Es muy posible que lo más interesante de las elecciones intermedias que tendrán su culmen este domingo 7 de junio no sean las campañas electorales propiamente dichas, que pasaron de noche para los ciudadanos, sino lo que viene después, en los tribunales electorales, a donde seguramente todos los partidos, particularmente aquellos cuyos candidatos perdieron en las urnas, se arrojarán contra el triunfador para tratar de echar atrás los resultados.

Argumentos legales no les faltarán, desde la presentación de pruebas fehacientes del reparto de diversos productos durante las campañas y, sobre todo, en estos últimos días previos a la apertura de urnas, con el insano propósito de comprar el voto, hasta el que prácticamente todos los candidatos sobrepasaron los topes de campaña; también, el día de la jornada, que varios grupos partidistas pusieron en marcha mecanismos para atraer en su beneficio a votantes, dinero de por medio, para lograr sus propósitos.

Periodísticamente, lo más interesante vendrá a partir de que cierren las urnas. No solo lo que ocurra en las últimas horas del domingo y las primeras del lunes, sino todas las siguientes semanas hasta que los que legalmente hayan obtenido el triunfo ostenten ante las cámaras fotográficas y de televisión el acta que les valide como diputados federales electos.

La jornada no ha estado exenta de malos augurios y en Veracruz las cosas no se separan mucho de lo que ocurre en el ámbito nacional, desde la ‘sorpresiva’ irrupción de encapuchados en las oficinas del Instituto Nacional Electoral (INE) en Xalapa para quemar papelería y mobiliario, en un acto concertado a nivel nacional que a muchos les ha parecido una maniobra oficialista para inhibir la participación de los votantes y poner en entredicho movimientos sociales, hasta el robo de cerca de mil 200 boletas electorales en el distrito de Boca del Río, donde se gesta una batalla personalista entre Fidel Herrera y Miguel Ángel Yunes Linares.

Ya hemos visto cómo Reynaldo Escobar Pérez, representante distrital del PRI ante el INE, de inmediato presentó denuncia ante la PGR, y se espera que lo mismo hagan los panistas, para poner un antecedente nefasto de cómo los intereses personales y facciosos pueden poner en riesgo una elección, donde se juegan prestigios políticos.

Los riesgos y los saldos negativos

A nivel nacional, el movimiento magisterial ha jugado al agresor que se vuelve víctima si se le impide cumplir con sus propósitos abiertamente atentatorios ya no contra el Estado sino contra la misma ciudadanía, inerme ante la violencia social que no se detiene aunque del otro lado haya familias afectadas. Los valientes radicales capturan a los mexicanos impidiéndoles usar las redes carreteras, las líneas aéreas, las calles y avenidas, y se lanzan contra oficinas electorales para impedir que haya comicios.

Si las cosas siguen como van, si las fuerzas federales o estatales intentan preservar la seguridad de la papelería oficial y buscan que la jornada electoral se lleve a cabo, es muy posible que las cosas se desborden y encuentren mártires de una lucha que habría que ver en su justa dimensión. Pero independientemente de la violencia que se desate en varios lugares, lo cierto es que la población evadirá acudir a cumplir con su obligación ciudadana y pondrá en condiciones inestimables de triunfo a los partidos más fuertes en la contienda, sean el PRI, el PAN, el PRD y, en algunos sitios, el PVEM y Morena.

Las voces que se han multiplicado para pedir el voto nulo, el abstencionismo o el voto en blanco lograrán un propósito que tiene doble filo: por un lado, mostrarán el hartazgo de la población hacia el proceso electoral que busca conformar una Cámara de Diputados a modo del Presidente de la República y su partido, y por el otro, y lo más riesgoso, ayudarán a ese partido a lograr un triunfo sin fisuras, sin contratiempos, y permitirá que los demás partidos fuertes se repartan las curules, las prerrogativas y los apoyos publicitarios hasta la saciedad.

Por eso podemos decir que los opuestos se juntan. Al PRI le conviene que vaya a votar el menor número de ciudadanos porque cuenta con voto duro y voto comprado y acarreado, dejando en la inanición a partidos pequeños que no obtendrán lo suficiente ni siquiera para mantener su registro, particularmente los más nuevos (Encuentro Social y Humanista). Que el magisterio y muchos periodistas e intelectuales hayan emprendido acciones orientadas a inhibir la participación ciudadana, lo que realmente lograrán, paradójicamente, es el mismo resultado.

La primera jornada electoral federal de Enrique Peña Nieto, por tanto, se desarrollará en los peores escenarios. De entrada, para evitarlo, la Secretaría de Gobernación ha puesto en la mesa, para consumo del magisterio radical, la reforma educativa, al posponer o cancelar la evaluación de los profesores y directivos escolares. Pero en ello, como ha escrito Jorge G. Castañeda, no se sabe si ha sido una maniobra inocente o cínica, o ambas cosas, porque la CNTE y la CETEG no han disminuido su accionar violento, amparándose en que son los representantes de la conciencia nacional.

Ojalá pueda lograrse que reine la cordura y la civilidad política. De otra manera, la violencia será la que reine este domingo que viene… y los días por venir.

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