“Cuando decretas una verdad histórica, siempre se termina imponiendo la necia realidad incómoda” Yo
En los catastróficos tiempos que nos ha tocado vivir, metidos en un tornado de violencia que en vez de cesar va tomando más fuerza, cobrando vidas y manteniendo a la sociedad a merced del crimen, el gobierno no alcanza a definir una estrategia que permita no acabar, sería ilusorio, sino cuando menos disminuir la terrible ola delictiva que actúa con toda impunidad bajo la protección de nuestros cuerpos policíacos, esas corporaciones que el mismo estado creó para prevenir la comisión de actos delictivos que nos lastimen.
Hoy en día es más peligrosa la policía que los delincuentes; a los cuicos con nuestro dinero les proveemos de armas, de vehículos, de equipo y de todo lo necesario para el combate; en los tiempos del orden en las instituciones, el ciudadano común podía acercarse con confianza a un policía a pedir ayuda y, cuando se encontraba en condiciones de peligro, verlos llegar era un alivio; hoy las cosas cambiaron, el mundo es bizarro.
En el caso de las corporaciones policíacas municipales, cuyo jefe máximo es el presidente municipal, éste se ha convertido en jefe de la banda, de la célula delictiva. Además de tener bajo su control y para disfrute personal los dineros del erario, el alcalde tiene a su disposición a un grupo armado, con placa de policía y uniforme, para cobrar derecho de piso a todo el comercio que se encuentre dentro de la demarcación municipal –la plaza-; para realizar levantones o secuestros –de acuerdo al sapo- y obtener grandes cantidades de dinero que el jefe distribuye entre sus compinches, los cuicos municipales, o para hacer “trabajos especiales” consistentes en eliminar a quienes no estén de acuerdo con sus disposiciones.
Pero además son los comandantes policíacos los que tienen trato directo con otras organizaciones que requieren del paso por el municipio para transportar la “mercancía”, paso que les permiten a cambio de un moche.
En fin, ha quedado demostrado que las policías municipales son el enemigo público número uno de los ciudadanos.
Ejemplos de sonados casos ocurridos en Veracruz aquí les tenemos unos:
Los cinco jóvenes de Playa Vicente –levantados por policías estatales y entregados a una célula del Cártel Jalisco Nueva Generación el pasado 11 de enero–; “nos la hemos pasado llorando y rezando”, dice Columba Arróniz, madre de Bernardo Benítez, uno de los levantados.
Familiares de los cinco muchachos se concentran todos los días en la iglesia Del Carmen en Tierra Blanca, donde oran y piden por el pronto regreso de sus hijos.
El obispo de Veracruz, Felipe Gallardo Martín del Campo, quien ofició una misa en el lugar, dijo a los desesperados padres que “en un callejón sin salida hay que fortalecerse en Dios desde la familia”.
Añadió: “Hoy es una angustia pedir justicia. Es admirable cómo se están conduciendo con esa fortaleza”.
Hace diez días, José Benítez, padre de José Benítez de la O, aseguró que a él y a los familiares de los otros cuatro jóvenes desaparecidos se les acabaron las lágrimas. Hoy el llanto, los nudos en la garganta, los ojos vidriosos volvieron a asomar en la marcha rumbo a la iglesia y al llegar a ella.
Es el mismo caso del cantante Gibrán Martiz a quien en el mes de enero del 2014, en la ciudad de Xalapa y según la versión de la familia del artista basada en testigos apostados en el lugar de los hechos, una camioneta presuntamente de la policía del estado de Veracruz ingresó a la fuerza al domicilio del cantante para llevárselo. Quince días después, el cuerpo de Gibrán fue encontrado sin vida junto al de un menor de edad, después de que elementos de seguridad se enfrentaran a hombres armados en la carretera Huatusco-Conejos, en el centro del estado.
