Por Bernardo Gutiérrez Parra
Tan deslucido como el primer desfile de carnaval en Veracruz, fue el arranque de precampaña del abanderado del PRI, Héctor Yunes Landa.
A años luz quedaron los boatos de Alemán, Herrera y el mismo Duarte, ya que los recintos donde arrancaron sus precampañas fueron insuficientes para dar cabida a miles de priistas, grupos musicales y matraqueros deseosos de estar cerca de su candidato.
Las planas de los diarios que hace todavía seis años rebosaban de felicitaciones y apoyos, lucieron huérfanas de adhesiones para el abanderado tricolor.
Comparado con aquello, el evento de ayer en el Domo xalapeño fue opaco, gris y sin lustre. Y no por la ausencia del gobernador (noticia hubiera sido que asistiera), sino porque le faltó el calor y la pimienta que imprime el PRI a estos acontecimientos.
Y por si todo esto fuera poco, se notó y provocó especulaciones la ausencia del líder estatal Amadeo Flores Espinosa.
Que no fuera Javier Duarte, vaya y pase. Su presencie junto a Héctor habría resultado hasta incómoda, pero que no asistiera Amadeo habla de que la tan cacareada unidad partidista no es más que una bonita utopía.
¿Por qué no iría?
¿Acaso porque así lo acordó con Héctor?
¿Anda comisionado?
¿Le picaría el mosquito del zika?
¿Lo atacaron los calambres?
¿Le dio frío?
Como haya sido, su inasistencia fue abono para que se soltaran los rumores que en estos momentos no le hacen ningún bien al partido.
Como contraparte, la ausencia de Duarte le dio a Héctor la inigualable oportunidad de soltarle el primer descontón al manifestar que cuando llegue a la gubernatura apoyará con todo a la Universidad Veracruzana.
“Yo no soy reactivo a los problemas, yo incluso me he llegado a anticipar y lo dije claramente, a la UV se le tiene que apoyar, se le debe dar lo que le corresponde e incrementar incluso los apoyos. La Universidad Veracruzana no sólo educa, también investiga y tiene un área de extensión cultural. Es la Universidad pública de Veracruz de la que soy egresado y de la que fui becario, por lo tanto cuenta con el total apoyo de mi parte y en su momento lo haré sentir cuando obtenga la posición que pretendo”.
Ya encarrerado le atizó el segundo carambazo: “Los adeudos son institucionales, no son de la persona que está al frente del gobierno, son del gobierno y el gobierno los tiene que cumplir”.
Y es que quiera o no, Héctor tendrá que prometer -tal como lo hizo antes de que el mismo Duarte le asestara el famoso “cañazo”-, que pagará adeudos (los más que se puedan) y entambará a los peces gordos y no a charales lánguidos y escuálidos.
Más que buenas ideas, lo que a gente quiere escuchar es que se castigará a quienes, aprovechando su cargo, saquearon a Veracruz hasta dejarlo con una deuda que no alcanzarán a pagar ni nuestros bisnietos.
Pero si Yunes Landa se contenta con ofrecer un discurso propositivo en el que intercale sólo pálidas alusiones al castigo que podrían recibir quienes atracaron al erario, el PRI perderá irremediablemente el bastión de Veracruz y en una de esas puede que comience a cavar su propia tumba.
PD.- Casi lo olvido; los que sí estuvieron fueron Adolfo Mota y Erick Lagos a los que Héctor Yunes comienza a alucinar.