No solo ha sido el caso escandaloso del exgobernador Fidel Herrera Beltrán como cónsul de México en Barcelona. La política de relaciones exteriores de México durante el mandato de Enrique Peña Nieto ha estado plagada de actos ignominiosos que no solo pasan por colocar en puestos diplomáticos a personajes sin ninguna experiencia en el tema, incluso en embajadas y puestos consulares importantes que requieren una presencia sólida en la materia, orientada a la defensa de los intereses nacionales; además, ha colocado a personajes que debieran estar sujetos a proceso por corrupción y delincuencia organizada.

Con 80 embajadas y 68 consulados en el mundo, México está dando mucho de qué hablar. El affaire más reciente, en efecto, ha sido la designación directa de Fidel Herrera Beltrán como cónsul en la capital de una región, Cataluña, que vive un proceso efervescente de búsqueda de autonomía respecto a España. Los medios ibéricos pusieron en entredicho no solo el desconocimiento en el tema del exgobernador veracruzano sino, principalmente, sus presuntos vínculos con bandas criminales y el sobreendeudamiento y estela de corrupción legados en Veracruz, un estado postrado para el que no se ve una luz al final del túnel ni en el corto ni el mediano plazos.

Pero no es el único. Un caso similar en términos de corrupción y sobreendeudamiento se dio meses atrás, cuando se nombró cónsul al exgobernador de Chiapas, Juan José Sabines Guerrero, tras su faraónico paso por uno de los estados más pobres del país donde dejó una deuda pública superior a los 40 mil millones de pesos, además de un faltante de mil millones, y quien disfruta de una estancia plácida en Orlando, Florida, protegido celosamente por su sucesor del PVEM, Manuel Velasco Coello, quien ha continuado con el boato mediático con el que busca colocarse –como Peña Nieto cuando era gobernador del Estado de México– en la antesala de la nominación como candidato presidencial en 2018.

La tenebrosa nómina

En la lista de los impresentables destaca también la cónsul de México en Milán, Italia, Marisela Morales Ibáñez, quien fue titular de la SEIDO y Procuradora General de la República durante el mandato del presidente Felipe Calderón Hinojosa. La incorporación al servicio diplomático de esta abogada egresada de la UNAM fue por obra y gracia del entonces canciller José Antonio Meade Kuribreña, hoy titular de la Sedesol, en mayo de 2013.

Su hoja de servicio incluye la persecución y encarcelamiento de alcaldes perredistas de Michoacán, cuyos casos se cayeron derivando en su posterior liberación; el enjuiciamiento de varios miembros de la SEIDO que hoy están libres, y la impunidad ante el mayor baño de sangre derivado de la llamada guerra contra el narcotráfico emprendida por Calderón. De hecho, todavía como procuradora, Marisela Morales presentó al equipo de transición de Enrique Peña Nieto un informe que daba cuenta de más de 73 mil homicidios (del fuero común y federal), de los cuales apenas se habían logrado 765 sentencias. El premio fue un puesto diplomático.

Son, como señalan académicos mexicanos, políticos a los que el gobierno federal envió fuera del país para librarlos de la condena ciudadana por su mal desempeño como servidores públicos. Pero, ¿quiénes más completan esta nómina? Tome nota:

Juan José Guerra Abud, Embajador de México en Italia, un ingeniero mecánico eléctrico de Toluca que forma parte del grupo mexiquense y que tras su paso como diputado del PVEM fue nombrado en 2012 titular de la Semarnat, puesto que ocupó hasta la sacudida dada por Enrique Peña Nieto a su gabinete en agosto pasado.

Mariano Palacios Alcocer, Embajador en El Vaticano, ha sido tres veces presidente nacional del PRI, gobernó Querétaro y fungió como Secretario del Trabajo y Previsión Social. Por cierto, a la salida de Roberto Madrazo en 2005, la ‘elección’ de Palacios Alcocer como presidente del PRI, por sobre los estatutos partidistas, hizo a un lado a la entonces secretaria general, Elba Esther Gordillo Morales, dando pie a una de las más fuertes confrontaciones con la hoy presidiaria. El 25 de abril de 2013, el Senado ratificó la propuesta de Peña Nieto para enviarlo como representante de México ante el Papa.

Beatriz Paredes Rangel, quien recibió de Palacios Alcocer la presidencia nacional del PRI en febrero de 2007, es la Embajadora de México en Brasil, puesto que aún hoy ejerce, sin que por ello se haya desligado de la política partidista en México.

Miguel Basáñez Ebergenyi fue ratificado por el Senado en septiembre pasado como Embajador de México en Estados Unidos. Solo los panistas Javier Lozano y Daniel Ávila, y la petista Layda Sansores, se opusieron a su nombramiento por considerar que este académico carecía de experiencia diplomática y tenía débiles posibilidades de defender los intereses del gobierno mexicano ante la nación más poderosa.

Diego Antonio Gómez Pickering, Embajador de México ante Reino Unido, ha tenido deslices tan inopinados como el de gritar vivas a Porfirio Díaz y Emiliano Zapata durante la celebración de la Independencia de México en la Embajada el pasado 15 de septiembre. Con la única experiencia de haber fungido como Agregado Diplomático de la Embajada de México en Kenia, su andadura ha sido fundamentalmente en el manejo de medios: sus últimos puestos fueron los de Coordinador de Medios Internacionales tanto en el equipo de campaña de Enrique peña Nieto como en la Presidencia de la República.

Carlos Almada López es el Embajador de México en Japón, desde febrero pasado. Este personaje estuvo involucrado en el Pemexgate (al formar parte del equipo de campaña del frustrado candidato presidencial priista, su paisano Francisco Labastida Ochoa, cuando se desviaron mil 500 millones de pesos de la paraestatal a su campaña, lo que le hizo andar a salto de mata durante cinco años), licitó el fallido proyecto del tren de alta velocidad México-Querétaro y operó la convocatoria para construir el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, como subsecretario de la SCT.

Federico Castro Trenti, famoso por sus comentarios homofóbicos, no tuvo tiempo de llorar su derrota como candidato a gobernador de Baja California ante el panista Federico ‘Kiko’ Vega de la Madrid en los comicios de 2013. En lugar de regresar como senador, Castro Trenti obtuvo un fabuloso premio de consolación al ser nombrado Embajador de México en Argentina.

Carlos Jiménez Macías y Andrés Isaac Roemer Slomianski, cónsules de México en San Francisco y Chicago, Estados Unidos, completan la lista de quienes no han debido pasar por las aulas del Instituto Matías Romero de Estudios Diplomáticos (IMRED) para lograr lugares de privilegio.

Y no serán los únicos porque ya se cocinan otros nombramientos similares. Ya se habla de darles patentes de corzo al exgobernador de Nuevo Léon, Rodrigo Medina de la Cruz; al exprocurador cansado Jesús Murillo Karam; al extitular de la SEP, Emilio Chuayfett Chemor; al exdiputado federal Eloy Cantú Segovia y al exsecretario de Agricultura, Enrique Martínez y Martínez, como representantes diplomáticos de nuestro desacreditado país, gracias a las decisiones del Presidente de la República.

Como para no sentirse muy orgulloso por ser mexicano.

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