Platico con José Luis Salas Torres, quien es en verdad una autoridad en Veracruz respecto de los asuntos electorales. Pocos como él saben de qué manera se muerde el queso y cómo se reparte el pastel en las votaciones estatales.

Don José Luis, magistrado hasta hace poco tiempo y actualmente en una especie de año sabático, se mantiene a la espera de que sus valiosos servicios sean requeridos en pro de alguna buena causa veracruzana.

Espera, no busca.

Y como tiene tiempo para el análisis duro y objetivo, y como ahora tiene tiempo también para detenerse un buen rato y platicar sobre asuntos de todos los talantes, aprovecho su disposición y le he preguntado sus opiniones sobre el pasado proceso en el que se eligieron los 500 diputados de la próxima bancada federal.

Él, que durante décadas ha sido protagonista de muchas batallas tricolores, me hace ver que al PRI en Veracruz le fue muy bien en cuanto al número de distritos ganados, pero que le fue muuuy bien en cuanto al número de votos obtenidos.

Obvio, yo le replico que hay quienes dicen que no le fue tan bien al partidazo en la votación general, que apenas le ganó al PAN, que perdió en las grandes concentraciones urbanas y que la tiene difícil para las elecciones del año venidero de Gobernador y diputados de dos años.

—Echa cuentas, toma los datos duros —me dice en plan didáctico, metido en el tema en que es maestro—. Te voy a dar cifras redondeadas, porque tampoco es cosa de meterse a los números exactos. La coalición del PRI con el partido Verde ganó en la votación global con un margen de 300 mil votos frente al PAN. ¡300 mil votos, que es una barbaridad! Calcula que el candidato Fidel Herrera Beltrán ganó la gubernatura con una diferencia de 25 mil votos en 2004 y el candidato Javier Duarte de Ochoa conquistó en 2010 la elección con 75 mil votos más que su más cercano opositor.

—Bueno, José Luis, —le hago al abogado del diablo— pero ésas fueron elecciones estatales y ésta fue federal.

—¿Y qué? Los números valen igual, sobre todo por la cercanía que habrá entre uno y otro proceso. Apenas acaba de terminar esta elección y en unos meses ya estará empezando la otra: en octubre; dentro de unos tres meses, para más señas. Hubo distritos que presentaron márgenes elevadísimos a favor del PRI-Verde, y seguramente el candidato a Gobernador y los aspirantes a diputados de esta coalición (que seguramente volverá a presentarse así en 2016) no tendrán problema para ganar con suficiente ventaja, siempre y cuando hagan bien las cosas, mantengan una buena relación con los liderazgos naturales en toda la entidad y traigan buenas propuestas en sus campañas.

Priista de siempre, convencido de su militancia y de las potencialidades de su partido, José Luis Salas Torres predice desde su tranquila atalaya que la alternancia en Veracruz deberá esperar, porque están dadas las condiciones -a su ver- para un nuevo triunfo priista en 2016 para Gobernador, y una nueva mayoría de diputados en la siguiente legislatura estatal.

Algo sabe de esto.

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