Por Bernardo Gutiérrez Parra

Dice un leído columnista que es tener muy escasa formación política pensar que Héctor Yunes debe ir a la campaña sólo con quienes se la jugaron con él y expulsar a aquellos priistas que luego de haber expresado su simpatía por otro aspirante, ahora ofrecen su capital político y su trabajo al candidato.

En efecto, lector, da por hecho que Héctor Yunes Landa incorporará a su equipo a priistas que hayan apoyado a otro aspirante.

Ojo, a priistas que apoyaron a otro aspirante.

Pero cuando el columnista agrega que nadie debe perder de vista que lo que se vivió en los meses recientes fue una contienda interna entre militantes del PRI que tenían la misma aspiración, estoy seguro que su comentario fue desaprobado por la mayoría de sus lectores.

Lo que se vivió fue un ataque a mansalva (como nunca se había visto en la historia del tricolor en Veracruz) del gobernador Javier Duarte, miembros de su gabinete, medios afines al gobierno, el presidente estatal del partido y los hijos de la fidelidad, contra Héctor y José Yunes.

Fue una embestida que violó las leyes no escritas del partido. Y si con alguien se ensañaron fue con Héctor.

Dice el columnista que hoy Héctor Yunes “es el más interesado en que alemanistas, fidelistas, duartistas, o los que viven de la memoria de don Fernando Gutiérrez Barrios, se sumen a su proyecto y lo ayuden a superar el reto electoral que se avecina”.

Ah caray, eso está por verse. Sería cuestión de preguntarle al mismo Héctor si efectivamente está interesado en sumar a fidelistas y duartistas a su proyecto. En lo personal, me gustaría ver la cara que pondría si se lo llegan a preguntar.

Asegura que en la transición de Miguel Alemán a Fidel Herrera tuvieron cabida políticos que en su momento externaron sus legítimas aspiraciones a la gubernatura como Alejandro Montano, Flavino Ríos o el maestro Guillermo Zúñiga.

Es verdad, pero nunca se supo que Alejandro, Flavino o el maestro Zúñiga, atacaran de manera virulenta o utilizaran expresiones despectivas y soeces hacia quien resultó ganador; algo de lo que no pueden presumir quienes se portaron como pandilleros de arrabal con Yunes Landa.

¿Por qué o a cambio de qué Héctor debe incluirlos en su campaña y luego en su gabinete? ¿Por sus servicios prestados a Veracruz? ¿Porque tienen capital político?

¿Qué capital político pueden tener estos granujas que no lo pueda conseguir Héctor en otra parte?

“La decisión ya se tomó –sigue diciendo el columnista- y los que no fueron favorecidos deberán sumarse, porque así fue el compromiso ante su dirigente nacional…”.

¿Acaso hay que sumarlos a huevo? Esas son pamplinas. Héctor y Pepe Yunes hubieran sido echados a patadas si otro hubiera sido el candidato.

En efecto, hubo un compromiso de unidad en torno a quien resultara electo candidato, pero eso no obliga a Héctor a integrarlos a su campaña, darles chamba y cubrirles las espaldas ante posibles acusaciones penales o para que sigan haciendo sus marranadas.

Héctor tiene la oportunidad de armar un gabinete con gente nueva o con políticos experimentados que le sean leales cuando llegue a la gubernatura, y no con una pandilla de mafiosos de los que se tendría que cuidar cada uno de los 730 días que dure su gobierno.

Si por esas cosas que tiene la vida llega a incrustar a un duartista o a un fidelista aunque sea en el departamento de intendencia del Palacio de Gobierno, la decepcionada de los veracruzanos será de antología y flaco favor le estaría haciendo a su amigo José Yunes en sus aspiraciones para el 2018.

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