Hace una semana, en la sesión de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, al menos 9 de los diputados y senadores de la oposición que participaron en el debate pactado sobre los homicidios del foto reportero Rubén Espinosa y de cuatro mujeres más ocurridos el pasado 31 de julio en la colonia Narvarte del Distrito Federal, volvieron a reiterar que Veracruz es el estado más peligroso del mundo para ejercer el oficio periodístico.

La diputada panista Esther Quintana Salinas citó que según el Comité para la Protección de Periodistas, con sede en Nueva York, de 2011 a 2014 hubo sólo 4 países que tuvieron un número de colegas asesinados mayor al de Veracruz: Siria, Somalia, Pakistán e Irak.

Sin embargo, los legisladores priistas y del Partido Verde que salieron a defender al gobernador Javier Duarte de la imputación que se le pretende hacer por el crimen del reportero gráfico que dos meses antes había dejado la entidad por presuntas amenazas de muerte, dejaron pasar la oportunidad para desentrañar uno de los grandes enigmas: si Veracruz es realmente un estado de alta peligrosidad para ejercer esta profesión, ¿cómo es que en vez de disminuir han proliferado en los últimos cinco años publicaciones impresas y portales de noticias en la internet, cuyos artículos de opinión, en su mayoría, son muy críticos y nada agradables para el régimen duartista, cuyo gasto en publicidad institucional ha recortado considerablemente desde hace un par de años?

El columnista Ciro Gómez Leyva publicó ayer en el diario capitalino El Universal un texto con este título sugerente: “¿Quién le pone el cascabel a Duarte?”. Expone lo siguiente:

“Aquí estamos de nuevo, escuchando al malo de la película. Javier Duarte, gobernador de Veracruz, ya fue hecho pedazos por una parte de la sociedad civil y política que, sin más, determinó que tuvo que ver en la ejecución del fotógrafo Rubén Espinosa. Cuélguesele el letrero de asesino de periodistas.

“No surge todavía un dato sólido para relacionarlo con el multihomicidio de la Narvarte. Pero, por ejemplo, autoridades de la Procuraduría de Justicia del DF llegarán hoy a Xalapa para tomarle declaración. ¿Por qué? Por las versiones de que habría amenazado a Rubén y a otra víctima, la activista chiapaneca Nadia Vera.

“Ayer (lunes 10) pude hacerle las preguntas que quería formularle. Me respondió que Rubén no estaba en la nómina del gobierno de Veracruz ni le compraban publicidad. Detalló que 675 veracruzanos ligados a la comunicación han recibido apoyos de una Comisión propuesta por él y aprobada por el Congreso y que, en efecto, en varios casos se les han dado recursos para irse a otro estado. Confirmó que Rubén se marchó de Xalapa el 9 de junio, luego de ser agredido por encapuchados en una marcha en esa ciudad, y que no había sido el único periodista agredido esa tarde. Negó haber pedido auxilio al PRI y al Partido Verde para evitar que el asunto sea atraído por la PGR. Y reconoció que comunicó mal el mensaje de las ‘manzanas podridas’ en Poza Rica, un día antes de desmantelar a la policía intermunicipal.

“–¿Por qué no pones sobre la mesa tu licencia para dejar el cargo y reforzar la idea de que se investigará con independencia el asesinato de Rubén?

“–No lo haré. Tengo un mandato muy claro de los veracruzanos que debo cumplir puntualmente y que trato de honrar día con día con toda mi capacidad, con todo mi tiempo, con todo mi profesionalismo. Este caso sucedió en el Distrito Federal, no en Veracruz.

“–Me da la impresión de que dices que ésta te tocó sin deberla ni temerla.

“–Es un asunto muy lamentable, pero insisto que no sucedió en Veracruz. Quiero puntualizarlo, porque pareciera que hubiera sucedido en nuestro estado y que resolverlo es responsabilidad de las autoridades de nuestra entidad, cuando lo que hemos hecho desde el primer momento que nos enteramos fue ponernos en comunicación con las autoridades del DF. Yo le hablé al jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, para apoyarlo en lo que pudiera para esclarecer el caso.

“Difícil llevarle la contra. Pero más difícil es sobrevivir a los juicios sumarios de quienes no tienen interés ni ganas de escuchar. Sobrevivir a los tribunales exprés.”

Ahora, en medio del acoso político-mediático por el homicidio del fotoperiodista que no se dio en su entidad, Duarte está siendo obligado a resolver otro grave caso que sí ocurrió aquí: la desaparición de dos académicos de la Universidad Veracruzana. La Rectoría de la UV hizo pública su denuncia a través del Facebook pero sin identificar a las supuestas víctimas de este “nuevo episodio de violencia que afecta a nuestra comunidad”.

¿Será lógico suponer que a punto de iniciar el proceso electoral de su sucesión, Duarte sea tan burdo de provocar situaciones tan graves como éstas que lo ponen en riesgo de ser defenestrado del poder, dado que no es de los consentidos del presidente Peña y su grupo?