Alrededor de la medianoche

Joey Alexander Trío (Foto: Nurdiansah / TEMPO)
Joey Alexander Trío (Foto: Nurdiansah / TEMPO)

La escena que se vivió el mes pasado en el Dizzy’s Club Coca-Cola de Manhatan debió ser conmovedora, al terminar su actuación, Joey Alexander se puso enmedio del bajista y el baterista para agradecer la ovación, su cabeza llegaba al pecho de sus compañeros de grupo.
Mide menos de metro y medio, pesa 36 kilogramos, ayer cumplió 12 años, posee una técnica portentosa y se ha convertido en un fenómeno mediático a partir de su debut en los Estados Unidos, en mayo del año pasado, en la gala anual del Jazz at Lincoln Center. Round Midnight fue la pieza con la que impresionó al público asistente y al propio Wynton Marsalis, director artístico del JALC, quien lo invitó tras verlo en YouTube interpretando música de Chick Corea, John Coltrane y Thelonius Monk.

A pasos gigantes

Josiah Alexander Sila nació en la pequeña isla de Bali, Indonesia, el 25 de junio de 2003, es hijo de fara y Denny Sila ambos dedicados al negocio del turismo, él, además, es pianista y guitarrista aficionado y un día, cuando Joy tenía seis años, llevó un teclado eléctrico a su casa y el niño, de manera expontánea interpretó Well You Needn’t y otros temas clásicos que había escuchado en la fonoteca familiar, sorprendido, Sila comenzó a darle clases.

 Joey Alexander con Herbie Hancock (Foto: Zimbio)
Joey Alexander con Herbie Hancock (Foto: Zimbio)

Bali está a muchos kilómetros del centro más próximo de jazz pero hay algún movimiento marginal y ahí empezó el pequeño Alexander a participar en las jam session, posteriormente la familia se trasladó a Yakarta donde empezó a interactuar con los jazzistas más importantes del país.
Cuando tenía ocho años tocó para Herbie Hancock que estaba en Yakarta en una gira de trabajo como embajador de buena voluntad de la UNESCO.
A los nueve se inscribió en el Master-Jam Fest de Ucrania, un concurso en el que participan músicos de todas las edades; ganó el primer lugar y su familia tomó conciencia de que ya no era una afición, su hijo se convertía en jazzista profesional.
En 2014, ya viviendo en los Estados Unidos, el pianista volvió a coincidir con Hancock y le recordó: usted me dijo que creía en mí y ese fue el día que decidí dedicar mi infancia al jazz.

Sus cosas favoritas

Sus cosas favoritas son Los Vengadores, Bob Esponja, Thelonious Monk, su instrumento (al que define con candor: Me gusta el piano porque tiene muchas teclas) y su primer registro fonográfico, My Favorite Things, que salió a la venta el mes pasado.

Wynton Marsalis, Billy Cristal, Joey Alexander (Foto: Shulamit Seidler-Feller / Jazz at Lincoln Center)
Wynton Marsalis, Billy Cristal, Joey Alexander (Foto: Shulamit Seidler-Feller / Jazz at Lincoln Center)

Acompañado por dos secciones rítmicas, Larry Grenadier y Russell Hall en el bajo, y Ulyssis Owens Jr. y Sammy Miller en la batería, y un trompetista invitado, Alphonso Horne, el joven pianista toma ocho piezas del repertorio de los standards y los temas clásicos del jazz y aporta uno de su autoría, Ma Blues, pieza inspirada en Moanin’, de Bobby Timmons
Giant Steps, Lush Life, My Favorite Things, It Might As Well Be Spring, Ma Blues, ‘Round Midnight, I Mean You, Tour De Force y Over The Rainbow conforman el repertorio que Alexander aborda y borda con sorprendente solvencia técnica, con un ataque enérgico y una soltura que contrastan con la ingenuidad de sus declaraciones; cuando le preguntaron si recordaba algún consejo en especial que hubiera recibido de una figura del jazz dubitó, tras pensarlo unos momentos declaró: Bueno, una cosa que la gente me dice es sigue tocando.
Larry Grenadier confiesa que sintió cierto recelo cuando fue invitado a grabar en el disco de un niño de 11 años: Lo que comúnmente se ve con los niños prodigio es que han emanado de esta forma clínica, occidental europea de acumular conocimiento. Lo que descubrí con Joey es que él aprendió de una forma más intuitiva y común de interpretar música, lo cual resulta hermoso atestiguar.

PortadaSobre el arco-iris

Para mí el jazz es una vocación. Me gusta el jazz porque trata de la libertad para expresarse uno mismo y ser espontáneo, y está lleno de ritmo e improvisación, opina el pianista que este año participará, al menos, en dos de los festivales más prestigiados del mundo, el de Newport y el de Montreal.
Aunque es la mitad de su vida, solo seis años le han bastado a Joey Alexander, pequeño monstruo del jazz, para montarse en la grupa del arco-iris y desde ahí acariciar los cuernos de la luna, en ascenso siga y llegue al nivel de las estrejazz.



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