1 Arkadiusz Branicki, de la serie Plata
Arkadiusz Branicki, de la serie Plata

Poco sé de Arkadiusz Branicki, solo que es un fotógrafo polaco devoto del cuerpo femenino, que busca la belleza en su estado más puro, desprovista de elementos distractores como color, locaciones, cualquier barrera entre la pupila y la piel, entre la mirada y el aroma que se percibe en esas imágenes que parecen esculturas clásicas.

«Admiro a los autores antiguos, su sentido de la belleza basado en la proporción y la armonía del cuerpo habla de mí. Y por otra parte, no es como la moda de temporada, no va a cambiar en un año o dos.
Cada persona tiene belleza (…) solo tienes que notarla (…) Alguien dijo una vez: no hay gente no fotogénica, simplemente hay fotógrafos perezosos. Trato de no ser perezoso», comenta en una entrevista

2 Arkadiusz Branicki, de la serie Plata
Arkadiusz Branicki, de la serie Plata

Aunque lo he incluido en esta entrega de Eros y jazzeros, más que fotógrafo del erotismo Branicki hace del cuerpo humano un objeto de culto al que rinde homenaje en cada toma. Sobre las sesiones de trabajo declara:

Los problemas se dividen en dos categorías: técnicas y mentales. Mientras que en la primera categoría el problema es pequeño, tú puedes aprender incluso de ti mismo o con la ayuda de tutorías, el segundo es mucho peor. Debes romper muchos de los reflejos naturales, que en las relaciones normales de sexo masculino-femenino se puede tolerar, pero en el acto de la fotografía son inaceptables. Son necesarios, por supuesto, también los modales, el tacto y un poco de lo que yo llamaría una «pasión por la fotografía».

3 Arkadiusz Branicki, de la serie Plata
Arkadiusz Branicki, de la serie Plata

Así como el fotógrafo polaco captura los momentos supremos de la belleza femenina, Octavio Paz los plasma más allá del papel, en la conciencia, con un erotismo refinado y casi místico:

Entre tus piernas hay un pozo de agua dormida,
bahía donde el mar de noche se aquieta, negro caballo de espuma,
cueva al pie de la montaña que esconde un tesoro,
boca del horno donde se hacen las hostias,
sonrientes labios entreabiertos y atroces,
nupcias de la luz y la sombra, de lo visible y lo invisible
(allí espera la carne su resurrección y el día de la vida perdurable)

Comparto una selección de la serie Plata, de Arkadiusz Branicki y el poema Cuerpo a la vista, del Nobel mexicano y, como estas maravillas no pueden degustarse en silencio, aderezémoslas con dos baladas, igualmente exquisitas, que Art Pepper compuso a sendas mujeres: Diane y Patricia

Cuerpo a la vista

Octavio Paz

4 Arkadiusz Branicki, de la serie Plata
Arkadiusz Branicki, de la serie Plata

Y las sombras se abrieron otra vez y mostraron un cuerpo:
tu pelo, otoño espeso, caída de agua solar,
tu boca y la blanca disciplina de sus dientes caníbales, prisioneros en llamas,
tu piel de pan apenas dorado y tus ojos de azúcar quemada,
sitios en donde el tiempo no transcurre,
valles que sólo mis labios conocen,
desfiladero de la luna que asciende a tu garganta entre tus senos,
cascada petrificada de la nuca,
alta meseta de tu vientre,
plata sin fin de tu costado.

tus ojos son los ojos fijos del tigre
y un minuto después son los ojos húmedos del perro.

Siempre hay abejas en tu pelo.

6 Arkadiusz Branicki, de la serie Plata
Arkadiusz Branicki, de la serie Plata

Tu espalda fluye tranquila bajo mis ojos
como la espalda del río a la luz del incendio.

Aguas dormidas golpean día y noche tu cintura de arcilla
y en tus costas, inmensas como los arenales de la luna,
el viento sopla por mi boca y su largo quejido cubre con sus dos alas grises

la noche de los cuerpos,
como la sombra del águila la soledad del páramo.

Las uñas de los dedos de tus pies están hechas del cristal del verano.

5 Arkadiusz Branicki, de la serie Plata
Arkadiusz Branicki, de la serie Plata

Entre tus piernas hay un pozo de agua dormida,
bahía donde el mar de noche se aquieta, negro caballo de espuma,
cueva al pie de la montaña que esconde un tesoro,
boca del horno donde se hacen las hostias,
sonrientes labios entreabiertos y atroces,
nupcias de la luz y la sombra, de lo visible y lo invisible
(allí espera la carne su resurrección y el día de la vida perdurable)

Patria de sangre,
única tierra que conozco y me conoce,
única patria en la que creo,
única puerta al infinito.

VER TAMBIÉN: Eros y jazzeros │ Otra vez los mismos tres


 

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