Una hora antes de que iniciara el plantón de taxistas en Plaza Lerdo, en demanda de concesiones, así como las manifestaciones de maestros y jubilados del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que exigen el cumplimiento de sus pagos, el ejecutivo veracruzano, Javier Duarte de Ochoa, se reunió con periodistas para abordar el tema de las acusaciones derivadas de las revisiones que ha realizado la Auditoría Superior de la Federación (ASF) a las cuentas públicas del gobierno estatal.

El contexto de las declaraciones del gobernador de la entidad no podría ser más desfavorable para el mandatario: manifestaciones y protestas; problemas de imagen, acusaciones que llueven desde la ASF y, por si fuera poco, un ambiente de tensión e incluso confrontación con los dos aspirantes punteros en la carrera sucesoria, Héctor Yunes Landa, del PRI; y Miguel Ángel Yunes, del PAN.

En ese marco adverso, la decisión más acertada de Duarte de Ochoa fue la que finalmente tomó: el control de daños a partir de abordar los señalamientos de frente y arropado por su grupo, su familia más cercana, funcionarios del gobierno estatal, y diputados locales y federales.

En síntesis, el ejecutivo veracruzano dejó entrever una campaña de sus adversarios políticos que usan “argumentos característicos de confrontaciones político-electorales”.

Asimismo, subrayó que los recursos observados por la ASF se aplican de manera correcta, en actividades propias de la gestión pública; y que ni un solo peso se ha usado en algo diferente a las actividades gubernamentales. Por otro lado, las observaciones se atienden, dijo, en los términos que establece la ley; y todas han sido solventadas. No hay denuncia penal interpuesta ante la PGR que haya prosperado.

En cuanto a las observaciones derivadas de la revisión a la cuenta pública 2014, Duarte de Ochoa aclaró que el proceso para solventarlas todavía no inicia.

Apuntó, por otro lado, que durante su administración se combate como nunca la corrupción, el abuso de autoridad y el incumplimiento de responsabilidades; y que “de acuerdo con el índice de Transparencia y Disponibilidad de la Información Fiscal de las Entidades Federativas… somos el quinto lugar nacional por nuestro buen desempeño”.

Héctor Yunes intensifica el fuego

Justo en los momentos en que Javier Duarte se reunía con los medios veracruzanos, en el altiplano, el precandidato del Partido Revolucionario Institucional al gobierno del estado, Héctor Yunes Landa, hacía lo propio con periodistas de la capital del país e intensificaba el fuego contra el actual titular del ejecutivo.

Ante los micrófonos de un noticiario nacional, el senador con licencia habló de finanzas quebradas en la actual administración, producto de una deuda registrada, destacó, de 43 mil millones de pesos, más compromisos con proveedores por otros 9 mil millones. Yunes Landa calculó la deuda veracruzana en 100 mil millones de pesos.

No sólo eso; también recordó que las observaciones de la ASF hablan de observaciones acumuladas de 36 mil millones de pesos. Dijo que el dinero fue enviado al gobierno estatal, pero no se refleja en obra pública ni en las cuentas bancarias.

Yunes Landa se refirió a un “hartazgo impresionante en Veracruz, en todos los niveles”, en parte, porque todo mundo sabe –agregó– cómo viven los funcionarios del gobierno del estado; llegaron en un vehículo modesto y ahora se pasean en lujosas camionetas. De igual manera, el precandidato del PRI consideró que “es impresionante el saqueo que se le ha hecho a Veracruz”, un estado rico lleno de pobres; y con una pobreza creciente.

El discurso del aspirante priista y su tono ante los medios nacionales, sin duda, intensificaron el fuego contra Duarte de Ochoa, quien no sólo enfrenta los señalamientos del abanderado panista, Miguel Ángel Yunes, sino también los de su propio partido.

Por cierto, en sus entrevistas, Yunes Landa planteó una ecuación básica: a mayor crítica al ejecutivo estatal, más simpatías y preferencias entre los veracruzanos, rumbo al domingo 5 de junio. En pocas palabras, el enemigo a vencer para el PRI, en el actual proceso electoral, no se encuentra en la oposición, sea Miguel Ángel Yunes, del PAN; o Cuitláhuac García, de Morena; sino en el gobierno estatal, que enfrenta una severa crisis de imagen pública y credibilidad.

Los retos del gobierno estatal

A estas alturas del sexenio, cuando faltan nueve meses para su conclusión, a los problemas de la administración estatal, las irregularidades detectadas por las auditorías, la deuda pública y con proveedores, y los niveles de inseguridad, se suma la confrontación con los actores políticos más importantes en el contexto de la sucesión.

Así las cosas, en el último tramo del sexenio, el gobierno estatal está por enfrentar su peor escenario posible: fuego por todos los flancos; acusaciones de la ASF; bombardeo desde la oposición y desde el propio PRI; una fuerte crisis de imagen; y petardos desde los medios y redes sociales.

Veremos, en las próximas semanas, cómo le funciona al gobernador veracruzano y al titular del ejecutivo su estrategia de defensa jurídica, política y mediática. @luisromero85