El padre del artista no cree que la fama que obtuvo su hijo con su paso por la televisión haya sido una de las causas de su muerte, sino que su hijo pudo haber estado en ese momento «con las personas menos adecuadas en el peor momento, en el momento menos indicado, y desgraciadamente le tocó que lo recogieran».
Pero se trata de casos, como muchos otros más, de víctimas de la delincuencia que actúa dentro de las corporaciones policíacas, ellos los levantan y los entregan a sicarios, de ahí que la propuesta del mando único la consideremos acertada; con ello se limpiaría, pero en serio no simulado como se ha venido haciendo, de los malos elementos y con un control de las 32 corporaciones en el centro, que permanezca vigilando los resultados y las acciones de cada mando podría disminuirse considerablemente la presencia de narcopolicías que sirven más a los intereses de los capos que a los de la sociedad.
Para dormir tranquilos
De plano los demonios andan sueltos en Veracruz, la ola de violencia que se desató desde el inicio de la actual administración parece acrecentarse, al grado de que ya ni dentro de nuestras casas estamos seguros; de madrugada o a cualquier hora llega un comando armado, tira la puerta principal, entran y disponen de los bienes y de la vida de sus moradores con la evidente protección de la policía.
La narrativa delictiva de ayer incluye, por ejemplo la acción del mediodía en la que se registró el “levantón” de cuatro jóvenes en el Fraccionamiento Reforma, en el Puerto de Veracruz. Tres de ellos fueron privados de su libertad mientras desayunaban en una taquería y otro más alcanzó a huir y llegar al negocio de su padre, cerca de las oficinas de SAS en Colón, donde minutos más tarde sujetos armados llegaron por él y se lo llevaron ante la impotencia de su progenitor
Mientras tanto, en la ciudad de Xalapa, la noche de este miércoles al filo de las 22:30 horas una familia xalapeña vivió momentos de angustia luego de que su domicilio ubicado en la colonia Moctezuma, a escasas cuadras de la Fiscalía General, fuera allanado por un grupo armado, que los despojó de sus objetos de valor y una camioneta último modelo.
Estos acontecimientos sucedieron en un domicilio ubicado en la calle Xallitic de la colonia Moctezuma, en la Reserva Territorial, donde unos siete hombres armados entraron a la casa y amagaron a la familia… Qué maldito desgobierno.
¿Y los equipos de gobierno?
En Veracruz, para nadie es un secreto que la elección para gobernador del estado es de dos: entre el candidato del PRI y sus partiditos satélites, con Héctor Yunes Landa, y la alianza PAN-PRD, con Miguel Ángel Yunes Linares.
El discurso lo conocemos de antemano: la lucha contra la corrupción y un alto a la violencia, pero quiénes son los personajes que acompañarán al que gane la contienda en su equipo de gobierno de dos años. Ninguno de los dos ha mostrado cartas de suficiente calidad que permitan pensar en la posibilidad de que con ellos como gobernadores y su valioso equipo van a cambiar el Veracruz saqueado, peleado por bandas de delincuencia organizada, en la hambruna; del desempleo galopante, de las pésimas condiciones de salud y de tantas carencias que hoy tenemos por la terrible corrupción que ha minado nuestras vidas. Un equipo de improvisados como el que va de salida, es tan dañino como una banda de delincuentes instalados en los más importantes cargos del gobierno.
Ojala, como lo hizo por ejemplo Don Fernando Gutiérrez Barrios, se rodeen a tiempo de veracruzanos valiosos (sobran) en cada una de las ramas de la administración pública, que sean invitados a servir a sus paisanos con su sabiduría y su experiencia.
Reflexión
Les compartimos la definición del gobierno estatal del filósofo de la Mixtequilla: Un elefante se columpiaba sobre la tela de una araña, como veía que resistía fueron a llamar a otro elefante…Escríbanos a mrossete@nullyahoo.com.mx formatosiete@nullgmail.comwww.formato7.com/columnistas