Nació en Munich, Alemania, es hija de una pianista y cantante aficionada, adoradora de la música clásica, y un saxofonista chileno, Raúl Gutiérrez, actual director de la Xalli Big Band. Su abuelo era violinista profesional. Inmersa en este contexto, era predecible que se dedicara a la música pero, aunque la música clásica y el jazz son sus referentes directos, la pasión de Eliana Graciela está en las músicas brasileña y cubana.
Siempre estoy balanceando entre la música cubana, el jazz y la música brasileña entonces soy infiel con las tres, me dijo cuando me platicaba su proyecto actual, la grabación de su primer registro fonográfico en el que estos tres nutrientes son la base para su desarrollo estilístico personal.
Eliana Graciela está en Xalapa, vino a grabar una parte de su disco y, aprovechando su estancia aquí, se presentará el sábado 8 de agosto, en el restaurante coatepecano Al Andalus. Platiqué con ella:
En mi casa siempre había música con mi papá, que toca el saxofón, y con mi mamá que toca piano, no profesionalmente, pero le gusta la música clásica, también cantó en un coro muchos años. Mi abuelo, el padre de mi mamá, tocó violín en la Orquesta Filarmónica de Berlín pero yo era muy chica, casi no lo conocí.
Cuando yo tenía seis años mi papá se fue, no aprendí a tocar el saxofón con él.
En la escuela primaria hay cursos de música, ahí empecé, también fui a un coro de niños. Después tomé clases de flauta dulce en una escuela pública de música para niños. En todo el país hay esas escuelas y casi todos comienzan ahí la carrera musical, si siguen o no es otra cosa pero ahí hay clases de instrumentos.
A los 10 años quería aprender a tocar el saxofón pero todavía mis manos eran muy chicas entonces me dijeron que tenía que esperar un año más y empecé a los 11. Raúl me mandó mi primer instrumento, era un saxofón alto negro de la marca L.A., la misma del que tocaba Bill Clinton. Esta compañía empezó a hacer saxofones de colores y se pusieron de moda y yo estaba muy orgullosa con mi saxofón negro (risas).
En Alemania, en la prepa, tienes que escoger dos materias en las que te vas a especializar, yo escogí música y español. Ahí el jazz es solamente una época (para los ignorantes) [risas] entonces tuve que tocar diferentes épocas, toqué Bach y todo eso, fue un poco difícil para mí pero aprendí algunas cosas.
Después me cambié al tenor y desde entonces casi ya no toco alto, ahora estoy empezando con el soprano que me gusta mucho.
Después de la escuela no sabía si estudiar música porque también me gusta el baile, estuve un año indecisa sobre qué hacer. En esa época fui a Cuba porque Raúl vivía allá y cuando regresé fui a Viena a estudiar música, primero estudié Pedagogía del Movimiento y Música, comencé con eso pero después me quería especializar más en el saxofón porque vi que es difícil hacer todo, a mí me gusta hacer muchas cosas pero hay que enfocarse en una sola.
Después, mi profesor me dijo:
¿Por qué no haces el examen de admisión para Pedagogía Instrumental para no ser solamente saxofonista sino también ser profesora?
Porque también en Europa es muy difícil vivir solamente de la música.
Terminé la licenciatura y ahora estoy siguiendo con la maestría, yo quería salir de la universidad pero después me decidí a hacer dos años más porque nunca más voy a tener tan buenos profesores y porque con ese título gano más dinero.
Yo soy alumna de Wolfang Pusching que tocó en la Vienna Art Orchester, es uno de los saxofonistas más prestigiados en Europa, fue saxofonista de Carla Bley, tocó con Ornette Coleman (porque también toca todo tipo de flautas). Ahora toca en todo el mundo.
Comencé a escuchar bossa nova en una película que me regaló mi abuelo cuando era niña (no me acuerdo del nombre pero es con Penélope Cruz). Me fascinó esa música y me decidí a hacer un intercambio de un semestre en Brasil, en Europa es muy común que los estudiantes se vayan medio año o un año a estudiar a otro país, a conocer otra cultura, otro tipo de música, otro tipo de enseñanza musical.
En 2011 me fui a Río de Janeiro a estudiar un tipo de música popular brasileña que casi no se conoce en Europa, se llama choro. Surgió antes del samba y del bossa nova, es una mezcla de danzas europeas, como la polka o el vals, con la rítmica africana. Los esclavos que trajeron tenían que tocar música europea y la tocaron de esa forma, así nació el choro.
No sé cómo es aquí, pero en Europa están los clásicos y los jazzistas y son un poco enemigos, en Brasil es de otra manera, ahí es el amor a la música y da igual si es música clásica, jazz o música popular brasileña.
Ahora tengo un proyecto de música brasileña con varios músicos de Cuba y de todo el mundo. Estoy haciendo mi primera producción discográfica y he tenido muy buenos apoyos, Paquito D´Rivera me acaba de regalar un arreglo para que lo toque en saxofón soprano.
En esa producción discográfica va a haber estrellas invitadas como un trompetista de una generación un poco olvidada que es uno de los mejores improvisadores en Cuba, uno de los mejores jazzistas pero no solamente eso, cuando uno oye hablar de los jazzistas cubanos siempre se piensa en lo exuberante pero él es como la excepción de la regla, me recuerda mucho a Chet Baker que es música, música, música y en ningún momento vas a oír un alarde técnico. Es el famoso Robertico García que fue colaborador, durante muchos años, de la gran Omara Portuondo, es amigo de mi papá y cuando le habló le dijo: para mí es un agasajo participar en la producción de una música que habitualmente no hago, porque nadie me llama para grabar música brasileña, pero amo.
Otros músicos que van a participar en la grabación son los mexicanos Jesús «Chucho» Rodríguez, Alonso Blanco, Gerardo «Oaxaco» García, Alberto Aguilar e Inés Rodríguez; los cubanos Antonio Leal y Lázaro Oviedo, y los chilenos Marcelo Córdova y Felipe Daniel Beltrán Díaz, «Felipedro».
Cada una de las piezas está tocada con un formato diferente, desde big band hasta orquesta de cámara y hay desde samba callejera hasta música clásica, un choro tradicional y, por supuesto, algo de Jobim. No tengo fecha para sacar el disco, pero espero que sea este año.
El año pasado fui invitada al festival Siete Décadas de Luz, de la Universidad Veracruzana, fui solista con la Xalli Big Band como saxofonista y como bailarina, bailé son cubano y samba.
Ahora vine a grabar unas cosas para el disco en los Estudios Macoles, de Ángel Delgado, y también voy a presentar un concierto de música brasileña el sábado 8 de agosto,a las 8:00 de la noche, en el restaurante Al Andalus, en Coatepec, estaré acompañada por Beto «Monstruo» Aguilar en el clarinete, Inés Rodríguez en la flauta, Leo Corona en el piano, Ángel Luis Guerrero en el bajo y Jesús «Chucho» Rodríguez en la batería.
Ojalá puedan asistir.
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