Lo que son las cosas: ahora se ha convertido en un buen negocio para muchas revistas la promoción en sí de algunos de sus ejemplares, no con el fin de aumentar su circulación o crear expectativas entre su público probable, sino porque muchos y muchas aspirantes han creído encontrar una veta de propaganda personal en el uso de grandes espectaculares con su imagen y una aparente entrevista en la que dilucidan brillantemente -al menos en la intención- la riqueza de su pensamiento y de su labor social (traté de evitar el sarcasmo hasta donde pude, pero me fue imposible).

Con esta promoción personal, disfrazada a través de la propagación gráfica de la portada de un medio impreso, varios y varias personalidades se brincan la exigente normatividad electoral, lo que implica un ingreso adicional para los colegas revisteros, que les cae muy bien en estos tiempos tan difíciles de falta de recursos por todos lados.

Dicen unas y otros -con un razonamiento endeble pero generalizado- que estrictamente no es hacer precampaña el hecho de que una revista seria o establecida haya tenido la idea de entrevistarlos y a partir de eso dedicar su artículo principal y toda su portada al resultado de la interviú.

Y tampoco tienen la culpa de que esa revista haya decidido dedicar una buena cantidad de dinero a promoverse en grandes espectaculares, ubicados casualmente en el distrito por el que sueñan ser representantes en el Congreso estatal.

Pero… pero… pero… en esto de la promoción espectacular se están cometiendo varios excesos.

Primero, la propia concepción de algunas entrevistas, que inevitablemente terminan revelando la falta de materia gris, de preparación y conocimientos de muchos suspirantes. Es que la mayoría -me perdonen- tienen dinero pero no materia gris… o la tienen, pero no la emplean.

Segundo, la calidad de los protagonistas. Pongo como un ejemplo al azar a la actual alcaldesa de Paso de Ovejas, Ana Rosa Valdés, que se mandó a hacer su entrevista y sus espectaculares con el fin de que la tomen en cuenta en las listas del PRI. Miren nomás estas machincuepas electorales: su esposo era el presidente municipal y le heredó la silla cuando él se fue de diputado local por el distrito, y ahora ella pretende suceder a su vez en la curul a su marido. A ver si no ahora el señor se quiere regresar a la silla municipal, pues ha de pensar la parejita que ya se ha convertido en su propiedad familiar.

Tercero, el número de los espectaculares. Para seguir con la gentil munícipe pasovejense, en el tramo de unos cuantos kilómetros de la autopista de Xalapa a Veracruz que pasa por el distrito de La Antigua se puede ver casi una decena de ellos, de los grandotes, como para que no se le vaya a pasar ver su imagen a algún chofer despistado.

Y cuarto, el costo. Sin que lo asegure tajantemente, me dicen que el precio de renta de espectaculares de ese tipo oscila entre 12 mil y 15 mil pesos mensuales, así que si son 10, ya estamos hablando de una inversión de 150 mil pesos, a la que hay que aumentarle unos cuatro mil pesos por la impresión de la manta de cada espectacular, y ya vamos cerca de los 200 mil, más lo que cobre la revista por el trabajo y la publicación.

Sólo nos resta a los optimistas, esperar que estas promociones que no son promociones las estén pagando los beneficiados de su propio bolsillo y no con recursos del pueblo… que luego sucede.

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