«Para ser un buen gobernador se necesitan tres cosas, y espero usted las tenga porque si no esto va a valer madre: inteligencia, honestidad y huevos”, le advirtió Hipólito Mora, fundador de las autodefensas de Michoacán, al mandatario electo Silvano Aureoles.
Acá el senador Pepe Yunes Zorrilla, fuerte aspirante del PRI al gobierno del estado –quien la semana anterior realizó una gira de trabajo de dos días por Álamo y Tuxpan, donde se reunió con notarios públicos y líderes y militantes campesinos de la CNC y de la CCI de la zona norte, cuyas inquietudes recogió para llevarlas al Congreso de la Unión, motivo por el que el pasado miércoles no pudo asistir a la comida a la que fueron invitados alcaldes, diputados, funcionarios estatales y otros aspirantes priistas a la gubernatura, todos convocados directamente de Palacio de Gobierno–, enfatizó que el próximo gobernador de Veracruz “deberá pasar la prueba de la decencia, los principios y la honorabilidad”.
El joven político de Perote expuso que “el grave problema no es la existencia o no de leyes, sino la inobservancia de esas leyes, y eso se llama impunidad. En el tema de la corrupción se deben generar condiciones estrictas para todos: para gobernadores, para senadores, para cualquier funcionario público. Y en ese sentido, es una definición y bandera personal”.
Yunes Zorrilla, quien según un reciente sondeo de la encuestadora De las Heras- Demotecnia aventajaría actualmente en las preferencias electorales a otros aspirantes punteros del PRI y del PAN a la gubernatura, manifestó que la actual Legislatura al Congreso de la Unión ha venido aprobando nuevas disposiciones legales para inhibir actos de corrupción. “Se han elevado las sanciones en el ámbito penal. Y se debe hacer un esfuerzo en las instancias ejecutoras para que la ley se observe y haya castigo. Pero eso se debe acompañar con trayectoria y desempeño personal. Y personalmente –puntualizó– es una bandera para Veracruz: que quien la haga, la pague”, aseveró para luego citar una frase del escritor francés Víctor Hugo, quien consignó que “entre el gobierno que hace el mal y el pueblo que lo consiente, hay una cierta solidaridad vergonzosa”, lo que, dijo, “esperemos que no la haya más en Veracruz”.
Por ello es que el ex diputado y ex dirigente estatal del PRI expresó que ante los múltiples problemas que aquejan a la entidad “hay que entrarle a la gubernatura de dos años”, pues “el estado requiere un cambio de rumbo urgente, ya no puede esperar más”.
Yunes Zorrilla no trae mal la brújula y por eso su marcado deslinde con la actual camarilla en el poder. A mediados de junio comentábamos aquí en un texto titulado “Corrupción y sucesión”, que “no se necesita consultar a un brujo de Catemaco para adivinar que las campañas de la oposición en la disputa de la próxima gubernatura de Veracruz en 2016 se van a centrar en la corrupción, saqueo y el enriquecimiento súbito e inexplicable atribuido a la cauda de jóvenes funcionarios de las dos últimas administraciones estatales emanadas del PRI.” Y referíamos que precisamente esa misma estrategia y discurso habían favorecido a los candidatos independientes y de los partidos Movimiento Regeneración Nacional y Movimiento Ciudadano que arrasaron en estados y ciudades emblemáticas como Nuevo León, la zona metropolitana de Guadalajara y el Distrito Federal
Por eso no fue fortuito que el pasado martes Duarte de Ochoa expusiera ante periodistas del norte de Veracruz que con la derrota del PRI en el distrito electoral de Poza Rica, “la gente me expresó y me lo dijo con el resultado del pasado 7 de junio: gobernador, ya estamos hasta la madre, ya queremos que actúe”. El mandatario se refería al problema de la inseguridad, pues ahí anunció que se reforzarían operativos policiacos para debilitar a las organizaciones delictivas de esa zona, sin importar que de ellas también formen parte funcionarios, notarios públicos, policías, empresarios e incluso trabajadores de los medios de comunicación. “Sobre advertencia no hay engaño”, sentenció el gobernante, quien anticipó que “vamos a sacudir el árbol y se van a caer muchas manzanas podridas”.
Sin embargo, sobre la otra delincuencia organizada que ha saqueado y dejado en bancarrota las finanzas públicas del estado –la que hasta ahora ha sido beneficiada por el manto protector de la impunidad, como refería el senador Yunes Zorrilla–, sólo unos cuantos de sus miembros han sido reconvenidos administrativamente, separados de sus cargos o a punto de recibir una sanción “ejemplar”: quedar temporalmente inhabilitados para desempeñar puestos públicos, lo que en realidad les significará disfrutar de unos años sabáticos ya que previsoramente su situación patrimonial la aseguraron por generaciones.
Pepe Yunes ha venido señalando que el gobierno del estado registra un déficit en su gasto corriente de entre 700 y 800 millones de pesos mensuales, situación que le impide cumplir puntualmente con algunos compromisos y obligaciones como el pago a los pensionados, y una serie de prestaciones al magisterio veracruzano.
Por eso este viernes 3 nuevamente grupos de pensionados salieron a protestar por la falta de fondos. Según Yunes Zorrilla, tan solo el Instituto de Pensiones tiene un déficit mensual de 160 millones de pesos, lo que cada fin de mes representa una fuerte presión para sus directivos. Este fin de semana, por ejemplo, el subdirector de Finanzas, Octavio Gil García, tuvo un infarto cardiaco. Según trascendió, las manifestaciones fueron desactivadas por el secretario de Gobierno, Gerardo Buganza, quien se fajó con los operadores financieros de la Sefiplan y logró que se fondearan de inmediato 20 millones de pesos, lo que permitió resolver eventualmente el problema. ¿Y el mes siguiente?