informó mediante comunicado que el amparo fue aceptado por omisiones de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas que han causado un grave deterioro a esa zona. En la demanda participan investigadores, activistas, pescadores y miembros de grupos afectados por el proyecto mencionado; quienes canalizaron sus peticiones gracias al apoyo de el Centro Mexicano de Derecho Ambiental y la Asociación Interamericana para la Defensa del Medio Ambiente.

Lo que sigue es que el Poder Judicial de la Federación analice si es que la administración del Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano cumple los requerimientos más altos de protección del derecho humano al medio ambiente sano. Con todo y los actos protocolarios entre gobiernos peñista y duartista, la obra está parada hasta que no se resuelva el juicio de amparo que está en el Juzgado Quinto de Distrito del PJF.

El hecho es de suma importancia, pues la defensa de los ecosistemas es tema fundamental en un estado como el nuestro; tantas voces se han alzado en contra que vale la pena hacer mención de las razones por las que el Sistema Arrecifal Veracruzano (SAV) debe ser intocable, razones que van más allá del atractivo turístico.

El SAV es el ecosistema de coral más grande del Golfo de México. Para lograr el proyecto de ampliación del Puerto de Veracruz, un juez en el estado hizo válida la modificación de sus límites para, así, dar entrada a tan cuestionada obra. La importancia social de un ecosistema tan grande radica en un ejemplo simple: de no haber estado ahí esa cordillera marina, en el 2010 el Huracán Karl (categoría 4), hubiera impactado las costas veracruzanas de forma devastadora; el arrecife amortiguó su fuerza como una barrera natural. Del arrecife sobreviven familias dedicadas a la pesca, prestadores de servicios turísticos, empresas de buceo.

El triunfo, momentáneo hasta la siguiente resolución, va más allá de las aguas del Golfo de México; otro ecosistema afectado por la mencionada ampliación sería en mayor medida, la Reserva de la Biosfera de Los Tuxtlas, ya que de esa zona se explotaría piedra basáltica para la construcción de escolleras en el nuevo polígono portuario; para extraer el material es necesario el uso de explosivos, lo que está prohibido en el Programa de Manejo del sitio, pues el ruido y alteración del terreno afectaría el desarrollo de especies como el mono aullador.

Muchos estamos conformes con este pequeño paso en contra del depredador desarrollo industrial, un paso más contra la corrupción y omisiones de autoridades. Un cachetadón para los que se atrevieron a dar visto bueno al proyecto, incluido Javier Duarte.

¿Qué tendrá que decir al respecto el Secretario de Medio Ambiente estatal, Víctor Alvarado?

Y, relacionado al tema, saludamos el diputado Tonatiuh Pola Estrada, con quien compartimos el gusto y amor por el ecosistema en cuestión; quien seguramente en el fondo de su corazón, hoy de diputado priísta, hay algo de gusto por la noticia que aquí también compartimos. Escriba a mrossete@nullyahoo.com.mx formatosiete@nullgmail.comwww.formato7.com/columnistas