Ya me canso / de bajear / y no amanece
Hace como ocho o diez años, cuando Memo (Barrón) se vino para acá, lo acompañé. Aquí había un amigo mío, contrabajista, que se llama Omar, ahora vive en Salzburgo, creo que fue a hacer una maestría y se quedó. En su casa conocí a Eloy Zúñiga y en la convivencia empezamos a tocar son huasteco. Vine otras veces acompañando a Memo, pero jamás lo volví a ver.
En ese tiempo se vinieron varios potosinos a vivir aquí: Memo, una contrabajista que se llama Queta, una chava que se llama Luz Elena, Rosy y Ceci que vinieron a estudiar teatro.
Aquí Memo conoció a Emiliano y a Vladimir Coronel y alguna vez fueron a San Luis, también conocí a Beto Jiménez una vez que fue a tocar.
Me hice muy amigo de Emiliano (Coronel) y él fue el que me dijo que debería venirme a Xalapa y yo también sabía que necesitaba moverme de ahí porque con todo este rollo que yo traía ya había aprendido un montón de cosas, ya había tocado con mucha gente y seguía tocando con mucha gente y aprendiendo pero ya me sentía como estancado dentro de mi instrumento y sentía que mi ciclo ahí había terminado, entonces decidí venirme a Xalapa a estudiar en JazzUV.
Yo no conocía a nadie aquí más que a Memo, a Emiliano y a Beto (Jiménez) y con él llegué a vivir. Beto me rentaba un cuarto y a la vuelta de la casa vivía Omar, él me prestaba su contrabajo para estudiar, me la pasaba todo el día en su casa.
Los huesos primos
Yo tengo mucha suerte, nunca he pedido chamba, desde que empecé a tocar con Samuel siempre me han invitado.
Yo estoy loco, me vine con la lana justa de la renta y del semestre, no sabía cómo le iba a hacer para lo demás porque no tenía dinero pero a los pocos días de haber llegado le habló a Beto un baterista que se llama Felipe, ya no toca, es químico.
Lo invitó a tocar y Beto me invitó a mí, ese fue mi primer hueso. Éramos Beto en la guitarra, Felipe en la batería, un violinista que se llama Iván y yo, tocábamos en el Finca Andrade, en Coatepec. Después Beto ya no pudo y entró Luis Rodríguez, pianista, estuvo un tiempo y después ya no pudo y entró Obed, también pianista.
Omar tenía un grupo de reggae con ska que se llamaba Jamaicafé y ahí tocaba Ramiro (González). Un día Omar me dijo:
-Vente al ensayo y luego nos vamos al toquín. Cuando llegué al ensayo iba entrando Ramiro, nada más estábamos Omar, Ramiro y yo. Omar es bajista pero ahí tocaba el teclado ¿por qué?, no sé total que empecé a tocar con ellos, a Ramiro le gustó y me dijo:
-Estoy tocando con un chavo que se llama Diego (Salas), ¿no quieres tocar?
-Sí
Empezamos a tocar los tres y teníamos un montón de huesos, tocábamos casi toda la semana, tocábamos en La Chiva, en el Café Calli, en el Zona Centro, en el Luna Negra, en un montón de lugares. Después entré a tocar al Jazz LP, estaba Diego (Salas), el Chane, un chavo que le dicen el Chespi, no me acuerdo cómo se llama, e Hiram (Marcor).
Cómo gasto papeles enmendándote
Ramiro es muy amigo de Eloy y un día le platicó que yo estaba aquí. Eloy se acordó de la vez que tocamos son huasteco en casa de Omar, él estaba grabando el disco de su mamá, Cecilia Guinea y cuando se enteró que estaba aquí dijo este es el indicado. Me llamó, nos vimos y fuimos a su casa, ahí me enseñó las maquetas. Había un tema que se llama El beso que perdí con el que me enamoré de esa música dije -sí, yo grabo. Me dio un disco para que lo estudiara y unos papeles que estaban hechos para que él los entendiera porque escribía la parte A, la parte B pero nada más, sólo él sabía dónde repetía, escribió las partes pero no escribió el orden entonces dije no, yo voy escribir los míos. Siempre he sido muy sangrón con eso porque Samuel escribía bastante bien y el maestro también y yo me acostumbré a escribir así, muy claro. Hice los papeles, estudié los temas, me los aprendí y entramos a grabar. Eloy me dijo que no había mucho dinero para pagarme pero me dieron una lana y unos discos, ese fue el trato.
