Hoy es Día Internacional del Jazz, celebremos

En El budismo, una de las charlas publicadas bajo el título de Siete noches, Borges cita a un poeta inglés del siglo XIX y yo cito la cita: «En un hermoso poema de Dante Gabriel Rossetti, ‘Sudden light’, se lee I have been here before, ‘Yo estuve aquí’. Se dirige a una mujer que ha poseído o va a poseer y le dice: ‘Tú ya has sido mía y has sido mía un número infinito de veces y seguirás siendo mía infinitamente’.»

Quizá sea forzar la referencia pero valga también para definir al jazz. Un standard, por ejemplo, cada vez que es interpretado es poseído por primera y por enésima vez simultáneamente. Cada vez que escuchemos Bésame mucho interpretada por un jazzista nos encontraremos con una pieza acabada de nacer que, sin embargo, hemos poseído cientos, acaso miles de veces.

El jazz suele ser, a la vez, hallazgo y remembranza, novedad y memoria oculta entre el sonido de los radios de la infancia, en las series de dibujos animados, en las películas de las guerras mundiales, las de gánsgters, las que aluden al conflicto racial en los Estados Unidos, en las escenas románticas o eróticas del cine y la televisión, en las voces eternas de Louis Armstrong y Billie Holiday que están archivadas en el inventario de nuestra conciencia más remota aunque no sepamos cuándo llegaron ahí pero que cuando vuelven se muestran con un rostro renovado y los escuchamos con quien regresa de un viaje largo o de una amnesia prolongada.

Comencé hablando de El budismo, el texto de Borges que en otro lugar revela: «…el budismo siempre fue tolerante. No ha recurrido nunca al hierro o al fuego, nunca ha pensado que el fuego o el hierro fueran persuasivos. La tolerancia del budismo no es una debilidad, sino que pertenece a su índole misma».

Escogí ese texto porque Herbie Hancock en 1972, cuando ya era un músico consumado, se convirtió a esa disciplina. En su página oficial declara: » Practicar el budismo me ha traído varias revelaciones. Una que ha sido muy importante para mi propio desarrollo personal, y en consecuencia mi desarrollo musical, es la comprensión de que no soy un músico. Eso no es lo que soy, es lo que hago, lo que soy es un ser humano. Ser un ser humano incluye ser un músico, incluye ser un padre, un marido, un vecino, un ciudadano y un afroamericano. Todas estas relaciones tienen que ver con mi existencia en el planeta».
Herbie ejerce su práctica budista -se lee en la misma página- con el fin de que su voz, cuando se expresa a través de la amplitud de su música, se pueda conectar con corazones en todo el universo, al servicio de una paz duradera.

Esta espiritualidad le valió el nombramiento, en el año 2011, de Embajador de buena voluntad de la UNESCO tras lo cual, como sabemos, propuso al organismo la designación de un día para celebrar el jazz a nivel mundial. Su propuesta fue aprobada y hoy celebramos por cuarta vez el Día Internacional del Jazz.
Ocho son las premisas bajo las cuales el organismo internacional designó tal celebración:

1. El jazz rompe barreras y crea oportunidades para la comprensión mutua y la tolerancia
2. El jazz es una forma de libertad de expresión
3. El jazz simboliza la unidad y la paz
4. El jazz reduce las tensiones entre los individuos, los grupos y las comunidades
5. El jazz fomenta la igualdad de género
6. El jazz refuerza el papel que juega la juventud en el cambio social
7. El jazz promueve la innovación artística, la improvisación y la integración de músicas tradicionales en las formas musicales modernas
8. El jazz estimula el diálogo intercultural y facilita la integración de jóvenes marginados.

París será la sede oficial de este año porque el Sena es una suerte de Mississippi europeo, su aguas han presenciado el desarrollo de esta música durante casi un siglo. En su texto París y el jazz (1918-1945), Alfonso Rodríguez Abellán nos informa:
«Aunque en las composiciones de algunos músicos franceses que habían viajado a Estados Unidos, como Claude Debussy -Golliwog’s Cakewalk-, Francis Poulenc -Rapsodie Nègre- o Erik Satie -Ragtime du Paquebo-t ya se pueden escuchar algunos ecos del género musical que posteriormente sería denominado como jazz, la llegada a París de algo verdaderamente digno de ese nombre se va a producir en el marco de la Primera Guerra Mundial, de la mano de los soldados negros destacados por el ejército norteamericano en Francia. Las primeras crónicas nos remontan a 1918, a la llegada de la Harlem Hellfighters Band, orquesta integrada por músicos afroamericanos del 369º Regimiento de Infantería, al frente de la cual se encuentra el más reputado y músico y director de orquesta de la escena ragtime neoyorquina: James Reese Europe, conocido también por ser el fundador de uno de los clubs míticos del “Renacimiento de Harlem”: el Clef Club.
Desde ese mismo año, Louis Mitchell, antiguo batería de la orquesta del Clef Club, lidera la Mitchell’s Jazz King, orquesta residente durante cinco años en el Casino de Paris y a la que se debe la primera grabación de música jazz en Francia: Ain’t We Got Fun (1922). El sonido de la orquesta, basado principalmente en la percusión, atrae a sus actuaciones a una legión de incondicionales provenientes de las vanguardias artísticas y de la alta sociedad parisina.»

Larga es la historia de la música sincopada en la Ciudad Luz y de ella habremos de ocuparnos en entregas posteriores, por esta ocasión baste con la declaración oficial de la UNESCO:
«Se considera que Francia es la segunda cuna del jazz después de los Estados Unidos, y desde la Primera Guerra Mundial, París se ha convertido en uno de los principales centros para la creación y difusión de este género musical en todo el mundo. Gracias a la energía de los aficionados, conocedores y seguidores, el jazz ha sido escuchado pero también estudiado y protegido por su valor artístico. Los músicos americanos influyeron en el estilo de varias generaciones de músicos franceses, que a su vez enriquecieron el género con sus propias contribuciones.»

Pero las celebraciones se harán en todo el mundo, en esta ciudad habrá varias actividades que están detalladas en El jazz bajo la manga del lunes, El Día del Jazz en Xalapa.
Asistan, vale celebrar la pasión por esta música, por la cultura, por la equidad, por la tolerancia, por la libertad.

 

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