Ante la situación indefinida en que continúa la organización que agrupa y/o debía agrupar a los campesinos veracruzanos, se espera que en unos días se resuelva cómo estará integrada finalmente la dirigencia de la Liga de Comunidades Agrarias, Sindicatos y Organizaciones Campesinas del Estado de Veracruz.

Entre que sale o no el humo blanco para saber quién fue el elegido, hay algunas señales sobre las que están advirtiendo los expertos en el arte de la adivinación de los recados del poder.

Primero, dicen que hubo un mensaje en el hecho de que de los aspirantes que asistieron el 3 de enero al evento de aniversario del ejido Salmoral y al centenario de la promulgación de la Ley Agraria, al que asistió el gobernador Javier Duarte de Ochoa, fue notorio que quien estuvo muy de cerca del “primer cenecista de Veracruz” fue el dirigente de origen indígena Fernando Hernández Flores, que cumple con los requisitos legales y formales para ser el líder de la CNC jarocha.

Segunda señal: apenas tres días después de aquel evento, el 6 de enero, el senador Manuel Humberto Cota Jiménez, dirigente nacional de la CNC, estuvo con el gobernador Javier Duarte de Ochoa en el Puerto y, adivine usted, ahí llegó también Hernández Flores.

El campo es muy importante en nuestro presente como país, pero es crucial para el futuro de nuestras generaciones. Ahí se resolverá la vida que tengan nuestros descendientes. Lo que hagamos ahora, lo estaremos abonando para nuestro nietos.

Son, pues, tiempos para fortalecer a un sector muy importante, como la Confederación Nacional Campesina. Una forma de hacerlo es poner al frente a quien representa el nuevo rostro social para el campo, un joven misanteco que no ha dejado de alzar la mano, aunque siempre cuidando las formas y los tiempos.

A Fernando Hernández lo conoce el gobernador Javier Duarte desde hace muchos años y Manuel Cota le tiene buen aprecio. Ambos lo consideran una persona leal e institucional, un líder campesino ubicado en su realidad y que cumpliría con las encomiendas que le asignen.

Su propuesta inicial es abrir las puertas de la Liga a todos los campesinos e indígenas. Fernando es una persona con sensibilidad, que sabe escuchar, que se preparó y se formó en el surco de la pimienta, del café, en la milpa, consumiendo el cachichín de su tierra. Tiene las relaciones suficientes para hacer un campo justo, próspero y eficaz, y sin duda velará por los derechos de los trabajadores de la tierra.

Como hombre hecho en la tierra, promueve el fortalecimiento de la seguridad alimentaria, el incremento de la productividad, el acercamiento a los créditos y programas. Y en especial, se propone darle seguimiento a los beneficios a que son acreedores los campesinos y campesinas, para que lleguen las cosas a donde tengan que llegar.

Si le dudan, ahí está un hombre de campo, que viene del campo y le devolverá el rostro que el campo necesita.

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