Presto pa’ la orquesta
Estuve un tiempo en JazzUV y después me alejé pero seguí estudiando porque tenía un montón de material que me dejó Agustín Bernal, que fue mi primer maestro, después tomé clases con Emiliano Coronel y también me dejó mucho material.
En San Luis Potosí estaba acostumbrado a ganar muy bien porque daba clases y tocaba en un montón de grupos, y tocando jazz ganábamos como $500. Llegar a Xalapa y ganar $150 o $200 fue un choque y estaba muy desanimado. Después entendí que es una ciudad estudiantil pero al principio dije ¿de qué voy a vivir?, no voy a poder vivir aquí porque a pesar de que tenía muchas tocadas, el dinero no me alcanzaba.
Obed trabajaba en la SEV, creo que tenía un puesto administrativo o no sé qué, un día me dijo que estaban armando una orquesta de salsa para la SEV y me invitó:
-El contrato va a empezar a correr a partir de diciembre, vamos a empezar en enero pero lo van a contar como si estuviéramos trabajado. Nos van a dar un contrato de $6000 mensuales
-No sé porque a lo mejor me regreso a San Luis, esta súper bien, pero no sé
-Pues piénsalo
Un día, platicando con Eloy le dije:
-La neta me voy a tener que regresar a San Luis porque con lo que gano aquí no me alcanza, tengo que pagar renta y aparte vivir
-Si es por eso no te regreses, vete a vivir a mi casa
-No, como crees
-Si, no hay bronca, aquí también estuvo viviendo Ramiro, nada más ayúdame con lo que puedas, no pasa nada.
Me fui a San Luis, luego pensé que si me iban a pagar $6000 mensuales estaba muy bien. Me regresé a Xalapa y me fui a vivir con Eloy. Yo pagaba la luz o le ayudaba con lo que podía, con la renta no había bronca porque sus papás le daban para eso.
Entré a la Orquesta de Salsa de la SEV. Ensayábamos, nos ponían a tocar un montón de veces, nos llevaban a actos del PRI, a bodas y cosas así pero no nos daban el contrato y no nos daban el contrato. El director era Rafael Peñalver. Teté (Espinoza) estaba cantando y un día se cansó:
-Si no nos dan el contrato, yo ya no vengo ensayar ni voy a tocar
Y todos dijimos lo mismo porque era mayo, llevábamos medio año trabajando y nada, afortunadamente yo tenía otras tocadas y otras cosas.
Total que decidimos salirnos y mucho tiempo después nos pagaron un mes, $5000 nada más.
Por la lejana montaña
La señora Paty Faisal era la presidenta del Voluntariado de la UV y me contrataron, era muy poquito dinero, $1500 al mes pero era un trabajo muy bonito, trabajar con los niños de las comunidades es una experiencia muy, muy chida. A nosotros nos tocó trabajar en Acatlán, me sorprendieron los chavitos porque tocan muy bien. Íbamos Ramiro, Eloy, el Chane, una chava cantante que se llama Sharon Hernández y yo.
