Por Bernardo Gutiérrez Parra

Pues no señores, Javier Duarte no se ha ido y háganle como quieran.

Un Duarte muy diferente al del martes anterior en que sus cercanos colaboradores lo vieron hosco, irritado e intolerante, fue el que se presentó este miércoles en Veracruz a encabezar la ceremonia del Día de la Bandera.

Aún demudado por la pesadilla que vivió la víspera cargada de rumores que anunciaban su inminente renuncia, el mandatario estatal dijo a los reporteros que cumplirá su mandato constitucional y que no se va, pero su semblante ya era otro, se le veía un poco más relajado.

Y es que el martes los rumores comenzaron desde muy temprano. Ya para el mediodía el hervidero había llegado a la Ciudad de México. Jefes de información de la capital del país comenzaron a hablar al Congreso local y a la secretaría de Gobierno: ¿Es cierto lo de la renuncia? ¿Cuándo la presentó? ¿Quién queda en su lugar? ¿Le van a fincar responsabilidades penales?

Pero nadie sabía qué contestar. El propio Javier estuvo ilocalizable y en la secretaría particular de plano descolgaron los teléfonos.

Por la tarde llegó la puntilla. Desde Villahermosa Manlio Fabio Beltrones, presidente nacional del PRI le exigió rendir cuentas a los veracruzanos, dijo que a Héctor Yunes no le temblará la mano para meter en la cárcel a ladrones del pasado, del presente y del futuro y dejó a Javier Duarte a su suerte.

“Ahora sí ya lo botaron. Si Dios te deja de su mano es malo, pero si el PRI te deja de la suya es que ya te llevó la chingada” dijo filosofal un viejo ex diputado del tricolor.

Y sí, todo mundo pensó que Javier Duarte vivía sus últimos minutos como gobernador.

Pero algo pasó entre la noche del martes y la madrugada de este miércoles.

Ayer por la mañana Manlio Fabio Beltrones fue entrevistado por Ciro Gómez Leyva y ahí matizó sus palabras: Nadie está corriendo al gobernador de Veracruz; son rumores lanzados desde la oposición. “Javier Duarte cumple con su trabajo y deberá esmerarse en hacerlo bien” dijo el líder tricolor y con esto le volvió el color al gobernador.

¿Qué fue lo que pasó? Sólo Manlio, Enrique Peña y Osorio Chong lo saben. Pero lo que ignoran es que esta burla se las pueden cobrar los electores el próximo 5 de junio y los paganos serían tanto Héctor Yunes como el mismo PRI, que se puede quedar sin su tercer bastión nacional de votos.

Rumores aparte, los veracruzanos estaban felices ante la inminente salida del gobernador más odiado y repudiado de la historia jarocha. Y era la oportunidad que tenían en Los Pinos para mandarlo al diablo. Pero a Enrique Peña le faltó sensibilidad política para despresurizar la olla.

El hecho de que Javier Duarte declarara ayer “Seguiré y continuaré trabajando hasta el último momento de mi administración dando resultados a la sociedad veracruzana”, fue un mazazo a la boca del estómago de una ciudadanía que ya no quiere saber nada del sujeto que está dejando un estado endeudado, enlutado, inseguro y corrompido.

¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué no lo corrieron?

Algunos analistas aseguran que no se fue para no darle la razón a Miguel Ángel Yunes quien salió muy pronto a festinar la caída de su enemigo. Y en Los Pinos concluyeron que no era conveniente regalarle al panista el mérito de la partida de Duarte.

¿A poco eso le quita el sueño a la cúpula en el poder?

Lo cierto y real es que a pesar de que no gobierna, Javier Duarte sigue aquí, para desgracia de los veracruzanos.

Hoy más que nunca tienen vigencia las palabras del columnista Salvador Camarena: ¿Qué le debía Calderón a Duarte que nunca lo tocó? ¿Qué le debe Peña Nieto que lo consiente? ¿Le debían impunidad? Buenos pagadores han resultado esos presidentes.

bernardogup@nullhotmail.com