Aunque por la rigidez de su rostro que mantuvo en la comida de fin de año en la Casa Veracruz a muchos les pareció que el senador Héctor Yunes Landa más bien estaba en un sepelio –y no era para menos, pues el aspirante priista a la gubernatura fue dejado solo por su compañero de escaño y aliado, Pepe Yunes Zorrilla, quien graciosamente se escabulló pretextando un viaje familiar al extranjero para evitar asistir a la tertulia post-navideña con el compacto grupo del gobernador Javier Duarte de Ochoa–, lo cierto es que, a estas alturas, a escasos diez días de que oficialmente se defina la precandidatura “de unidad” del PRI al gobierno de la entidad, todo aparenta favorecer al legislador del Revolucionario Institucional oriundo de Soledad de Doblado, no obstante que la corriente duartista sigue empujando fuerte al diputado federal Alberto Silva Ramos, dirigente estatal del tricolor.

Sin embargo, pese a que el ex alcalde tuxpeño es una de las mejores cartas del grupo gobernante, la verdad es que las circunstancias le son ampliamente desfavorables para la sucesión de 2016 debido al fuerte desgaste político y social que enfrenta la administración saliente, tanto por los índices de inseguridad que se han vuelto a disparar últimamente como por la crítica situación financiera que la oposición buscará capitalizar azuzando a los grupos de presión, como en diciembre pasado se vio con las manifestaciones de cientos de burócratas jubilados que en Xalapa y otras ciudades del estado salieron a bloquear avenidas y carreteras para demandar el pago pendiente de sus pensiones.

Por ello es que Yunes Landa ha tenido que someterse a la prueba de “tragar sapos sin hacer gestos” y sentarse en más de una ocasión a departir con el gobernador Duarte y sus incondicionales, a los cuales el mandatario estatal pretendió impulsar para sucederlo.

Conocido como un político de “mecha corta”, de temperamento explosivo, Héctor Yunes tuvo que apechugar y superar primero el agravio del que fue objeto en la ceremonia de toma de protesta de su compadre Juan Carlos Molina Palacios como dirigente estatal de la Liga de Comunidades Agrarias de la CNC, en el World Trade Center de Boca del Río, donde ante miles de campesinos Duarte de Ochoa hizo escarnio de él al entregarle una caña de pescar con motivo de su cumpleaños para que se fuera a capturar a los “peces gordos” de la familia Yunes-Márquez, sus parientes, que viven en El Estero y militan en el PAN.

Dos meses después de este incidente, el viernes 27 de noviembre, Yunes Landa concurrió al rancho San Julián, de Perote, a una comida convocada originalmente por el senador Pepe Yunes Zorrilla sólo para su grupo. Sin embargo, el dirigente del CEN del PRI, Manlio Fabio Beltrones, invitado por el presidente de la Comisión de Hacienda del Senado, condicionó su asistencia a que se le corriera también la invitación a Javier Duarte, quien horas antes del ágape en la propiedad de la familia Yunes Suárez, se reunió en privado en la Casa Veracruz con Héctor Yunes, igual como ya lo había hecho también a principios de febrero de 2015, después de cuyo encuentro algunos aliados cercanos del legislador priista de Soledad de Doblado fueron incorporados al gabinete estatal, como por ejemplo Yolanda Gutiérrez Carlín, quien asumió la Secretaría de Protección Civil, y Edmundo Martínez Zaleta, que fue nombrado director general de Tránsito del Estado.

Con Pepe Yunes automarginado de la contienda interna –percepción que ante los medios de comunicación externó Alberto Silva debido a la injustificada inasistencia de Yunes Zorrilla a la comida en Casa Veracruz el martes 29 de diciembre pasado, declaración que irritó al senador oriundo de Perote, el cual reviró que él sigue aspirando a la candidatura priista y que Silva Ramos no es su “vocero”–, Héctor Yunes ha tenido últimamente toda la cancha para él solito, ya que intempestivamente su compañero de escaño senatorial dejó de recorrer el estado y de entregar recursos federales, y tampoco ha acudido a otros eventos masivos o de gran simbolismo político, como el tradicional convivio anual de Vía Veracruzana, el sábado 5 de diciembre pasado, o la tertulia de fin de año en la Casa de Gobierno, cuya silla fue ocupada por el secretario de Infraestructura y Obras Públicas del estado, Tomás Ruiz González, a quien Pepe Yunes habría acelerado sus estériles aspiraciones al hacerle creer presuntamente que él podría ser el “caballo negro”, el tercero en discordia, en caso de que la candidatura del PRI no recayera en uno de los dos senadores.

