La semana pasada, en Guadalajara, un panel de empresarios sugirió reforzar las acciones de combate a la corrupción, que le cuesta al país un 4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). No hace falta ir muy lejos para corroborar los efectos perniciosos de este mal endémico: en Veracruz, la corrupción y el sobreendeudamiento, ligados profundamente con la gestión pública, han tenido como fruto un 0.0 por ciento de crecimiento en la actividad económica, que nos coloca cada vez más lejos de estados como Querétaro y Guanajuato, cuyos crecimientos de 9.9 y 9.1 por ciento, respectivamente, marchan con mejor paso incluso que los denominados Tigres asiáticos (China ha obtenido un crecimiento de 6.9 %).

En fechas recientes, ha sido el propio gobierno estatal el que ha señalado al menos uno de los mecanismos que han provocado fugas importantes de recursos fiscales, el caso de los más de 2 mil 170 ‘aviadores’ enquistados en la nómina de la SEV, pero ese parece apenas una de las manchas que presenta un cuerpo maltratado por entero por la epidemia que asola al país.

La semana pasada, el diario El Financiero  divulgó los datos del Indicador Trimestral de Actividad Económica Estatal del Inegi, relativo al segundo trimestre del año, y en él aparecen a la vanguardia, además de Querétaro y Guanajuato, el estado de Quintana Roo (con 6.4 %).

Aunque no aparece entre los cuatro estados que muestran un retroceso importante (como Campeche, que experimentó una caída del 8.4 % y ya liga siete trimestres en contracción), Veracruz se ubicó en la línea de flotación, con 0.0 por ciento, justo en el último lugar entre los estados que no tuvieron un crecimiento negativo.

Esta preocupante circunstancia que tiene efectos negativos en temas como generación de empleos, atracción de inversiones, baja en la competitividad y quiebra de empresas locales, también se refleja en materia de obra pública.

Otros estados, como Querétaro, aunque han mostrado crecimientos en la industria manufacturera, la mayor contribución al crecimiento proviene de la industria de la construcción, principalmente por obra pública. Por desgracia, en Veracruz no podemos siquiera pensar en que ese nulo crecimiento económico mejore por la actividad en la inversión en obra pública, dada le exangüe hacienda estatal.

Para colmo, el principal renglón en el sector secundario, la industria petrolera, ha sido golpeada severamente por el mercado internacional; las inversiones internacionales tendrán que esperar varios años a que se estabilicen los precios de los hidrocarburos, y junto con Campeche (cuyo PIB tuvo un retroceso de 8.4 %) y Chiapas (con menos 2.1 %), Veracruz no verá beneficios tangibles en el corto plazo.

Por desgracia, los años de la bonanza petrolera, cuando Veracruz recibió enormes beneficios federales gracias a los excedentes de la venta de crudo, fueron los de mayor endeudamiento. En efecto, durante casi todo el sexenio de Fidel Herrera Beltrán, México vendió caro su petróleo y hubo grandes flujos de recursos extraordinarios a Veracruz, que desaparecieron como por arte de magia; como contraparte, el gobierno estatal contrató los mayores créditos bancarios que nos mantienen postrados y que tampoco sirvieron para apuntalar el desarrollo estatal.

Tan grave fue el latrocinio del régimen de Fidel Herrera Beltrán que fuimos muy ricos por el petróleo y tuvimos enormes flujos crediticios, pero todo se fue para pagar comicios y abultar la cartera de nuestros funcionarios. Ahora pagamos con creces esos largos años de corrupción y despilfarro.

La UV bajó tres escalones en el ranking 2015

Según el Ranking de Universidades 2015 , que considera a las 50 más importantes instituciones de educación superior públicas y privadas en México, la Universidad Veracruzana ha resentido una caída de tres lugares respecto del anterior estudio, al pasar de lugar 12 al 15.

Muchas condiciones podrían ser consideradas para explicar esta caída que, sin embargo, la mantiene en los primeros sitios entre las universidades consideradas. Una de ellas, la más importante, es el ahorcamiento financiero que ha sufrido en los últimos años y que se ha recrudecido en el presente, cuando los flujos del subsidio estatal prácticamente se han detenido.

