Mutatis mutandis

Por Rafael Arias Hernández.

La situación se agrava y complica con el proceso electoral en marcha. Ineficientes y delincuentes en acción.

Lo determinante de mal en peor. La economía no reacciona frente a pobreza, hambre e inseguridad que aumentan. Y la administración estatal quebrada y sobre endeudada, impedida para apoyar y ayudar, más bien necesita que la ayuden, rescaten, ordenen y pongan a flote.

Salvo excepciones, gobernantes, funcionarios y políticos, asociados o no con el hampa electoral, están en lo suyo, en lo que les importa. Ganar las elecciones.

No atienden, ni consideran que muchos asuntos merecen atención. Dan por hecho, que problemas y conflictos no importan, ni pueden empeorar.

Costos de imponer y engañar

Hay temas, que sobresalen, y son considerados ejemplos de imposición y engaño; que causan abundantes reacciones y movilizaciones ciudadanas y sociales de inconformidad y protesta.

En Veracruz, tal el caso del conocido Impuesto a la Nomina, que todavía suscita y mantiene resistencia e inconformidad, desde que en forma exprés, sin consulta ni debate, fue incrementado de 2 a 3 por ciento, el pasado 8 de octubre.

Para justificar su imposición se dijo de todo, desde que servía para financiar infraestructura física, para impulsar crecimiento económico y empleo. Incluso ya encarrilados, sus impulsores sostuvieron que su destino era mejorar distribución del ingreso y reducir o eliminar la pobreza.

Feria de ofensas a la razón y violaciones de derechos. Inundación de mentiras, demagogia y engaños. La verdad es que su aumento se pensó, por y para incrementar la deuda pública de Veracruz.

La realidad se impone. Jair Robles Barajas, en sustentada nota, analiza evolución y situación. Destaca, que no aparecen más de 4 mil millones presupuestados y que, entre otros aspectos, aprobado por vez primera a iniciativa de Miguel Alemán. De acuerdo a la Gaceta Oficial No. 67 del 3 de abril de 2001, “esta acción incidirá positivamente en la ejecución de obras públicas necesarias para la entidad, al contarse con un mecanismo transparente y eficaz encargado de la administración de los importes incorporados al patrimonio fideicomitido, en el cual tendrán una participación preponderante los representantes del sector privado de la entidad, quienes contarán con las atribuciones suficientes para destinar los recursos a los fines que resulten más acordes con sus propósitos” (Revista Llave Empresarial. Imagen de Veracruz .071115).

Debe destacarse que históricamente, es patética la falta de iniciativas y resultados positivos del Gobierno Estatal, para fortalecer sus ingresos propios, dependiendo en más del 93 % de los fondos federales.

En este contexto presupuestal, el impuesto a la nómina, desde 2001 se convirtió en la principal fuente recaudatoria estatal; y en forma de incorporar participación social, en este caso del Sector Privado.

Al cambiarlo este año, a garantía de pago de deuda, se reduce o anula el ingreso propio disponible; se elimina de hecho, el avance de inclusión ó participación social, al no tomar en cuenta, la presencia del Sector Privado; y desde luego, se multiplica por cero, lo destinado a infraestructura física tan necesaria en la entidad, no hay obra pública importante, ni para remedio; y se construye un muro infranqueable, de opacidad y nula rendición de cuentas.

El impuesto de los Arcanos

En los últimos años “el fideicomiso de la ocultación” no ha podido comprobar o justificar la existencia de la obra financiada de años anteriores, quedan muchas pendientes y falta dinero. Desde 2014 no aparecen 375 millones de pesos.

Misterios y más misterios. Se supone que para 2015 es, de “más de mil 600 millones y representa cerca del 70 por ciento de los recursos locales recaudados. Con el incremento del 50 por ciento recién aprobado, se espera que en 2016 esta cantidad crezca en 600 millones de pesos, aproximadamente”.

Dicho de otra forma. En principio creado para financiar obras de infraestructura, transparente y con participación social, ha terminado cerrado, opaco e indeterminado; y además, orientado en su totalidad, en menos de un mes, como fuente de pago y garantía de injustificado endeudamiento del gobierno estatal.

Todavía no se cobra y ya es deuda

Hay, sólo en este tema, aspectos sobresalientes que pueden ayudar a explicar y entender la situación que enfrenta Veracruz, a corto plazo.

Primero, falta transparencia estatal en aspectos financieros vitales. Cuánto realmente se maneja y lo previsto recaudar en 2016. Opacidad e injustificada reserva impiden saber lo básico, para decidir oportuna y correctamente.

Segundo, informar cuánto y hasta cuándo se encuentra comprometido.

Así como su congruencia y pertinencia, en el destino final, que debe concordar con los objetivos para lo cual se creó e incremento dicho impuesto.

Tercero, considerar repercusiones financieras de su creación. Al ser de las pocas fuentes de ingresos propios, su presencia podría incrementar índices de participación y aportación de fondos federales a estado y municipios, mejorar calificaciones crediticias y hasta facilitar la obtención de otros financiamientos nacionales e internacionales.

Cuarto, tomar en cuenta los efectos en aspectos de fomento al empleo, crecimiento económico y bienestar social. Para comprobar si es cierto que “el impuesto lo pagan principalmente empresarios que no son veracruzanos y que además son grandes industriales; será pagado por ricos y tendrá dirección hacia los pobres”. O padecer, como se ahuyentan, corren y expulsan de Veracruz importantes empresas.

Y Quinto, su referencia obligada en la atención de conflictos legales y sociales, que su aprobación y aplicación suscitan. La resistencia apenas empieza con la promoción de juicios de amparo.

En fin, está por verse que lleguen más recursos de la federación. Incluso, no será fácil ni rápido obtener los del endeudamiento por “reestructuración”, aún con la garantía del impuesto a la nómina.

Tiene razón Jair Robles. Todo parece indicar que la intención con estas medidas, es “patear el bote un año más y que los problemas de la deuda los tenga que resolver el próximo gobierno. Los costos que tendrá que pagar el gobierno actual serán más bien políticos”.

Aunque sin impunidades y reclamo social creciente, aparecen oportunidades, como procesar y castigar a culpables, intocables y reciclables.

+AcadémicoIIESES-UV@RafaelAriasH Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez