Mutatis mutandis

Por Rafael Arias Hernández

En demasiados aspectos del funcionamiento del aparato oficial estatal, se ha pasado de ser o dar solución o parte de ella, a muchos problemas, a convertirse parcial o totalmente, en otro problema en sí, más grave y complicado. Transformación inequívoca de remedio a enfermedad.

Dichos aspectos están en muchas formas determinados por la cuestionada forma de obtener, administrar y ejercer los recursos públicos; y también, la de aplicar la ley y hacer uso responsable, oportuno y apropiado de atribuciones de las instituciones para fortalecer el Estado de Derecho, la solución pacífica de problemas y conflictos, y en general asegurar la convivencia civilizada.

Usar y abusar del poder gubernamental, hasta debilitar y quebrar las finanzas públicas es, sin duda, un grave problema que debe atenderse y solucionarse bien, de inmediato y al menor costo. O, de lo contrario, asumir y padecer las consecuencias.

No agrandarlo y complicarlo, ni extenderlo y fortalecerlo. Mucho menos beneficiarse de limitaciones y sacrificios sociales y populares que resultan de su pésimo manejo. Y, desde luego, no usarlo para mantener encubrimiento, complicidad e impunidad.

La sabiduría de los pensionados repite:”No falta dinero, sobran ladrones”

Endeudar, endeudar que el pueblo va a pagar

Manipulación y distracción, en las cuentas alegres de los magos en el gobierno, acostumbrados a desaparecer recursos, pasivos y obligaciones; en difundir cálculos e información sobre optimista, exagerada e infundada, alentando insaciables endeudadores; y en los puntuales registros contables, complicidad y encubrimiento, de los fiscalizadores oficiales que todo justifican, y a los que “todo checa y cuadra”.

Presentes, tanto lo absurdo y costoso como lo arbitrario e injusto del quehacer gubernamental, y específicamente del manejo administrativo y financiero.

En 12 años, Veracruz ha comprobado como un instrumento monetario de amplia y reconocida utilidad, se ha convertido en un medio de expansión y profundización de innumerables males, trastornos y complicaciones.

El endeudamiento gubernamental, apropiado para atender necesidades básicas sociales, por cierto establecidas y exigidas por ley, pero no atendidas ni cumplidas, como la expansión de infraestructura física y social, el fortalecimiento económico y de bienestar social, así como la estabilidad y eficiencia gubernamental, se ha convertido en un creciente problema sin control y uno de los principales obstáculos, para la recuperación económica en general.

Imposible atender y resolver problemas si no se tiene memoria y tampoco se usan inteligencia y capacidad de respuesta, incluyendo la previsión. Por cierto ¿Cuál es el total de la deuda pública estatal? ¿Y la disciplina financiera?

Para diálogo y debate, aunque sea breve y rápidamente, se adelantan algunos puntos básicos que es preciso tener en cuenta.

1.-Sin seguimiento, control y evaluación social, todo o gran parte de las acciones de rendición de cuentas gubernamental, se convierte en simulación.

Importante insistir en transparencia y acceso a la información pública, confiable y oportuna. Pero sobre todo que los caros fiscalizadores en nómina y abundante presupuesto (Contraloría, ORFIS y Comisión de Vigilancia del Congreso), hagan el trabajo requerido y no se conviertan en encubridores, cómplices y simuladores, partícipes del engaño y la defraudación.

2.-Seguir la pista del dinero, ya que no es posible que se autorice un presupuesto, para que discrecionalmente, se haga y deshaga su asignación y aplicación. Asegurar orden y claridad, origen y destino, pero sobre todo su correcta ejecución y permanente fiscalización y evaluación social. “La licuadora” presupuestal tiene beneficiarios.

Repetidas injusticias y arbitrariedades se repiten, en el caso de los más débiles, vulnerables y necesitados. A los que simplemente no llegan los recursos tan comprometidos y anunciados, porque son víctimas del hampa electoral que condiciona o manipula su entrega. Últimamente hasta se comprometen para endeudar, diversos fondos federales destinados al combate a la pobreza; como en el caso del último endeudamiento autorizado, simulado como “reestructuración”.

3.-Imprescindible exigir permanente y puntualmente lo ofrecido y establecido legalmente, como compromiso oficial.

Y, sobre todo impedir la autorización libre y discrecional, convertida en “cheque en blanco”, para el manejo de recursos e instituciones públicas. Comprobada fuente de uso y abuso de atribuciones legales, así como de ineficiencia y delincuencia.

Identificar responsabilidades y establecer culpabilidades. Evaluar todo y a todos en los gobiernos, seguimiento y control reales y efectivos, , para reconocer y alentar logros y avances, así como corregir errores y castigar culpables. No más intocables y reciclables.

Causa importante…y determinante

No se necesita ser genio matemático, ni experto en finanzas para identificar, en donde radica una de las causas determinantes de la problemática de ineptitud y corrupción gubernamental crecientes, que se padecen, complican y fortalecen, en los diversos ámbitos de gobierno.

Se sabe desde siempre. Imposible resolver problemas y avanzar si lo que se supone que es el remedio o solución, o simple encargado de la sanación, se convierte y resulta en problema peor, en padecimiento más grave que la enfermedad que se dice se pretende curar y erradicar.

No distinguir ineficientes y delincuentes en el gobierno además de caro es altamente perjudicial. De qué sirve diagnosticar e identificar problemas y padecimientos, sus presentaciones, comportamientos y su grado de gravedad.

De qué sirve determinar soluciones apropiadas, si quienes las aplican, se han convertido en un obstáculo mayor a vencer.”La iglesia en manos de Lutero”

De ahí que es importantísimo el papel de los gobiernos, en la construcción y aplicación, real y puntual de soluciones apropiadas y pertinentes. Simular tiene sus límites. Abusar del lenguaje tiene sus consecuencias. Distinguir remedio de enfermedad.

En fin, regresando al tema, los problemas aparecen o se agravan, cuando se recurre al endeudamiento para cosas que no tienen sentido, ni justificación social, pero si personal, familiar o de grupo en el poder. Ocasionándose, el alentar o reforzar, complicar y profundizar retrocesos económicos y sociales, y hasta círculos viciosos de pago de deuda con más deuda, cara y sin justificación.

Nada raro incrementar y complicar problemas, al aumentar deuda pública no para financiar y apoyar crecimiento económico, sino para incrementar déficits a causa de mayor gasto corriente y, sobre todo, para garantizar continuidad de la impunidad a intocables y reciclables.

*AcademicoIIESES-UV@RafaelAriasH Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez.