A diferencia de Héctor Yunes Landa –su compañero de partido, de escaño y de aspiraciones por la gubernatura de Veracruz–, cuyo informe de actividades legislativas lo presentó poco después de las elecciones federales del 7 de junio, el senador priista Pepe Yunes Zorrilla, con mucho mejor cálculo político, ha planeado presentar el suyo hasta finales de noviembre, casi una semana después de que concluya la promoción propagandística del quinto informe del gobernador Javier Duarte, con quien mantiene desde diciembre pasado diferencias políticas muy serias y, hasta el momento, insuperables.
Se supondría que por prudencia y elemental cortesía política el legislador nativo de Perote no busca disputarle los reflectores al mandatario estatal, quien este domingo 15 por la mañana entregará por escrito su quinto informe de gobierno al Congreso local y luego, ante cientos de invitados especiales, hará una glosa del mismo en una ceremonia que tendrá lugar en el velódromo. Sin embargo, la decisión de Yunes Zorrilla de realizar hasta finales del presente mes su informe de actividades legislativas habría sido tomada más bien en función del impacto favorable con el que pretende posicionarse en los últimos sondeos de opinión y encuestas que se levantarán a finales de este año para definir al candidato del PRI a la gubernatura del estado.
Por eso es que también, contrario al austero evento que organizó en octubre del año pasado en los salones del World Trade de Boca del Río, al que asistieron alrededor de 2 mil 500 invitados, en esta ocasión Pepe Yunes y su equipo de operadores políticos están planeando una ceremonia mucho más vistosa y masiva. En un principio trascendió que se proponían realizarla en un espacio abierto, mencionándose el recién remodelado Estadio Xalapeño “Heriberto Jara Corona”, que consta de 22 mil butacas aunque tiene cupo para otros miles más. Empero ello dependería de las condiciones climatológicas que se presenten por esos días. En caso contrario se verían obligados a buscar un nuevo escenario amplio pero techado, que bien podría ser el velódromo ubicado sobre la salida a Coatepec.
Si la relación entre Pepe Yunes y el mandatario veracruzano mantuviera la tersura que la distinguió hasta los inicios de diciembre de 2014 –antes de que el entonces secretario de Gobierno, Erick Lagos Hernández, diera a conocer públicamente la iniciativa de reforma para homologar la elección de gobernador con la de Presidente de la República a partir de 2018, obligando a elegir en 2016 a un Jefe del Poder Ejecutivo para una administración de solo dos años– seguramente no habría mayor problema, pero así como está de tirante la situación entre ambos francamente se ve muy difícil que el senador oriundo de Perote decida ocupar unos cuantos días después las mismas instalaciones.
Pero de no ser el velódromo, la otra opción que tendría Yunes Zorrilla sería el World Trade Center de Boca del Río, que ya usó el año anterior al igual que lo acaba de hacer en julio pasado su camarada Héctor Yunes y que últimamente ha sido escenario de hechos anecdóticos de ingrata memoria y de nuevos desencuentros con Duarte de Ochoa, como el ocurrido en la toma de posesión del dirigente de la CNC, Juan Carlos Molina, y más recientemente la asunción de Alberto Silva Ramos –el presunto delfín del Ejecutivo estatal para sucederlo en 2016– como presidente del CDE del PRI, evento partidista al que pese a haber sido invitado por el dirigente nacional Manlio Fabio Beltrones, el peroteño no se presentó tras haber vetado públicamente el nombramiento del diputado federal por Tuxpan.
Precisamente en esa ceremonia, al iniciar su discurso el sonorense distinguió al senador Héctor Yunes, ahí presente “bajo protesta”, y “en ausencia” también saludó “a nuestro amigo” José Yunes, a los cuales les recordó que junto con los diputados, alcaldes y sobre todo con los líderes seccionales y de los comités municipales son quienes hacen fuerte al partido, “un partido que se distingue por su unidad” y que “eso es lo que le da fortaleza”.
Beltrones expuso que “cada vez que se gobierna haciendo política y cada vez que la política nos lleva a unas elecciones, esa intensidad sube de tono, pero siempre termina con el propósito de llevar a cabo unos comicios en donde el PRI sea el partido con mejores objetivos y con la mayor unidad”, pues remarcó que la unidad es principio y base “porque un partido político debe tener presente que unas elecciones son para alcanzar el poder y el poder para hacer cosas, las cosas que resuelva la gente”. Y refirió que el veracruzano Jesús Reyes Heroles, el mayor ideólogo priista, “no perdía de vista que una lucha política y sobre todo electoral, era para construir un proyecto de país, un proyecto de Estado, y que ese proyecto posteriormente tendría a quien se encargaría de ponerlo en marcha y cumplirlo.”
Hace tres semanas, el dirigente nacional del partido tricolor enfatizó que “hoy estamos aquí viendo cómo se cumplen cinco años, en los cuales se trata con gran fuerza y sobre todo con solidez, el cumplimiento del proyecto por el cual fue electo Javier Duarte”. Y adelantó que “la selección de los candidatos del PRI se llevará en orden, en la dimensión del proyecto que queremos, de la persona adecuada para cumplirlo en unidad y armonía”. Y parafraseando al maestro Juan Nicolás Callejas Arroyo, Beltrones dijo que se necesitan equipo y unidad. “Es que la unidad solamente se consigue con la inclusión de todos, porque todos cabemos en un proyecto de gobierno y después la estrategia para ganar”.
¿Lo habrán entendido los senadores y aspirantes punteros del PRI a la mayor candidatura local? Fue la primera llamada. La segunda les fue enviada este martes 10 por el presidente Enrique Peña Nieto en su décimo tercera visita a la entidad y en la que muchos esperaban que mandara señales claras al priismo veracruzano sobre el aspirante de sus preferencias para la próxima sucesión gubernamental. Pero no hubo tal, aunque Javier Duarte aseguró que el máximo líder de los priistas sí dejó señales, absteniéndose de decir cuáles. Sin embargo, el dirigente estatal del tricolor, Alberto Silva, dijo ayer que “la señal” del Jefe del Ejecutivo federal “es clarísima, muy clara: de respaldo total y absoluto al gobierno de Javier Duarte y Veracruz”. ¿Será? En enero, a más tardar, lo sabremos.