La misma ilusión intentaron venderle al alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez, quien él sí, de manera muy realista, de inmediato se autodescartó. “Yo tengo una aspiración y es muy clara: el ser un buen presidente municipal, el seguir trabajando todos los días para no defraudar la confianza de miles de xalapeños que me pusieron. Tengo un compromiso de cuatro años y pienso cumplirlo”, declaró el domingo 15 de noviembre al ser entrevistado en el velódromo, antes de que el gobernador Duarte hiciera la glosa de su quinto informe de gobierno. En cambio, Ruiz González pagó portadas de revistas y mandó a colocar decenas de anuncios espectaculares con su imagen en la capital y otras ciudades del estado, a sabiendas de que no tiene la menor oportunidad de ser candidato ni de ganar la elección.

Y es que de los aspirantes priistas, precisamente por su marcado distanciamiento del grupo en el poder, Yunes Landa es el mejor posicionado en las encuestas pero aun así se las va a ver muy difícil para avasallar en las urnas, tal como se evidenció con su desafortunada presencia en la manifestación de los pensionados frente a Palacio de Gobierno, un costoso desliz que sus operadores políticos más cercanos le atribuyen a un oportunista y oficioso asesor de Pepe Yunes que ahora se quiere trepar al carro del de Soledad de Doblado, lo que ya generó airados reclamos al líder de Alianza Generacional de parte de algunos de sus incondicionales.

HYL: mensaje de unidad

Este domingo, por lo mientras, el senador Héctor Yunes difundió en un comunicado que sólo con la inclusión y la unidad el PRI saldrá adelante en los próximos procesos locales electorales a diputados locales y gobernador.

Al asistir a la congregación de El Salmoral como invitado de honor al 93 aniversario de la fundación del primer ejido del país –una zona cañera de la que ha sido representante popular ante el Congreso local–, Yunes Landa dijo que en los próximos días presentará licencia como Senador de la República, para contender por el PRI a la gubernatura de Veracruz. “Estoy a la espera de la convocatoria, tengo que ver los tiempos, a lo que la ley me obliga, porque siempre seré respetuoso de la ley y lo haré con los tiempos que la ley me obliga y a eso me sujetaré”, destacó.

A la pregunta sobre los golpes mediáticos que recibe por las reuniones que sostiene con actores políticos, Yunes Landa resaltó que  se vale la autocrítica. “En la política tienes que ser tolerante, al igual yo hago señalamientos sobre temas que debo señalar y hay que aguantarse”, sostuvo el legislador nativo de Soledad de Doblado, quien a su llegada al evento campesino encabezado por el gobernador Javier Duarte de Ochoa, fue vitoreado por cientos de asistentes: “¡Héctor, estamos contigo, te tenemos confianza!”, “¡Héctor ya estamos listos!”.

Silva: el 6, ¿el día ‘D’?  

En la milicia es muy usual hablar del día “D” como la fecha en la que se debe iniciar un ataque o una operación de combate. Para el PRI y su dirigente estatal, Alberto Silva Ramos, por cierto, hijo de un militar, se acerca el día “D” en el cual deberá de decidirse quién será el candidato de su partido para la gubernatura de dos años. Y no debemos olvidar que hace dos meses Beto Silva declaró atinadamente que no estaba descartado en la carrera sucesoria porque no estaba encartado, pero hoy es innegable que el tuxpeño es un fuerte aspirante a la gubernatura que en tiempo record se ha posicionado. Alberto vino de atrás, pisando fuerte, por lo que sus seguidores esperan que acaso pasado mañana, 6 de enero, en el marco de la visita del presidente Enrique Peña Nieto al estado para conmemorar la promulgación de la Ley Agraria de 1915, pudieran darse señales más claras de quién podría ser el elegido.

Por lo mientras, dicen que ahora Silva también se declara listo y en condiciones de preguntar al jefe nato del priismo nacional: “¿Acaso seré yo, señor?”. Ya veremos.