No es que me guste el chisme pero les platico que Paty Ivison anda diciendo que ella sabe que «la música transforma vidas en todos sentidos y abre perspectivas, y hacen falta espacios en nuestro país, en nuestra comunidad, en nuestro estado donde las personas y, sobre todo, los niños puedan generar belleza, puedan generar algo bueno para la comunidad»

Paty Ivison
Paty Ivison

No me lo contaron, yo la oí en la rueda de prensa a la que convocó la Fundació Anna Sena (no le falta una «n», fundació es un término catalán) para informar del concierto que han promovido con la finalidad de colectar fondos para la formación una big band infantil en la comunidad El Paisano, municipio de Las Vigas de Ramírez.

Cuando la escuché recordé un fragmento del libro Ventanas de Manhattan de Antonio Muñoz Molina:

«Las canciones pueden ser regalos intangibles del amor, revelaciones decisivas como la de una palabra dicha a tiempo, una promesa o una confesión (…) Las canciones no hablan de quien las ha compuesto y ni siquiera del que está tocándolas sino de quien las escucha, de quien se reconoció en una de ellas nada más descubrirla y se vio comprendido y explicado por la forma pura de la melodía, por esas palabras que ya le pertenecen incluso cuando solo las ha comprendido parcialmente».

Las canciones han sido revelaciones decisivas y, sobre todo, transformadoras en El Paisano desde que el Voluntariado de la Universidad Veracruzana, bajo el rectorado de Raúl Arias Lovillo, promovió (entre otras actividades orientadas al fortalecimiento de la comunidad) la creación de un coro infantil, el Coro Camino de Sueños que ha logrado ya la grabación de un disco.

Al concluir su gestión, Raúl Arias, Patricia Faisal, Patricia Arias Faisal, Carolina Ferrer y un grupo de colaboradoras decidieron crear una fundación para que esos proyectos no se quedaran al pairo.

Raúl Arias Lovillo
Raúl Arias Lovillo

«El origen del proyecto es el trabajo que realizó Patricia Faisal y un grupo de colaboradoras, dentro del Patronato de la Universidad Veracruzana, cuando un servidor fungió como rector.

«Una de las personas que internacionalmente apoyaban siempre al Patronato fue Anna Sena, de origen catalán. Una gran profesora y escritora que tenía un cariño muy especial por México y particularmente por las mujeres de las comunidades del Cofre de Perote. Mientras vivió, ella siempre estuvo consiguiendo cosas desde Barcelona, llevando a niños de aquí, de las escuelas primarias, para Barcelona, traía niños catalanes aquí a que visitaran Xalapa, en fin, una gran mujer.

«A su muerte, nosotros pensamos que una manera de rendir tributo a esta persona era que la fundación que desarrollamos entre Patricia Faisal, nuestra hija [Patricia Arias Faisal] y otras colaboradoras que, por cierto, cada vez son más, decidimos que esa fundación para darle continuidad a todos los proyectos llevara el nombre de Anna Sena.

«Los proyectos que hemos venido impulsando es el de las bordadoras, mujeres del Paisano que trabajan haciendo bordados que son diseñados en la fundación; hacen trabajos verdaderamente hermosos.

Carolina Ferrer
Carolina Ferrer

«Hacemos una carrera cada año para promover, no solamente el deporte sino la preservación de los bosques del Cofre de Perote. Llevamos otros proyectos productivos como son de hidroponia y ahora, para darle continuidad a los proyectos culturales y musicales, es que se está impulsando, por parte de todo este grupo, la construcción de esta big band de jazz.», dijo el exrector en la rueda de prensa en la que presentaron el proyecto.

Los niños crecieron y ya no les es suficiente con cantar, ahora quieren, además, tocar. En la primera etapa tuvieron como maestros a Eloy Fernando y Ramiro González, ambos integrantes de La Manta, y ellos propusieron que la agrupación tuviera el formato de big band de jazz por la creatividad y la libertad que tiene esta música.

Unos días antes Carolina Ferrer, integrante de la fundación, me había comentado:

Patricia Faisal
Patricia Faisal

«Nosotros tomamos esta bandera para poder hacer una big band de jazz con los niños y niñas de la comunidad de El paisano pero eso, obviamente, conlleva varios recursos monetarios que la asociación no tiene, estamos gestionándolos pero todavía no los tenemos y por eso estamos llevando a cabo diversas actividades para lograr que se consolide el proyecto porque hay que pagarle a los maestros los viáticos y un sueldo, hay que comprar los instrumentos, hay que arreglar los instrumentos que han donado, porque ya tenemos instrumentos donados pero algunos no están en óptimas condiciones y hay que repararlos entonces se va a hacer un concierto. Le platiqué a Paty Ivison y ella desde el principio dijo sí, le entro por el proyecto, porque comulgo con esas ideas. Paty Ivison invitó a Jelena Ćirić, la maestra de JazzUV, y también a otros músicos»

Cuatro voces, las de Paty Ivison y Jelena Ćirić y las de dos jovencitas muy prometedoras, Lucía Gutiérrez y Valentina Marentes presentarán un repertorio formado a base de standars de jazz como Summertime, All of Me, The Nearness of You y otros más, y un par de clásicos de la música brasileña, O Pato y Corcovado de los entrañables João Gilberto y Tom Jobim.

El piano de Alonso Blanco, la guitarra de Alberto Jiménez, el bajo de Aldemar Valentín y la batería de Gustavo Bureau serán los responsables de cobijar esas voces con armonías y rítmicas y, como sucede siempre en el jazz, trascenderán la función de acompañantes para insertase en el discurso musical con presencia propia.

Cuando la memoria se suelta el chongo ya no hay quien la detenga, de bote pronto llegaron a la mía un par de textos más protagonizados por la música, el primero es de Eduardo Galeano:

No se han podido llevar la música

Eduardo Galeano

Se dice que era un mago del arpa. En la llanura de Colombia no había ninguna fiesta sin él. Para que la fiesta fuese fiesta, Mesé Figueredo tenía que estar allí con sus dedos bailadores que alegraban los aires y alborotaban las piernas.

Una noche, en un sendero perdido, fue asaltado por unos ladrones. Iba Mesé Figueredo de camino a unas bodas, él encima de una mula, encima de la otra su arpa, cuando unos ladrones se le echaron encima y lo molieron a palos.

A la mañana siguiente, alguien lo encontró. Estaba tendido en el camino, un trapo sucio de barro y sangre, más muerto que vivo. Y entonces aquella piltrafa dijo con un hilo de voz:
– «Se llevaron las mulas.»
Y dijo también:
– «Se llevaron el arpa.»
Y, tomando aliento, rió:
– «¡Pero no se han podido llevar la música!»

El otro es de José Saramago, se llama El ciego del armonio. Habla de un músico callejero invidente que una mañana se instala en una calle de Lisboa para ofrecer su concierto rutinario. El día parecía como cualquier otro pero un pequeño milagro le colgó una medalla en el pecho. Cito un fragmento:

«Hay gente en las ventanas. El ciego, arrebatado, maneja el instrumento como un estandarte. Y la calle se llena de música. Se precipitan los sonidos, se encabalgan, alzan el vuelo como bandadas de pájaros enloquecidos por la luz, irrumpen en los edificios y se liberan en el azul donde todas las notas musicales y todas las palabras justas deberían ser techo y resguardo para los hombres.

Cartel«Termina el vals. Es el momento de la limosna. Este día va a ser como los otros. Pero ‹las historias son lo que tuvieron que ser por fuerza de quien las vive›. De pronto, se oyen aplausos. El ciego levanta sus ojos perdidos. ¿Qué pasa? ¿Y qué voz es esta que grita, estrangulada por la emoción: ‹¡Es usted un artista!?› No puede aguantar un shock así. Es insoportable. El ciego, hombre grande, robusto, cuadrado, palidece. Vacila como si toda su fuerza se desvaneciera en las lágrimas que corren ahora por su rostro labrado y duro.

«Este día es precioso. De repente, se han derrumbado todas las murallas, se han tendido todos los puentes levadizos, caminan las gentes al encuentro unas de otras, con las manos abiertas. Póngase una piedra blanca en este día. Álcese una bandera en el lugar donde, por un breve instante, un hombre sencillo fue feliz»

El concierto será el domingo 4 de octubre, a las 4:00 de la tarde, en el auditorio del Ágora de la Ciudad. La cooperación será de solo 100 pesos. Yo digo que asistamos porque, al hacerlo, estaremos sembrando una semilla, no solamente en El Paisano sino en nuestras propias vidas, que habrá de producir esas flores que nadie nos podrá robar jamás. Yo digo que asistamos para que recibamos esos regalos intangibles del amor que son las canciones, esas revelaciones decisivas. Yo digo que asistamos para que ese día se derrumben todas las murallas, se tiendan todos los puentes y todos, nosotros, los niños de El Paisano, los miembros de la fundación, los músicos, las cantantes, todos juntos plantemos una bandera blanca en el corazón de ese domingo para dar fe de que a veces nos encontramos frente a frente con la felicidad.



 

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