Ha llegado por fin la fecha final. Este domingo 7, todos los ciudadanos deberíamos salir a ejercer nuestro derecho de elegir a nuestros representados, para poderles exigir que cumplan con nuestro mandato y pugnen en pro de los intereses de la colectividad.

Pero puede no ser así, por desgracia.

Por eso muchos hoy y hasta el día de la elección nos estamos dedicando a promover el voto, a convencer a los mexicanos para que acudan a las urnas y cumplan con su responsabilidad civil.

¿Por qué votar?, se pueden preguntar muchos descreídos de nuestra democracia.

Una primera respuesta es porque precisamente la manera más efectiva para lograr el cambio, es ejercer este derecho de manera masiva, de modo que el pueblo con su participación decidida, exija al gobierno y a los partidos políticos una transparencia total y honestidad absoluta en la parte que les toca del proceso electoral, y que saquen las manos de donde no les toca.

La segunda respuesta es que si dejamos de votar o si anulamos nuestro voto, le estamos haciendo el caldo gordo a quienes se aprovechan de la ausencia ciudadana para servirse con la cuchara grande y a su conveniencia.

La democracia, que es el gobierno del pueblo, requiere que precisamente el pueblo se manifieste de manera responsable y firme.

Si usted este domingo 7 va a las urnas, si convence a su esposa, a sus familiares cercanos, a sus amigos y a sus vecinos, estará haciendo una gran aportación para el cambio monumental que necesita nuestra nación, para que al fin podamos tener una sociedad más justa y condiciones de bienestar para todos, no solamente para unos cuantos.

Sí, tu voto vale, y vale mucho.

Un voto vale para que elijas a quien consideras que es el mejor de entre los aspirantes de tu distrito. Y sirve también para que lleves a la Cámara de Diputados a los más aptos que puedan hacer buenas leyes, y a los más honorables que no engañen ni se corrompan.

Hay que participar, porque con un voto se pueden hacer muchas cosas:

Un voto se puede ejercer razonadamente.

Un voto se puede inclinar hacia el que más nos gusta, por capaz o por guapo, no importa, lo importante es que se deposite como se debe en la urna correspondiente.

Un voto, uno sí, lo pueden comprar, o mal contar o desaparecer los corruptos (pero éstos no podrían comprar ni mal contar ni desaparecer millones de votos).

Un voto es la unidad moral de la democracia y la fortaleza civil de la comunidad.

Sí, ese domingo 7 seguramente va a llover (¡hay quien acusa al Gobierno de este hecho!), y nuestra selección va a jugar contra el poderoso equipo de Brasil, y seguramente pasarán programas muy atractivos en la tele, y estará la familia reunida en casa… y la verdad dará flojera levantarse, mal enfundarse una ropa dominguera (antes era la mejor, ahora son unos pants deslavados) y acudir a hacer una larga cola para que encima le manchen a uno el pulgar con tinta.

Pero votar es y seguirá siendo el mejor modo en que seamos mexicanos de un México mejor.

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