Cuando arribó a la rectoría de la Universidad Veracruzana el 2 de septiembre de 2013, Sara Ladrón de Guevara llegó con la espada desenvainada.
De inmediato, la Antropóloga comenzó a despedir a todos los funcionarios y empleados que estuviesen vinculados al ex rector Raúl Arias Lovillo, quien no se la “jugó” con ella, sino que su “gallo” fue el entonces Secretario Académico, Porfirio Carrillo Castilla.
Así, por ejemplo, doña Sara prescindió de los servicios de tres destacados abogados laboralistas, quienes venían colaborando de manera externa para nuestra máxima casa de estudios.
Aquí el meollo del asunto fue que estos jurisconsultos conocían a detalle varios juicios que habían sido entablados contra esa institución de educación superior. Al cancelarles sus contratos de prestación de servicio, Ladrón de Guevara contrató a otros licenciados en Derecho que no tenían los pormenores de los litigios acumulados a lo largo de años y meses, amén de que no se conocen hasta ahora sus habilidades en los pleitos legales.
Y sucedió que debido a esta mala decisión de la Rectora, hace unas semanas la UV perdió un juicio laboral, por lo que tendrá que pagar a un ex servidor de esa Universidad una cantidad que oscila en los 13 millones de pesos, por concepto de salarios y prestaciones caídas.
Tal vez sorprenda el millonario monto, pero es preciso señalar que no se trata de cualquier ex trabajador, sino de un ex funcionario de alto nivel (percibía 85 mil pesos mensuales), quien fue despedido de manera injustificada en 2001, durante el rectorado de Víctor Arredondo Álvarez.
Omitimos el nombre de la persona que demandó y acaba de ganar el juicio a la UV, por cuestiones de seguridad (los secuestros están a la orden del día) y porque el aludido nos puede culpar al rato de que al dar a conocer este fallo favorable, estaríamos alertando a sus tal vez múltiples acreedores, quienes estarían ávidos de cobrarle cuentas pendientes.
Aquí el punto es que cómo es posible que Sara Ladrón de Guevara se queja tanto de que no tiene dinero y que no le paga el gobierno del estado los recursos del subsidio, si por otro lado, por negligencia o por decisiones equivocadas, pierde millonarias sumas como la que estamos relatando.
Porque si Sara no hubiera prescindido de los servicios de los tres prestigiados abogados (cuyos nombres nos reservamos por el momento) y si, por el contrario, hubiese contratado verdaderos profesionistas en materia laboral, seguramente el juicio que abordamos en esta columna, no se hubiera perdido.
Habrá que investigar qué otros tantos asuntos han representado una importante fuga de dinero por culpa de Sara, cuya fama de tomar decisiones viscerales es de todos conocida.
Ya es tiempo que la comunidad universitaria le exija cuentas a la Rectora, quien todo el tiempo se la pasa culpando a los demás de sus desgracias y de su rotundo fracaso, pero no hace un ejercicio autocrítico, para revisar qué es lo que se está haciendo mal y enmendar los errores.
Hoy por hoy, vemos una Universidad sin liderazgo, sin rumbo fijo, a la deriva. Y no todo es por falta de dinero. Creemos que ha faltado visión e imaginación para enfrentar los problemas.
Sara está aún a tiempo de enderezar la nave.
HACE UNOS DÍAS un grupo de jóvenes universitarios, integrantes del Grupo Cultural Búhos de la Facultad de Derecho de la UV, encabezados por Carlos Rugerio Martínez (líder del sector juvenil del Movimiento Territorial del PRI), pidieron al alcalde Américo Zúñiga Martínez que si los vecinos de Úrsulo Galván no querían la mejora de su calle y se habían opuesto tan airadamente, pues fácil, que esos recursos se trasladaran para la construcción de un puente peatonal en el Circuito Presidente, que uniera la zona universitaria con el Campus deportivo que comúnmente llamamos USBI-Xalapa. Han pasado los días, los jóvenes se dedicaron a pedir firmas de respaldo y este domingo, en Los Berros, ante el monumento a Hidalgo, el alcalde confirmó que va para este año el proyecto del puente peatonal en la USBI. No hay duda. Xalapa tiene un alcalde sensible, que sabe escuchar, que atiende las inquietudes de los xalapeños. Y ni hablar, los vecinos de Úrsulo Galván se quedarán como el chinito, milando, siendo testigos de cómo mejoran otras partes de la ciudad y ellos siguen ahí, con su mente chiquita, pensando en sus propios intereses. La solicitud de los jóvenes universitarios no fue gratuita. Tiene su fondo, sus argumentos. En esa zona universitaria de la USBI está la Biblioteca, la Sala Tlaqná, el Gimnasio, la zona deportiva y algunas áreas de investigación de la UV. Transitan diariamente más de 5 mil personas a pie. Ya hay accidentes registrados. Incluso el año pasado, un ciudadano que se hizo llamar Charly, que al parecer se llama Juan Carlos Hernández, se colocó durante varios fines de semana con un cartel en donde se leía. “EXIGE CONMIGO UN PUENTE PEATONAL FUERA DE LA USBI. NO MAS ATROPELLADOS?” La zona ha sido intervenida para garantizar la seguridad de los peatones, pero no ha sido suficiente. Así que el anuncio de este puente, muestra por un lado la sensibilidad del alcalde, pero por otro la respuesta a un problema grave y serio que se vive en ese tramo del Circuito Presidentes. Enhorabuena para todos.