Este domingo 10, a través de su cuenta de Twitter, el gobernador Javier Duarte de Ochoa dio a conocer la carta-compromiso firmada sólo por cuatro aspirantes priistas a la gubernatura: los senadores Héctor Yunes Landa y José Francisco Yunes Zorrilla, y los diputados federales Alberto Silva Ramos y Erick Lagos Hernández, los cuales lo ratificarán el próximo jueves 14 durante la reunión que sostendrán en la sede del CEN del PRI con el dirigente nacional Manlio Fabio Beltrones y el propio mandatario veracruzano.
Como ya lo habíamos comentado oportunamente en este espacio periodístico, de los ocho militantes del partido tricolor que desde finales del año pasado se venían candidateando para suceder a Duarte de Ochoa, algunos tenían remotas posibilidades y otros de plano ninguna, como era el caso del ex dirigente nacional del partido Nueva Alianza y actual titular de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP), Tomás Ruiz González, quien es el más desconocido y rechazado por la militancia priista veracruzana.
De todos los descartados, el caso de Ruiz González resultó ser el más patético, pues en 2015 habló primero con su jefe, el Ejecutivo estatal, para que lo propusiera como candidato a la diputación federal por la vía plurinominal, pero cuentan que Duarte le aclaró que esas candidaturas no estaban a su alcance.
Después de ese desengaño, buscó presuntamente al senador Pepe Yunes Zorrilla para que lo recomendara con el poderoso secretario de Hacienda, Luis Videgaray, a sabiendas de que el influyente operador financiero de la administración del presidente Enrique Peña Nieto era el que estaba “palomeando” algunas de estas candidaturas al Congreso de la Unión. Pero el legislador nativo de Perote tampoco pudo hacer mucho por él.
No obstante esta mala experiencia, un par de meses después de las elecciones federales de junio del año pasado, Tomás Ruiz decidió encartarse como un aspirante más a la gubernatura del estado y comenzó a autopromocionarse, para lo cual mandó a colocar decenas de anuncios espectaculares en Xalapa y otras ciudades del estado con las portadas de revistas políticas y de portales de internet en las que resaltaba su fotografía. Su campaña también la desplegó a través de las redes sociales.
En una de sus conferencias de prensa semanales en la Sala de Banderas de Palacio de Gobierno, el lunes 23 de noviembre del año pasado, el gobernador Duarte fue interpelado sobre el activismo de su colaborador. Ahí, el mandatario estatal dejó entrever que Ruiz se había ido por la libre. “No necesita mi aprobación, ni tampoco mi clausura porque son temas que tienen que ver con su participación en lo individual y como persona en lo particular. No tiene nada que ver con el Gobierno de Veracruz ni con la labor que desempeña y cada quien está en la disposición de hacer en su espacio personal lo que a sus intereses convenga. Ni fui informado ni tengo por qué haberlo sido, ni tengo ningún comentario en torno a este tema”, respondió por la publicación de un video donde aparentemente se promocionaba el titular de la SIOP.
Lo único que sí le pidió al funcionario a través de los medios de comunicación, fue que no se distrajera de sus responsabilidades como secretario de despacho.
¿Quién le hizo creer a Ruiz González que tenía posibilidades de ser el abanderado priista para la próxima gubernatura cuando ni siquiera pudo ser postulado previamente a la diputación federal? La versión que corre es que Pepe Yunes le habría expuesto a Tomás un escenario hipotético de que en última instancia bien podría ser el “caballo negro”, el tercero en discordia, en caso de que la candidatura del PRI no recayera en él ni en el otro senador, Héctor Yunes Landa, por la tirante confrontación que ambos mantenían con el gobernador Javier Duarte y su grupo desde que en diciembre de 2014 se anunció oficialmente la iniciativa de reforma electoral para homologar la elección local con la presidencial a partir de 2018, por lo que la siguiente administración estatal sólo será de dos años.
Coincidentemente la misma ilusión intentaron venderle a otro político muy cercano a Yunes Zorrilla: al alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez, pero él sí, de manera muy realista, se autodescartó de inmediato. “Yo tengo una aspiración y es muy clara: el ser un buen presidente municipal, el seguir trabajando todos los días para no defraudar la confianza de miles de xalapeños que me pusieron. Tengo un compromiso de cuatro años y pienso cumplirlo”, declaró el domingo 15 de noviembre al ser entrevistado en el velódromo, antes de que Duarte hiciera la glosa de su quinto informe de gobierno.
Ahora que se ha hecho público que de los ocho aspirantes que se candidateaban sólo cuatro serán los convocados para firmar este jueves 14 la carta-compromiso ante la dirigencia nacional del tricolor, Tomás Ruiz casualmente no ha dicho nada, a diferencia de los diputados federales Adolfo Mota, ex titular de la SEV, que habría hecho tremenda rabieta, y de Jorge Carvallo Delfín, quien expresó su desacuerdo por la filtración que hizo Duarte del acuerdo de unidad antes de que el CEN del PRI expidiera la convocatoria, además de que apuntó que ni Héctor ni Pepe Yunes, ni Alberto Silva ni Erick Lagos están trabajando una condición de unidad entre ellos ni entre las bases militantes, que son las más confundidas, por lo que llamó al dirigente Beltrones a poner orden en este tema.
Tomás… ¡aún no se descarta!
Aunque usted no lo crea, la noche de este lunes el titular de la SIOP, Tomás Ruiz, envió un comunicado en el que expuso que “en tanto el Partido Revolucionario Institucional no expida la convocatoria del proceso interno para elegir a su abanderado a la gubernatura del estado para el periodo 2016-2018, las expresiones de quienes aspiran a la nominación, más allá de estrategias mediáticas, no pasan de buenos deseos”, y que “invariablemente habrá que cumplir los términos y requisitos que marquen las instancias nacionales del PRI para este efecto, por lo que no se debe buscar precipitar los tiempos”.
Entrevistado sobre el acuerdo de unidad suscrito por cuatro de los aspirantes a la candidatura tricolor, Ruiz González expresó que “es respetuoso del actuar de sus correligionarios, pero que en su caso, al ser funcionario público, la legislación electoral establece restricciones a cualquier tipo de manifestación de servidores y, en consecuencia, habrá de esperar la convocatoria del Comité Ejecutivo Nacional del PRI para decidir respecto a su participación en el proceso interno”.
El secretario de Infraestructura y Obras Públicas aludió al artículo 134 constitucional, que prevé que todos los servidores públicos de la Federación, los Estados y los municipios deben respetar la equidad en la contienda electoral, y subrayó que por ello “se debe actuar con mesura y prudencia puesto que la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación se ha pronunciado respecto a que la investidura de un funcionario existe durante todo el periodo de su ejercicio”.
¿Y entonces por qué no ha renunciado?