No Mame
Cuando regresé a México se iba a montar una comedia musical con Silvia Pinal, La tía Mame, como necesitaba chamba fui, audicioné y me aceptaron inmediatamente, incluso ya me conocían. Luego me dijeron que me hablaba el productor (que era Bob Lerner), que fuera a verlo a su oficina, llegué y me dijo:
-Me he enterado de tus nuevas ideologías
Y me dijo que me iba mantener ahí porque sabía que era muy buen bailarín pero que, por favor, adentro del teatro nada de eso, lo que quisiera yo, de la puerta del teatro para fuera. Precisamente lo que no me sucedió en Brasil me vino a suceder en México, uno de los bailarines le había ido con el chisme de que yo ya hablaba de Marx y de no sé qué.
A veces soy de efecto retardado, no dije nada en ese momento pero después pensé bueno, y este pinche gringo, ¿por qué me tiene que decir eso? Entonces regresé y le dije:
-¿Sabe qué?, muchas gracias por el trabajo, pero me voy
Y decidí quedarme haciendo solamente danza clásica o contemporánea, la coreógrafa se enojó conmigo y me dijo:
-Te vas a donde hay menos dinero
-Pues sí, pero es lo que quiero hacer
…y uno para todos
Regresé a Xalapa, primero, porque Rodolfo Reyes planteaba hacer una compañía de danza contemporánea con una visión distinta de las cosas, con una vocación de hacer arte para difundirlo hacia sectores amplios de la población, poco tiempo duró la compañía pero algo alcanzamos hacer de su propuesta, fuimos a hacer giras a los campamentos petroleros, íbamos a comunidades de cañeros y todo eso, eso fue lo que nos hizo venirnos para acá.
Llegamos los Tres Mosqueteros, como digo yo; Héctor Hernández (papá de los monstruos estos, Esteban e Isaac Hernández, los chamacos prodigio), Víctor Salas, de Yucatán, y yo. Héctor había tenido franca militancia en las Juventudes Comunistas, Víctor Salas participaba de manera tangencial, su hermano era maestro y era comunista, y yo era simpatizante de esas ideas, por eso hicimos muchas migas los tres en un momento en el que tú sabes cómo estaba la efervescencia latinoamericana en general en México y en particular en Xalapa. Recuerdo que después del ensayo me escapaba para ir al Aula Clavijero a las funciones de cine debate que conducía Jorge Sánchez, que fue el que fundó el cine trashumante, actual director de el Instituto Mexicano de Cinematografía. Ahí empecé a ligarme con ellos, les presté una camarita de súper ocho que tenía y se las rompieron porque los agarraron a madrazos a Eliobeth Caudillo, Rodolfo Baruch, Miguel Ángel Báez, el de Zafra, y no sé quién más. Empecé a andar con todos ellos porque era parte de ese sentido de buscar formas alternativas de difusión del producto artístico, por eso fue que me vine para acá.
Danza y enseñanza
En la Universidad de Chile había una Facultad de Danza, Xavier Francis y Rodolfo Reyes habían estado dando cursos allá y, con esas ideas, Rodolfo vino acá y propuso la fundación de la facultad.
Yo entré en el proceso de la formación de la Facultad de Danza, ahí arranca una etapa que dura hasta la actualidad, mi relación con la academia, con la enseñanza a nivel superior. Me tocó muy rápido porque a los cinco años de la fundación de la facultad yo ya estaba dirigiéndola y me tocó ponerla en orden, inventarla en términos académico-administrativos, capacitar a la gente en evaluación, en elaboración de programas, en todo eso porque no había nada, no había referencias en ninguna parte, fuimos la primera Facultad de Danza en el país.
Metamorfosis en acción
La danza es la metamorfosis en acción
Paul Valéry
Después comencé a tomar talleres con el maestro Francis, empezamos a hacer funciones con el producto de los talleres para escuelas, incluso hubo algunas memorables porque muchas de esas funciones se hacían con música en vivo, había una colección de instrumentos de percusión, los tocaban el maestro Francis y Luis Fandiño, y Memo Cuevas tocaba el piano y llegamos a hacer improvisaciones (entrenábamos, no era nada más lo que se nos ocurría), llegábamos y decíamos pedíamos que alguien del público propusiera una idea, alguien se levantaba y decía:
-Una procesión de un entierro
-Ya vas
Inmediatamente, y nada más a ojo, nos enchufábamos música y danza e improvisábamos en el momento lo cual era muy sabroso, mira, hasta me pongo chinito nada más de acordarme [se frota los brazos]
El sitio de la danza
El sitio de la danza está en
las casas, en las calles,
en la vida.»
Maurice Béjart
Empecé a hacer coreografía cuando descubrí que había que poner a la facultad en el escaparate nacional con los productos que estaban saliendo de ahí, formamos el Taller Coreográfico de la Facultad de Danza y comenzamos a hacer giras y a ir al premio INBA-UAM, originalmente UAM-FONAPAS.
Después las condiciones cambiaron, yo salí de la dirección de la Facultad, se deshizo el Taller Coreográfico, la Compañía de Danza estaba bastante de capa caída y fue el momento en que dijimos bueno, las instancias oficiales no están funcionando o dejaron de existir, ¿qué vamos hacer? A mí ya se me había despertado el gusanito de la coreografía y recuerdo que Rogerio Baruch y Jorge Marcos [Manuel] llegaron a verme y me dijeron:
-Oye, pues vamos hacer un grupo
-Pues órale
Y entonces, con unas niñas que estaban a punto de salir de la facultad (Graciela Camacho y Norma Espinosa), Patricia Fuentes, que en ese momento era mi esposa, Jorge Marcos, Rogerio Baruch y yo fundamos Módulo, como grupo independiente, en el 86.
