Querido Santa:

Sé que tu misión en la tierra es repartir regalos no hacer milagros por lo tanto no puedo pedirte que incidas en las conductas abyectas que nos traen con el alma en un hilo.

No te pediré que los bancos paguen los mismos intereses que cobran, que los salarios sean equitativos y suficientes para vivir con dignidad y con holgura, que se terminen los ladrones de cuello blanco, los de cuello negro y hasta los que ni a cuello llegan; que se detenga y castigue a los secuestradores y los traficantes de órganos humanos o de humanos completos. Todas estas cosas, lo sé, suceden por designio del más poderoso de los dioses que gobiernan la tierra, el Dios dinero a quien le caes muy bien porque representas un gran negocio pero si interfieres en sus intereses, puede desaparecerte y ponerle tu ropa a Carstens para que no notemos la ausencia.

Tampoco pediré que se destruyan todas las armas del mundo y no se fabrique ni una más, que ningún país bombardee a otro, pero si sucede, que paguen quienes urdieron y perpetraron la masacre, no la gente que va a ver un concierto, a tomar un café o simplemente a trabajar. Que no haya más atentados, pero si los hay, que paguen los terroristas no los inocentes que comparten con ellos creencias y territorio pero disienten del rencor asesino. Estas cosas, lo sé, pertenecen a la jurisdicción del Dios de la guerra y a ese sí ni te le acerques porque es un depredador patológico, una suerte de Hannibal Lecter elevado a la enésima potencia.

No pediré que aparezcan todos los desaparecidos del mundo y no desaparezca nadie más en ningún lugar, que nadie más muera por expresar sus ideas por incómodas que resulten, que no se reprima, de ninguna, manera a nadie por disentir o protestar. Estas son acciones que emprende el Dios del poder quien lo menos que podría hacerte es amordazarte argumentando que involucraste a una de sus empresas con Méxicoleaks sin su consentimiento.

No pediré que las redes sociales se usen para unir, no para dividir; que cada quien sea libre de solidarizarse con quien considere que deba hacerlo sin ser victimado por el encono de los «justicieros» de la red. Que cada quien pueda unirse con quien quiera, sea del sexo que sea, sin ser señalado por el índice flamígero de los fundamentalistas, que las mujeres hagan con su cuerpo lo que les dé su reverenda gana sin ser, por ello, condenadas y lapidadas. Que nadie intente siquiera construir murallas para evitar que la gente vaya a otro país a buscar las oportunidades que el suyo no le ofrece, que nadie expulse a nadie de territorio alguno. Que los funcionarios públicos no discrimen a los indígenas, a los pobres, a quienes consideran inferiores ni a nadie, pero si lo hacen, que sean cesados y castigados. Todas estas cosas pertenecen al Dios de la intolerancia y si metes las narices en sus dominios, por lo menos va a hacer sorna de tu persona o a deportarte.

Sé que es difícil y peligroso enfrentar a esta jauría de chacales, sé que parecen invencibles pero creo que con acciones pequeñitas en las que sí tienes injerencia es posible ir mermando su poderío paulatinamente y algún día, que estoy consciente que no veré, toda la violencia y el oscurantismo que vivimos serán parte de un relato remoto que testimoniarán los libros de historia. Por eso quiero pedirte que muevas tus influencias para que durante el 2016 sucedan cosas muy sencillas:

  1. Que el mundo se sacuda como rumbero porque la gente esté bailando, cantando, contando chistes o las tres cosas juntas.
  2. Que los que no saben guisar, aprendan, y los que saben, inventen platillos suculentos y compartan la receta.
  3. Que todo mundo siembre, que no haya un solo jardín, por pequeño que sea, que no tenga flores, ni un balcón o un corredor, por pequeños que sean, sin macetas.
  4. Que haya muchos conciertos, muchas obras de teatro, muchas coreografías, muchas exposiciones, que se graben muchos discos, que se filmen muchas películas, que se publiquen muchos libros.
  5. Que se retaquen los escenarios y haya que hacer funciones extra, que se agoten las ediciones bibliográficas y fonográficas y haya que hacer nuevos tirajes, que las exposiciones tengan que prolongarse debido a la gran afluencia de visitantes.
  6. Que muchos más muros estén llenos de abrigos porque cada vez que alguien logra mitigar el frío, ese calorcito nos cobija un poco a todos.
  7. Que los prisioneros del dinero, la vanidad o cualquier conducta vacua, consigan su carta de libertad.
  8. Que quien no lo esté, se enamore, y quien sí, siga alelado con su amante.
  9. Que los infelices dejen de serlo.
  10. Que todo mundo sueñe e invente fantasías al menos 365 veces durante el año.

La lista podría alargarse pero con esto basta para que, poco a poco, vayamos extinguiendo la estirpe de chacales que nos mantiene sitiados entre el dolor la zozobra.

Sé que estás muy atareado la Noche Buena, no es necesario que todo esto aparezca bajo el pino el día 25, puedes ir repartiéndolo a lo largo de los días, toma el tiempo que necesites solo te pido que tus regalos sean originales, no vayas a traer versiones pirata del amor o de la dicha, ya vez que esas duran muy poco.

Antes de despedirme quiero comentarte algo, me he enterado de que me lees a menudo, te lo agradezco con el alma y aprovecho para avisarte que no te alarmes si dejas de ver mi columna, no me pasa nada solamente tomaré unos días para descansar pero volveré por aquí el primer lunes del 2016.

Espero que, pese a la chamba, la pases muy bien al lado de quien sepa darte calorcito navideño, eres rebuena onda, lo mereces. Recibe un fuerte abrazo.

¡Feliz navidad e inmejorable año por venir!

NOTA:
Acabo de enterarme, gracias a una filtración de WikiLeaks divulgada por Anonymus, que Santa Claus no existe, quienes traen los regalos son los papás así que esta carta está dirigida a quienes la lean, sean padres o no; ojalá puedan colaborar para que se concedan estos deseos.

Despedí el 2014  con tres recomendaciones que reitero: Diviértanse como gigantes, hagan el amor como si estuvieran condenados a muerte, sean felices.
¡Salud!

Jazz en la tierra a los hombre de buena voluntad

PD: ¿Es mucho pedir que pueda demostrarle a mi sobrino de 14 años que el Cruz Azul es capaz de ser campeón?

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