Faltan 637 días. 90 semanas. 21 meses.

Dónde y quienes tomarán, las decisiones que reducirán el número de aspirantes y suspirantes, a unos cuantos candidatos o candidatas al gobierno de Veracruz. ¿Allá o acá? ¿En el DF y concretamente en los pinos, o en la aldea?

¿Qué interacción dominará?

Ubicar la fuente determinante de estas importantes decisiones, ayuda a describir y comprender políticos, intereses en juego, etapas del proceso y consecuencias de la sucesión.

Eso, sin dejar de señalar e insistir que lo importante es que piensan y deciden las y los veracruzanos que tendrán que soportar y padecer, tanto decisiones equivocadas como malos o peores responsables de gobernar; al decidir asegurar o perder, la consecución de logros y avances que permitan atender múltiples necesidades, inconformidades y reclamos de la población que es, a fin de cuentas, parte de lo prioritario.

Nadar de a muertito

La cuestión entonces, es considerar y prever cómo participar en el transformado escenario de la SUCESION EN VERACRUZ.

Esto es, hay que tener presentes condiciones y consecuencias del retorno del PRI al poder presidencial. Con virtudes y defectos en cada caso, una cosa es el PAN en “los pinos” y otra el PRI. Hay y habrá centralismo.

Y sólo para dejar apuntado brevemente, también hay que señalar que desde otra perspectiva, lo que padecemos y padeceremos los mexicanos, todavía por mucho tiempo, serán más episodios de la lucha de dos conocidos males de la política en nuestro país: el centralismo y el feudoralismo.

Así, no extraña que un ex gobernador, ahora al frente del gobierno federal recurra a un sinnúmero de medidas y acciones centralistas, que afectan el débil y exiguo, pero todavía añorado federalismo en México.

Y también, no deben extrañar manifestaciones de reconocimiento y apoyo a las medidas presidenciales, centralistas o no, cuando en la vida cotidiana aparecen y se repiten las innumerables muestras de incapacidad, abuso, ineficiencia, delincuencia e impunidad que han caracterizado y caracterizan al ámbito de los gobiernos estatales y municipales.

Excepciones aparte, que aunque usted no lo crea las hay, por el sinnúmero de pruebas en todo el país, se puede asegurar que Estados y Municipios padecen malos y peores gobiernos que han caracterizado al FEUDORALISMO o abuso de poder en el ámbito local, como una de sus expresiones más conocida y padecida.

Incuestionablemente, muchas acciones centralistas encaminadas a combatirlo y erradicarlo, han encontrado de sobra justificaciones, razones, sustento o simples pretextos para hacerlo.

Innumerables y lamentables historias de gobernadores, presidentes municipales y funcionarios locales han sido, son acusados y señalados por la bien ganada pública de ineptos y corruptos, ineficientes y delincuentes.

Los menos sometidos a procesos judiciales; los menos de los menos, castigados; y la mayoría protegidos, hasta hoy, por la impunidad. Hasta que otra justicia, con frecuencia la norteamericana, en escandalosos casos, los encuera, exhibe y hasta persigue.

Por lo pronto, entre muchas de las señales de la presencia de un renovado centralismo, que desde luego hay que detener y controlar, habría que poner atención en lo dicho y hecho recientemente, con relación a inseguridad, violencia y delincuencia que viven y enfrentan los mexicanos.

Nadar entre muertitos

Lamentable no identificar y reconocer, lo poco o mucho, que intenta hacerse bien. Peor que trascienda ausencia de gobernadores, por conveniencia, descuido o comodidad, en temas urgentes y prioritarios, como los miles de muertos.

Foto, declaración y boletín intrascendentes y simuladores, más cuando simplemente no contribuyen a un esfuerzo que, desde sus orígenes, exige participación y coordinación efectivas de todos.

No lo mando a decir. En reciente reunión nacional de Gobernadores, el Presidente Peña Nieto expreso, entre otras cosas:

“… es fundamental que todos los órdenes de gobierno trabajemos de forma conjunta y que jalemos parejo…No cabe hacer excepciones, no cabe ‘nadar de muertito’, evadir la responsabilidad…Privilegiando el diálogo, el acercamiento con quienes disienten, con quienes tienen diferencias y demandas que enarbolar, pero, lo más importante, es que nadie quede exceptuado de la aplicación de la ley. No caben acuerdos ni caben negociaciones que sean para exceptuarse o substraerse de la aplicación de la ley”

Evitar nadar de a muertito y entre muertitos. Imprescindible y urgente, gobernar al gobierno.

*Academico.IIESES-UV@RafaelAriasH Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez.