Cuando el dirigente priista Alberto Silva Ramos afirmó que estaba de acuerdo con lo que habían dicho Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, en su paso por Veracruz, uno habría pensado que las cosas no estaban en su sitio y que muy pronto tendrían que recuperar su nivel. Pero hay ocasiones en que los extremos se unen.

La lucha férrea que hoy se libra por abortar la anunciada alianza del PAN y el PRD para llegar a los comicios de 2016 con un candidato único, señaladamente el diputado federal panista Miguel Ángel Yunes Linares (aunque cabe la remotísima posibilidad de que sea Juan Bueno Torio), parece ocupar todos los esfuerzos del PRI y del Gobierno de Veracruz.

Y no es cosa menor. La permanencia del PRI en el poder por dos años más y, si lo logra, por el siguiente periodo sexenal, pasa por quebrarle las rodillas a esta iniciativa que ha encontrado una oposición dentro de las fuerzas políticas involucradas y también en corrientes externas que, aunque por diferentes razones, hoy parecen unirse en un solo propósito.

La ofensiva ha sido puesta en marcha hace semanas, pero se ha intensificado en los últimos días. Las declaraciones de quienes un tiempo estuvieron unidos en el proyecto del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas y AMLO, contra la alianza del PRD con el PAN y, particularmente si lleva como candidato a Yunes Linares, no han hecho sino proporcionar pólvora para dinamitarla desde dentro del edificio ideológico de la izquierda.

Como hemos comentado en este espacio, las mayores resistencias se darán del lado de la misma izquierda. Incluso sectores que en los últimos años han estado ausentes de toda actividad partidista (sea por comodidad o por marginación), se han sumado a las voces críticas cuyas posiciones se acercan peligrosamente a las del PRI y sus aliados.

Y hay quienes actúan con honestidad, con apego a sus posiciones ideológicas, pero abundan quienes han sido comprados por el PRI. No de otra manera podemos calificar, por ejemplo, la incorporación como aspirante a la candidatura por el PRD del exdirector de la Comisión de Agua del Estado de Veracruz (CAEV), Francisco Valencia García, con fuertes nexos con Fidel Herrera y Javier Duarte.

A pesar de los esfuerzos del PRD local por cuestionar la legitimidad de las firmas puestas bajo un desplegado publicado en Reforma para repudiar la posible alianza en Veracruz, ya han salido a ratificar su dicho varios de los firmantes. Una de ellas, la diputada federal Karen Ramírez justificó su rechazo a la alianza con el PAN con el argumento de que en otros estados estas alianzas no han sido favorables a su partido, y puso como ejemplo los gobiernos estatales de Oaxaca y Sinaloa que estarán también en juego en 2016.

La legisladora veracruzana dijo algo muy fuerte del actual dirigente del PRD, Rogelio Franco Castán: esa dirigencia está indefinida, pues un día juega con el PRI y en otras ocasiones busca aliarse con el PAN; de Julio Saldaña Morán, quien se ha manifestado a favor de la alianza, dijo que prácticamente le fue regalada la diputación: “es alguien con poco peso político, ya que obtuvo solo 4 mil votos”.

Como podemos observar, aunque han salido algunos panistas a manifestarse en contra de la alianza con el PRD, los principales obstáculos se están dando en la izquierda.

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