Mientras el presidente Enrique Peña Nieto, en su reciente visita a Veracruz el martes pasado, presumió una baja en la comisión de delitos del orden común en el país (que corroboran las cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública), en Veracruz las cosas están que arden.

Comparativamente con el primer trimestre de 2014, en similar periodo de este año se observa un crecimiento del 3 por ciento en el número de delitos en general, que pasaron de 10 mil 723 el año pasado, a 11 mil 41 en lo que va del presente.

El fiscal veracruzano, Luis Ángel Bravo Contreras, no tendrá muchas buenas noticias y experiencias exitosas qué relatar a sus contrapartes de Campeche, Yucatán y Quintana Roo, con quienes se reúne hoy en Xalapa, en presencia de la titular de la Procuraduría General de la República, Arely Gómez González, y solo podría tener cierta ventaja sobre los de Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Tabasco, todos ellos integrantes de la Conferencia Nacional de Procuración de Justicia Zona Sureste.

Tanto el Fiscal veracruzano como el titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, han sido incapaces de abatir la creciente comisión de delitos del orden común y de lograr la captura de sus responsables.

Apenas el martes 31 de marzo pasado, en Poza Rica, Bermúdez Zurita se solazaba con una supuesta disminución en el número de delitos, y aportaba datos que planteaba como del primer trimestre de 2015 (en sentido estricto, no se cumplía aún ese plazo), respecto al mismo periodo del año anterior.

Afirmaba mentirosamente que el robo había disminuido en un 32 por ciento. Falso. El número de robos se incrementó en un 9.6 por ciento, al pasar de 4 mil 246 a 4 mil 654.

También se decía satisfecho porque el robo a casa habitación había experimentado una baja del 38 por ciento. Falso. Tan solo el robo con violencia a casa-habitación tuvo un incremento del 38.7 por ciento, al pasar de 93 a 129 casos.

Dijo que el robo con violencia había caído en un 35.5 por ciento. Falso. Según los datos oficiales del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), este delito creció de 2014 a 2015 (siempre considerando el primer trimestre) en un 21.6 por ciento, al pasar de 1,096 a 1,333 casos.

También recitó ante los reporteros otra hazaña: que el robo de vehículos había caído en 18 por ciento. Falso. Tan solo el robo de vehículos hecho con violencia creció en 38.5 por ciento, pues pasamos de sufrir 236 en 2014 a tener registro de 327 casos este año.

Es cierto que en delitos como robo a banco con violencia, abigeato, homicidio doloso y secuestro, Veracruz experimentó una baja residual en el número de las denuncias, pero en los demás estamos fritos, incluso, el de robo con violencia a negocios observa un crecimiento del ¡84 por ciento!

El número de delitos en el país disminuyó en un 8 por ciento, al registrarse 32 mil 290 delitos menos que en el primer trimestre de 2014. Sin embargo, Veracruz, como lo señalamos líneas arriba, en poco contribuyó, pues creció la estadística en 3 por ciento.

En efecto, en el robo a bancos con violencia hay una baja del 33 por ciento, al pasar de 6 a 4 casos; y el homicidio doloso bajó en un 2.8 por ciento (de 111 a 108), sin embargo, el número de homicidios en general (que también incluye a los culposos) creció en 2 por ciento (de 229 a 234).

Somos cuarto lugar nacional en secuestro

Mención especial merece el delito de secuestro, rubro en el cual Veracruz ha sufrido un inusitado crecimiento desde que Javier Duarte de Ochoa asumió el gobierno de la entidad en diciembre de 2010.

En 2014, Veracruz reportó 144 secuestros, es decir, un promedio de 12 privaciones ilegales de la libertad por mes. Considerando la famosa cifra negra en que se calcula que solo el 10 por ciento de estos delitos se denuncia, ya podemos calcular en más de mil los secuestros sufridos en toda nuestra geografía.

En este delito, por fortuna, en la comparativa entre el primer trimestre de 2014 y el del presente año, se observa una disminución del 46 por ciento. Pasamos del peor año de Duarte, en que para esta fecha ya se habían denunciado 41 secuestros, a solo 22 casos entre enero y marzo pasados, es decir, apenas poco más de 7 secuestros mensuales.

Pese a ello, no podemos cantar victoria. Aunque rebasamos la tendencia a la baja registrada a nivel nacional, calculada en menos 35.5 por ciento, Veracruz sigue colocado entre las entidades más destacadas en este ilícito.

De los 268 secuestros reportados en el país, el máximo de casos se observa en Tamaulipas, con 61 secuestros; le sigue en segundo lugar el Estado de México, con 48; el estado de Guerrero, con 26 y, en el cuarto lugar, Veracruz, con 22; el quinto lo ocupa Tabasco, con 17, y en el sexto, el Distrito Federal, con 10.

Solo estas seis entidades reportan más del 68 por ciento de los casos registrados a nivel nacional (con 184), y tres de los estados que hoy estarán en la reunión de procuradores y fiscales de la región sureste (Guerrero, Tabasco y Veracruz) suman 65 casos, más del 24 por ciento nacional (prácticamente una cuarta parte).

Por desgracia, se mantiene el eje criminal del Golfo de México, Tamaulipas-Veracruz-Tabasco, donde se reportan 100 secuestros (37 % de los casos del país), y para cuya zona geográfica, si bien Tamaulipas no asiste a la reunión que comienza este jueves, la Procuraduría General de la República debiera establecer acciones prioritarias que permitan colaborar con las autoridades locales para desmembrar a las bandas delictivas dedicadas a este lucrativo y diabólico negocio.

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