De confirmarse las versiones que apuntan a la inclusión de Tomás Ruiz González a la lista de aspirantes a la candidatura del PRI al gobierno del estado,  el panorama político de Veracruz, en el tema de la sucesión, habrá cambiado de manera radical.

Los tres o cuatro ex miembros del gabinete de Javier Duarte que habrían coqueteado con la posibilidad de ser vistos como opciones en el escenario sucesorio –Erick Lagos, Alberto Silva, Jorge Carvallo y Adolfo Mota–  nunca lograron despuntar y terminaron por concentrarse en sus respectivos distritos para buscar una curul en el Congreso de la Unión.

Con diferentes estrategias, los senadores Héctor Yunes Landa y José Francisco Yunes Zorrilla, se mantienen vigentes y fuertes pero lo que parecía una alianza –el llamado pacto de los ocho años–  terminó por convertirse en dos posiciones radicalmente diferentes.

Lo que observaremos, una vez que termine el presente proceso electoral para diputados federales, será una lucha encarnizada por el gobierno del Estado entre los diferentes grupos internos del PRI; una vez que esa batalla interna termine, la confrontación será contra el candidato que se imponga en Acción Nacional; muy probablemente, Miguel Ángel Yunes Linares.

En ese contexto, en Veracruz emerge la figura de Tomás Ruiz González y el resurgimiento, en diferentes espacios de poder, del grupo que podríamos considerar afín al ex gobernador Miguel Alemán Velasco.

A Tomás Ruiz le bastaron sólo algunos meses para posicionarse en Veracruz en 2003, cuando se le consideraba la carta del entonces gobernador veracruzano para la sucesión estatal. En esa contienda interna, al final se impuso la opción que representaba Fidel Herrera Beltrán, quien ya tenía varios años y varias campañas de ventaja.

En febrero de 2004, quien fuera el primer titular del Sistema de Administración Tributaria y director del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) dio un paso de costado y desistió de su intento por buscar el gobierno veracruzano, a pesar de su incuestionable avance en las preferencias gracias a una estrategia de promoción que incluyó, sobre todo, la contratación de anuncios espectaculares y la intensa exposición mediática. En esa precampaña, un papel importante jugaron políticos de la talla de Juan Antonio Nemi Dib, Raúl Ramos Vicarte, Carlos Brito Gómez y Marcelo Montiel,  debido a que la indicación específica y directa salió desde la oficina del ejecutivo.

Posteriormente, el abogado y especialista en temas económicos y financieros acumuló diversos cargos, como la dirección de la Lotería Nacional, para regresar a Veracruz en 2010 como secretario de Finanzas, donde tuvo la tarea de reestructurar la enorme deuda del gobierno estatal.

Hoy, con un contexto diferente y luego de 12 años de su primer intento, Tomás Ruiz comenzaría a preparar la segunda edición de la búsqueda del poder ejecutivo veracruzano. Una vez que concluya el presente proceso y termine también la veda electoral, veremos en toda su capacidad de movilización al nuevo invitado a la carrera sucesoria.

Cuando al iniciar marzo, Ruiz González llegó a la Secretaría de Infraestructura y Obra Pública del gobierno estatal, quienes conocen los entretelones de la política veracruzana de inmediato lo apuntaron entre los probables protagonistas de la elección de 2016. Comentan que el también ex dirigente nacional del Partido Nueva Alianza (al que renunció en 2012 para reincorporarse al PRI) regresó a Veracruz con el propósito de suceder a Duarte de Ochoa; para ello, define al que será su equipo más cercano y diseña su estrategia de penetración y precampaña, que comenzará a notarse después del 7 de junio. Bajo el brazo, nos confían, trae una carpeta de expedientes de obras que comenzarán a ejecutarse en el segundo semestre del presente año. @luisromero85