En ese momento había unas condiciones muy interesantes que no se han repetido, yo sigo pensando en eso, todo esto se conjuga cuando en la Dirección General de Promoción Cultural de la SEP se dieron cuenta de que del sistema que habían echado a andar en todo el país de educación técnica, o sea, CONALEP, CBETIS, CBETA, ETA, etc, estaban saliendo muy buenos técnicos pero no tenían ni pizca de sensibilidad o de formación humanística porque na había nada de eso en los planes de estudios entonces inventaron, a través de Manuel de la Cera (la mano de él es importantísima en el trabajo de difusión de la cultura en México), llevar a todas estas escuelas danza, música, inclusive ópera.
Los grupos iban, hacían presentaciones y le explicaban a los muchachos de qué se trataba. Cuando comenzó Módulo nos contrataron y comenzamos una primera temporada de estas que nos llevó hacia el sur. Fuimos a dar funciones a Tezonapa que sigue siendo un lugar bastante bronco, con un calor del carajo y así nos presentamos en una cancha, a pleno rayo de sol.
Ahí descubrimos que si llevábamos tenis, unos pantalones de mezclilla elástica que acababa de sacar Levis en ese momento, una sudadera de manga larga y unas rodilleras abajo del pantalón, podíamos bailar prácticamente donde fuera.
Ahí se conjunta todo; sí, hay una vocación docente, sí, hay una vocación de difusión, sí, hay una vocación de buscar al público, de interactuar con él todo el tiempo y sí hay una visión política. Para tener una visión política no necesitas tener un carnet de ningún color de ningún partido, es la actitud, cómo te relacionas con la comunidad.
El movimiento, esa palabra
La danza es un poema en el que
cada movimiento es una palabra
Mata Hari
En mis clases de dramaturgia y composición siempre le digo a mis alumnos:
-Ustedes se clavan siempre en ver qué van a hacer con el cuerpo, dicen ¿ya viste qué padre se mueve? pero eso qué chingados, el movimiento es lo de menos, a mí, Luis Fandiño me dijo, textual:
-Para mí, hacer coreografía es como hablar, si no tengo nada qué decir, no abro boca
Y eso a mí se me quedó clavadísimo, lo más importante para hacer coreografía es saber qué quieres decir, para qué lo quieres decir, ante quienes lo quieres decir y cuando empiezas a trabajar sobre eso, si sigues reglas de la dramaturgia (establecer las premisas, después establecer el flujo del discurso), el movimiento es lo de menos porque, con todo ese trabajo en la cabeza, el movimiento que va saliendo es el necesario para el discurso.
Mis obras son así, algo tiene que suceder, alguna vez he hecho un par de divertimentos, como les llaman, pero aun esos tienen algún sentido social.
Esa ha sido la línea de Módulo hasta la fecha, como ves, ahí está conjuntado todo este mitote de historia de vida.
Relevé
Como te digo, yo entré a la danza porque vi que había un montón de muchachas y se podía uno poner fuertote, nunca pensé voy a meterme al ballet para convertirme después en el director del Escuela Nacional de Danza, no, eso no lo piensas sin embargo sobre la marcha se va dando.
Cuando analistas, observas, reconoces cosas, ves defectos y virtudes y comienzas a pensar bueno, esto se podría hacer mejor si se hiciera de esta manera, eso te va llevando a participar en las cosas. A mí, de manera más o menos natural me fue llevando a asumir la dirección de la Facultad de Danza dos veces, la dirección de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea, en el CNART y, últimamente, al IVEC, estuve cuatro años de director del Centro Veracruzano de las Artes, con el cambio de gobierno me pasaron a Atarazanas, estuve como director otros cuatro años y en noviembre del año pasado decidieron cambiarle el perfil, lo están convirtiendo en un Centro de Investigación y Documentación, me ubicaron en el Departamento de Educación pero realmente no me sentí muy bien ahí y hace un mes que renuncié.
Vibra en mi ser…
Ahora ando dando charlas por ahí, Daniel Domínguez está abriendo un proyecto bien interesante en la USBI de Veracruz y ya fui a dar una charla sobre la mecánica teatral, he ido a universidades privadas, ando buscando dónde hacer presentaciones con Módulo y sigo dando mis clases en la Facultad de Danza, vengo del Puerto, llego, doy mi clase y con la misma me regreso.
De regreso al origen, al Puerto, me siento muy bien, es tierra todavía inhóspita, se producen muchas cosas de arte pero está todo muy disperso y, por supuesto, no está la ventaja que hay en Xalapa de las áreas de las artes y humanidades de la Universidad Veracruzana pero el proyecto de Módulo ha ido amarrando muy bien allá, tenemos un espacio donde entrenamos y ensayamos pero también los muchachos dan clases ahí y los fines de semana damos funciones, es una bodega que alquilamos y le pusimos Módulo Estudio-Teatro.
En algún momento pensé en regresarme para acá porque aquí puede ser más fácil porque hay más cosas pero he preferido seguir luchando allá, donde hay menos y creo que ahí es más necesario y siento que todas estas cosas que he estado haciendo pueden tener aplicación en el Puerto de Veracruz, sigo ahí y ahora sí, como dice la canción: algún día, hasta tus playas lejanas, tendré que volver.
PRIMERA PARTE: En un lugar de la danza… SEGUNDA PARTE: Ya no hay locos…