Desde ya podemos establecer la importancia que revestirán, en la elección de gobernador del próximo año, las casillas ubicadas en las zonas rurales. Aunque solo representen cerca del 30 por ciento de los electores, tradicionalmente es en esas áreas donde la alquimia electoral del PRI ha logrado, en todos los comicios, opacar triunfos opositores cantados.
Pese a que en los últimos 15 años, el sector campesino ha sido el más olvidado del PRI, es ahí donde la compra de votos ha sido más fructífera. Se dice que el voto duro priista se ubica justo en las zonas más depauperadas del campo, no solo porque prácticamente ningún partido de oposición ha hecho su trabajo y no hay quien cuide el manejo sucio de los conteos de sufragios en las casillas rurales, sino porque el trasiego de apoyos para paliar el hambre, el control de grupos políticos locales, la violencia y la desesperanza han obligado a los campesinos a moldear su voto en favor de los candidatos del PRI.
Si eso ha sido posible con un sector social prácticamente olvidado por el PRI, con dirigentes encerrados a piedra y lodo en las oficinas estatales, con una corrupción galopante en torno a los apoyos para proyectos productivos y una atomización de los liderazgos regionales, la llegada de Juan Carlos Molina a la dirigencia de la Liga de Comunidades Agrarias (CNC-Veracruz), con un amplio conocimiento de los problemas del campo y sobre las necesidades financieras y técnicas para sacar adelante los más importantes sectores productivos, ya podemos imaginar el enorme potencial electoral que recobrará el PRI para enfrentar la dura batalla electoral de 2016.
Juan Carlos Molina, ¿el revulsivo?
Para cuando el próximo 31 de octubre reúna a miles de campesinos en Acayucan, donde echará a andar un ambicioso proyecto de apoyo a la producción de maíz, Juan Carlos Molina (quien tomó protesta el domingo 27 de septiembre en Boca del Río, justo el día y en el acto en que se dio el Caña Gate) ya habrá concentrado a 100 mil campesinos, y antes de que concluya el año se habrá desplazado al norte del estado, donde con el apoyo de Emiliano López Cruz, el famoso Tigre de Entabladero, exdirigente estatal cenecista, buscará generar un movimiento social importante de campesinos, que podría ser un serio respaldo para la elección del próximo año.
En Acayucan, el nuevo dirigente agrario priista echará a andar un programa sin precedente para la siembra de 40 mil hectáreas de maíz, aprovechando esta temporada que no ha sido particularmente húmeda en las zonas del Papaloapan y Los Tuxtlas, y ya tiene el proyecto de construir una planta secadora de granos en El Jícaro, municipio de Tierra Blanca, para el tratamiento de 40 toneladas de maíz por hora, lo que permitirá a los maiceros veracruzanos vender su producción a los productores de ganado de engorda, que hoy traen miles de toneladas del grano desde el norte del país.
Molina sabe de qué habla. Además de ser uno de los productores de ganado de alto registro que más ha incorporado innovaciones genéticas, lo que le ha hecho ganar premios nacionales e internacionales, fue presidente de la ULPCA-CNC del ingenio La Gloria y coordinó en la Sedarpa los asuntos azucareros en el gobierno de Fidel Herrera Beltrán, además de ocupar la cartera de Secretario de Finanzas en el CEN de la UNPCA-CNC.
En el campo de la ganadería, está empeñado en crear las condiciones para que las asociaciones ganaderas de la CNC en la entidad apliquen los protocolos de seguridad y manejo de semovientes que regula la Asociación Nacional Ganadera, lo que contribuiría a abatir el grave problema del abigeo, particularmente en la zona sur de la entidad.
La CNC veracruzana estaba viviendo una caída vertiginosa y prácticamente se daba por desaparecida. Los años en que sucesivos dirigentes que se sirvieron de sus ruinas (particularmente, Bertha Hernández, que poco sabe del campo y menos de los campesinos), prácticamente habían convertido su edificio de Alcalde y García en un verdadero mausoleo. De ahí que este resurgimiento del sector pueda dar una ventaja competitiva al PRI en la elección para gobernador.
Sigue violencia contra periodistas
Pese a los llamados que se han hecho desde diferentes foros, organizaciones e, incluso, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), cuyos representantes visitaron Veracruz para conocer de la situación que ha dejado más de 15 comunicadores asesinados, no cesa la violencia contra la prensa en Veracruz.
Este fin de semana, el colega Aurelio Contreras, autor de la columna Rúbrica que aparece en varios medios digitales y colaborador de la revista Etcétera, junto con la excelente amiga Mónica Mendoza, fueron víctimas de un robo sospechoso en su domicilio.
Amén del grave deterioro en la seguridad personal de nuestros amigos que significa la violación de su intimidad por parte de criminales, no es desmesurada la apreciación de que el robo en su casa-habitación tiene la clara intención de intimidar a un colega que se caracteriza por sus comentarios críticos hacia el gobierno de Javier Duarte de Ochoa.
Para colmo, es la segunda ocasión en que son visitados por ladrones; en esta ocasión, los atildados asaltantes cargaron con los equipos de cómputo de ambos, lo que puede llamar a sospecha sobre la intención y sobre el mensaje implícito en el acto delictivo, en particular, la actividad periodística de Aurelio Contreras.
Mi solidaridad con ambos y un llamado a detener estos evidentes actos intimidatorios.
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