Tápame con La Manta, llorona, porque me muero de frío
Todo ese tiempo estuve tocando con Eloy y empezamos a hacer La Manta. Yo ya tenía la intención de hacer un grupo de música tradicional de muchos lugares, no solamente mexicana y salió la posibilidad de irnos a tocar a España con Felipe, era un proyecto muy raro porque era un ballet pero en el grupo había marimba y no sé que más y dije -hace falta alguien que cante y que haga la armonía, hay que invitar a Eloy. Empezamos a hacer los arreglos, el primero que hicimos fue el de La Bruja y, creo, el de El Cascabel. Luego invitamos a Ramiro. Para no hacerte el cuento muy largo, el viaje España se canceló porque la chava nunca mandó unos documentos que se necesitaban y ya no se hizo pero nosotros seguimos con el proyecto de La Manta, tocábamos Felipe, Ramiro, Eloy y yo pero sentíamos que nos hacía algo más de punch, entonces le hablamos al Paisa para que tocara el cajón y Felipe la batería, esa fue la primera conformación de La Manta.
La primera vez que tocó La Manta fue en casa de Ramiro, nada más para los cuates, después tocamos en Acatlán, hicimos una presentación con la familia de Diego y el primer concierto, ya en forma, lo hicimos en la galería Eolos, que estaba en Carrillo Puerto, por la Biblioteca de la Ciudad. Luego empezamos a salir mucho y hacer conciertos compartidos, en la primera parte se presentaba Cecilia Guinea y, en la segunda, La Manta.
En San Luis Potosí metimos un proyecto al FECA (lo metió Eloy pero fue a nivel grupal) para grabar un disco. Ganamos la beca y pudimos grabar pero nada más nos alcanzó para eso, después metimos otro proyecto al Gobierno del Estado de San Luis Potosí y entonces hicimos la maquila, fue un tiraje de 1000 discos, nos dieron 500 y se quedaron con 500. Luego conocimos a un chavo que se llama Fernando Lagunes, que ahora es nuestro mánager, estaba armando una disquera con otro cuate, vinieron a vernos y firmamos un contrato.
Con esa disquera se hizo otro tiraje y empezaron a salir un montón de cosas: compartimos escenario con el Instituto Mexicano del Sonido en la Estela de Luz, hicimos la presentación del disco en el Lunario, le abrimos un concierto a Robert Plant en el Auditorio Nacional, hicimos un video y eso nos abrió las puertas para asistir al Vancouver Folk Music Festival, tocamos con Lila Downs en Autlán de Navarro, Jalisco, tocamos en la Feria de San Marcos en Aguascalientes, tocamos en el Festival Afrocaribeño en Veracruz, tocamos en la Cumbre Tajín, tocamos en la feria de Ciudad Valles, San Luis Potosí, tocamos en el Teatro Metropolitano de Tampico o sea, hemos tenido un buen de trabajo. Para este año tenemos planeada la grabación del segundo disco, además ganamos la beca de Iberomúsicas que es una beca de movilidad, en octubre vamos a ir a Argentina y no sé a qué otros lugares.
¡Azuuuuuuuuucarrrrrrrrrrrrrr!
En ese tiempo también me invitó Nissiel Ceballos a tocar con Son Aché, entonces dejé de tocar con Diego y con todos los grupos de jazz y me puse a tocar salsa y con el mismo ballet con el que nos íbamos a ir a España, se hizo una temporada larga en el Hotel Xalapa, el espectáculo se llamaba Sones, Habaneras y Congas. Conocí a una chava que se llama Sandra con la que me casé después. Estábamos en el Hotel Xalapa, una vez pedí permiso porque me fui de gira a la huasteca con Cecilia Guinea. Regresando le dije a Eloy:
-Ya me voy a mover
-¿Ya tienes trabajo?
-No, ya tengo novia (risas)
Me fui a vivir con Sandra y seguí tocando en el Hotel Xalapa, seguía lo del Voluntariado, total, que ya tenía más cosas y estaba más firme.
He bajeado de acá para allá…
Se terminó la onda con Son Aché y empecé a tocar otra vez en huesitos, toqué con Paquito Cruz, empecé a tocar con Los tres pies del gato y así andaba, tocando jazz por aquí y por allá. Una vez que fui a San Luis Potosí, estando allá me llamó Jamil, el trombonista y me dijo que necesitaban un bajista para la Orquesta Bantú, era poquito dinero pero era seguro. Entré y estuve tocando en La Tentación de miércoles al sábado y, a veces, los domingos en Las Trancas. Yo ya me había casado con Sandra y vivía por allá.