Además del creciente deterioro que están sufriendo sus instalaciones físicas, lo cierto es que el hecho de que la UV, ante el grave cierre en el flujo de recursos tanto federales como estatales, solo busque cumplir lo más puntualmente con lo básico (pago de salarios), le ha impedido avanzar tanto en materia de investigación como en el cumplimiento de las condiciones necesarias para la docencia que este estudio, elaborado por la revista AméricaEconomía y el periódico El Economista, considera como parte de sus indicadores de calidad.

Y, sin embargo, el grave lastre que le ha significado no recibir los recursos presupuestados para 2015 (cuyos efectos se resentirán con mayor precisión en el ranking de 2016), no le ha impedido mantener en alto varios indicadores en los que, incluso, rebasa a la institución que marcha a la cabeza, la UNAM.

De 2014 a 2015, la UV fue desplazada por tres universidades: la Universidad Autónoma de Chapingo, que le ganó el sitio 12, al subir un escalón; la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, que pasó del lugar 14 al 13 y, de manera sorpresiva, la Universidad Autónoma de Baja California Sur, que literalmente brincó del sitio 48 al 14. Por lo demás, es la universidad del sureste que tiene el mejor sitio; la que le sigue de la región es la Universidad de Yucatán, en el sitio 25.

Podríamos decir que el gobierno veracruzano ha dejado sola a la UV en su esfuerzo por mejorar su calidad como institución de educación superior. Pese a ello, hay indicadores en que supera a la UNAM.

Aunque tiene 5 mil 599 profesores frente a los 28 mil 244 de la UNAM, el 41.3 por ciento son de tiempo completo, frente al 17.8 % de la máxima casa de estudios del país; además, la UV supera a la UNAM en porcentaje de profesores con doctorado (17.4 % frente al 13.4 % de la nacional); con el 40.9 de sus programas de doctorado acreditados, supera a la UNAM que solo ha acreditado el 39.8 por ciento. En programas acreditados de maestría, la diferencia es mínima a favor de la UNAM (31.5 %, la UV, y 33.1 %, la UNAM); en programas de licenciatura, la diferencia es mayor: la UNAM tiene acreditado el 87.7 %, mientras que la UV solo el 67.7 %.

La mayor diferencia entre el lugar número 1 del ranking (UNAM) y el 15 (UV), se observa reputación entre empleadores (91.7 contra 11.3), prestigio internacional (100 contra 28.9) e índice de calidad 2015 (36.92 contra 88).

Reclama la ANUIES a Javier Duarte

La semana pasada, 60 rectores y directores de instituciones de educación superior públicas afiliadas a la ANUIES, además del Secretario General de la asociación, Jaime Valls Esponda, hicieron público un reclamo al gobernador Javier Duarte de Ochoa por la falta de pago a la UV de 2 mil 251.6 millones de pesos, correspondientes a 1 mil 799 millones de subsidio estatal y 451.7 millones de subsidio federal.

De no ejercerse antes del ya próximo 31 de diciembre, los recursos federales deberán ser reintegrados a la Tesorería de la Federación, de manera que no solo no servirán a la UV sino que significará sangrar aún más el presupuesto local por el obligado reintegro de la suma utilizada en fines distintos a los señalados.

Según el documento dirigido al gobernador Duarte y a la opinión pública, la UV transita “injustificadamente” por una “complicada situación financiera que limita su quehacer, pone en riesgo el cumplimiento de la misión social que le fue encomendada, así como los significativos avances logrados a la fecha”.

Y añade: “De continuar esta situación, la Universidad no podrá solventar el pago de sus obligaciones laborales, limitará sus actividades docentes, de investigación y difusión cultural, todo ello en detrimento de la calidad de sus servicios y en perjuicio de la comunidad estudiantil veracruzana, y del desarrollo social de la entidad”.

El problema es que, aunque el gobernador Javier Duarte señaló que el aprobado incremento en 50 por ciento del impuesto a la nómina tendría como sus beneficios dar cumplimiento con los compromisos financieros con el Instituto de Pensiones del Estado (IPE) y la Universidad Veracruzana (UV), la reciente autorización de un mayor endeudamiento para corregir en más del 90 por ciento la deuda bancaria heredada por Fidel Herrera, contempla la disposición total de la recaudación por ese impuesto (además de una cuarta parte de dos fondos federales) para cumplir con la restructuración de la deuda.

Estos mensajes cruzados mantienen la preocupación tanto de la Universidad Veracruzana como de la ANUIES. Ya veremos cómo se resuelve esta situación en los dos meses que restan del año.

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