Antes de que se piense lo contrario, debo decir que estoy a favor del programa de las fotomultas, porque considero que cualquier medida que obligue a los conductores es reducir la velocidad es necesariamente buena.

Y es buena, porque al ir más despacio, los vehículos se vuelven menos peligrosos. Es algo similar a lo que ocurre con el alcoholímetro.

Cuántas vidas no se habrán preservado al aplicar unas y el otro.

Sin embargo, todo es perfectible, y el manejo de las fotomultas tiene algunos asegunes.

Me cuenta un amigo que un día de finales de septiembre se descuidó y circuló por la Avenida Murillo Vidal a 72 kilómetros por hora. Reconoce su error, y por tanto el día que llegó a su domicilio el requerimiento se dispuso a pagar la multa. Pero se encontró con algunas singularidades, que les iré relatando con la mejor de las intenciones de que otros conductores tengan una mejor información sobre qué hacer cuando se encuentren en ese caso… mientras la autoridad competente no mejora el sistema de envío y cobranza.

Por principio de cuentas, el sobre le llegó el 12 de noviembre, pero el sello de correos traía como fecha de entrega el 10. Así que pensó que si el reglamento le daba cinco días para realizar el pago con un descuento del 75%, en realidad solamente tendría dos para hacerlo.

Por esa razón, se apresuró a ir a una sucursal bancaria, hizo la larga cola inevitable, y por fin llegó con la cajera, quien le ofreció dos cosas: la mejor de sus sonrisas y la información de que le cobraría los poco más de mil pesos de la multa, pues si quería pagar con descuento tenía que ir antes a una oficina de Hacienda del Estado o a alguna delegación de Tránsito para solicitar la quita.

Según le dijo la chica, en una de esas oficinas le expedirían un nuevo comprobante, con el precio reducido, y entonces podría ir nuevamente al banco a hacer su pago.

Pero, ¿qué creen? Que era viernes por la tarde, y tuvo que esperar a que pasara el fin de semana, pensando que tal vez iba a tener que pagar la multa total porque se le habían agotado los días de gracia.

No fue así, por fortuna… pero no nos adelantemos.

El lunes fue a la Dirección de Tránsito del Estado en Xalapa, llegó a la oficina de informes y ahí le dijeron que había sido innecesario que fuera personalmente, porque lo que tenía que hacer era entrar a la página www.sspver.gob.mx y buscar ahí la sección de fotomultas, en donde podría acceder a los datos de su infracción, solamente con el número de placas y los últimos cinco dígitos del número de serie de su auto.

Regresó a su casa, prendió la computadora y ahí pudo ubicar un comprobante de la infracción, con el descuento aplicado. Ahí también se enteró de que tenía hasta el 25 de noviembre para hacer el pago de sólo el 30%.

Imprimió el recibo y con él se dirigió nuevamente al banco. Digamos que todo fue bien, aunque se encontró con la pequeña sorpresa de que la institución bancaria le cobró una comisión de 13 pesos por recibirle el depósito de 260 pesos.

Si desde el primer papel que recibió en su casa se hubieran especificado todos los pasos para cubrir el pago, se hubiera evitado muchas vueltas y molestias.

¿Será mucho pedirle a la autoridad de Tránsito o a la de Finanzas que hagan el esfuercito de mejorar su información?

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