Si yo pudiera de donde estoy,
hacerte venir
(Amaury Pérez)

Hace unos días, tras muchos años de no escucharla, la voz de Amaury Pérez se apareció sin avisar en una estación de radio, con ella me llegó el recuerdo de un concierto que dio el trovador cubano en la Unidad de Humanidades. Cuando terminó y pedimos el encore, preguntó:
—¿Qué quieren?
Y de la oscuridad brotó una voz femenina sin rostro que, pletórica de entusiasmo, respondió:
—¡Hacerte venir!
La carcajada, por supuesto, fue generalizada y Amaury, por supuesto, no entendió la razón. A quienes vivan fuera de México aclaro que usamos el término «venirse» para designar el momento climático del encuentro sexual, es el equivalente al «correrse» de los españoles.
Cuando recordé ese momento quise homenajearlo escribiendo un soneto a partir del estribillo de la pieza, pero me salió otro, a veces la pluma se manda sola; como no coarto su libertad, transcribo lo que dijo:

Si yo pudiera urdir algún soneto
capaz de propiciar que nuestras pieles
fueran, consigo mismas, tan infieles
que entre ellas develaran su secreto.

Si pudiera inventar un amuleto
con el cual convocar a nuestras mieles
a oficiar como sendos timoneles
en un viaje sin rumbo y sin libreto

que nos llevara a una ignota estación
navegando las rutas del espasmo,
podrían alma, mente y corazón,

revueltos en las olas del marasmo,
arribar a la máxima tensión
que al fin se resolviera en un orgasmo.

 

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