La información relacionada con la captura de 3 expolicías municipales de Acultzingo, a quienes se les acusa como los presuntos autores del secuestro y la desaparición forzada de tres personas, rápido llamó la atención de los medios nacionales.
Francisco de los Santos de Jesús, «la Gata» o «el Garbanzo»; Gustavo Márquez Castillo y José Juan Cruz Ventura, «el Potro», todavía eran policías municipales en ese lugar, ubicado en la zona centro del estado, cuando habrían perpetrado los mencionados ilícitos; es decir, se les pagaba con recursos públicos por sus tareas de vigilancia pero ellos se dedicaban a delinquir con las armas de cargo y las patrullas asignadas. Los hechos se asentaron en la averiguación 356/2014.
Un caso menos grave pero igualmente preocupante porque habla de la irresponsabilidad y la falta de compromiso de quienes se dedican a la seguridad pública, ocurrió en Cosoleacaque, donde cinco elementos de la policía estatal, todos con nivel de jefatura, fueron cesados de forma fulminante por la secretaría del ramo.
Fue necesaria la presión del sector empresarial para que la dependencia a cuyo frente se encuentra Arturo Bermúdez Zurita procediera a investigar, a través de su área de asuntos internos, y confirmar que las instalaciones del C4 de ese lugar eran usadas como antro particular por los mandos asignados a dicha zona.
Son dos casos que hablan de las condiciones en que operan los cuerpos policiacos de Veracruz. Si a ello le sumamos los hechos ocurridos en el municipio de Coatepec, donde las autoridades optaron por la desaparición de la policía municipal y la incorporación del lugar al Mando Único policial, es fácil entender, incluso justificar, los altísimos niveles de desconfianza de la sociedad en las corporaciones a las que se les encomienda la seguridad pública.
En septiembre del año pasado, al clausurar el Foro Nacional «Sumemos causas por la Seguridad», el presidente Peña Nieto reconoció el desafío que implicaba el tema y apuntó que el gobierno debe garantizar que los policías cuenten con valores, aptitudes y conocimiento en servicio de los mexicanos, con respeto a los derechos humanos.
La realidad, sin embargo, es que en ese terreno se camina con demasiada lentitud.
En Veracruz, al igual que en todo el país, prevalece la falta de capacitación y en muchos municipios la población teme más a los uniformados que a la propia delincuencia. Los hechos ocurridos en Acultzingo son reveladores porque definen a la perfección la realidad de los cuerpos de policía, cuyos elementos confunden el uniforme y la charola con una patente de corso que les permite cometer delitos, incurrir en abusos, atropellos y violaciones a los derechos humanos de manera impune, con la certeza de que difícilmente serán castigados.
Alcalde de Medellín, tierra de por medio
El fiscal veracruzano, Luis Ángel Bravo Contreras, confirmó que la autoridad investigan el paradero del presidente municipal de Medellín, Omar Cruz Reyes, señalado como probable responsable del asesinato del reportero Moisés Sánchez Cerezo. @luisromero85