Conocí a Lorena Ortega, una chava que baila, ella andaba con un guitarrista que se llama Fernando Soto que es, si no el mejor, uno de los mejores bailadores de flamenco en México. Tiempo después empecé a tocar el cajón con el grupo Olé Olé, nos presentábamos en el Tierra Luna, me acuerdo que terminábamos ahí y me iba corriendo a La Tentación a tocar con Bantú.
También empecé a tocar con Érika Suárez que es una chava que hace danza experimental, presentamos una obra que se llama Especies de Espacios; es experimental, nos movemos con ella en el escenario. Los músicos somos Ramiro en el saxofón, un guitarrista del DF que se llama Anuar Miranda y yo tocando el bajo, el cajón y, según, dirigiendo pero yo no dirigí nada. Nos presentamos en el Centro Nacional de las Artes y en varios lugares del DF.
Ahora estoy tocando con un grupo de flamenco que se llama Alhambra Flamenco que son las mismas chavas de Olé Olé, pero sin Gabriel.
Estuve con Noila (Carrazana) en Bambarakatunga, un grupo de tinga. Acompañé a la cantante Rosy Gutiérrez.
En la Semana Santa del año pasado me fui a Chiapas con Bruno Esteban, es un músico muy importante con el que también he aprendido mucho.
Ahorita estoy tomando clases de son jarocho con Laura Rebolloso porque para mí es importante seguir preparándome. He tocando con ella y es otra persona importante de la que he aprendido un montón de cosas.
En fin, me han salido muchas cosas, te digo que siempre he tenido mucha suerte y me invitan.
Jazzuv
Un día nos vio Jordi (Albert, director de JazzUV) tocando con los niños, después nos hicieron una cena de agradecimiento porque no nos pagaban, ahí estaba Jordi y me dijo:
-¿Estarías interesado en dar clases en JazzUV?
-Ah, sí
-Bueno, pues un vas a dar clases en JazzUV
Fue medio al aire, no hice mucho caso porque es muy raro que te hagan una proposición así. Me fui de vacaciones a San Luis y regresando Diego me dijo:
–¿Ya metiste papeles?
-No, ¿por qué?
-Es que ya está tu nombre ahí, tienes que meter tus papeles porque hay junta tal día
-No manches
Metí todos mis papeles, entré a dar clases en la escuela y he aprendido bastante, la verdad es que para dar clases tienes que desmenuzar todo lo que sabes y tienes que preguntarte todo lo que un alumno te puede preguntar, es ahí cuando entiendes cosas que aplicas pero que no tienes muy conscientes, yo he aprendido mucho.
Jordi ha hecho muchas cosas muy buenas por la escuela. Desde que estuve ahí como alumno a que entré como maestro cambiaron muchas cosas, siempre va a existir eso de los grupitos pero antes estaba un poco peleada la vieja guardia o la vieja escuela con las nuevas generaciones, no se hablaba fulano con merengano y cosas así, eso era medio raro, incómodo incluso, Jordi hizo un acercamiento y eso es bueno para la comunidad, no sólo para la escuela. Platicando con Lucio (Sánchez) aprendes, quizá hay chavos que pueden pueden tener más habilidad, tocar más rápido o lo que sea pero la experiencia que tiene ese señor y las cosas que platica, no te las da nadie. A mí se me hizo muy bueno eso, con todas las deficiencias que tiene la escuela, porque las hay como en todos lugares, creo que está mejor organizado todo, tiene un poquito de más coherencia y se trata de trabajar porque antes creo que había, es mi punto de vista personal, un poco de holgazanería, cada quien hacía lo que quería y ahora no, ahora se trabaja.