Juventud, divino tesoro
Cuando ya tenía el tiempo completo en la Facultad de Música me llamó Luis Herrera de la Fuente:
-Oye, necesito que trabajes conmigo, aquí hay trabajo de maestro y en la orquesta, como timbalista.
Él me había ayudado para ir a Holanda; cuando fui a Europa me becó la Universidad Veracruzana y Luis Herrera de la Fuente me llevó con Roberto Bravo Garzón:
-Este muchacho cumple con todos los requisitos para tener una beca
Y la SEV me dio otra beca.
Cuando me habló Herrera de la Fuente pues claro que acepté y fue muy bien. Me tocó fundar la Orquesta Sinfónica Juvenil, ensayábamos en la prepa Juárez con Efraín Guigui. Estuve muchos años hasta que llegó el momento en que yo ya no era juvenil, entonces dije no, esto ya no, ¿cuál juvenil? si ya tengo más de 30 años. Además tenía demasiado trabajo; tenía tiempo completo en la facultad, tiempo completo en el instituto y estaba en la juvenil pero empecé a sentir que me empezaba a secar como artista, como músico, me faltaba volver al escenario y dije bueno, si siempre quise tocar, qué hago con dos trabajos de maestro de tiempo completo, esto no es lo mío y, en 2008, olímpicamente renuncié al instituto, muchos me dijeron que debí haber pedido permiso y, cosa chistosa, meses después liquidaron a muchos maestros y les dieron mucho dinero pero la verdad fue una decisión muy personal y no me arrepiento.
Variaciones para percusiones
En ese entonces no había tantos percusionistas, éramos pocos entonces tocaba de todo, clásico, contemporáneo, barroco, afro, marimba, vibráfono, batería, de todo, era el mil usos.
También me tocó ser fundador del Ensamble de Percusiones de Xalapa con Chucho Reyes, que fue mi maestro en la Facultad de Música, con René Pérez que ahora es el director, con Miguel González. También fue Bravo Garzón el que nos impulsó mucho, en aquel entonces nos dio las plazas.
Toqué afro con Estela Lucio, tenía mi djembé. La acompañé en alguna Cumbre Tajín y aquí, donde daba clases, ahora ese trabajo lo hacen muchos muchachos del Ensamble de Percusiones. También aprendí mucho de Javier Cabrera.
El otro cora son
Cuando llegué a Holanda me dijeron:
-A ver, mexicano, toca algo de México
Yo había estudiado ocho años de música clásica y había tocado jazz, pero la música clásica es de Europa y el jazz de Estados Unidos. Me di cuenta de que no sabía nada y me sentí muy mal porque yo decía ser percusionista y músico pero no me sabía ni las canciones chiapanecas en la marimba entonces, cuando regresé, lo primero que hice fue decir ¿dónde es mi tierra?, pues Veracruz y me pegué con Ernesto Luna y toda su familia. Los Luna son de Tlacotalpan, me abrieron las puertas de su casa en todos los sentidos y aprendí un poquito de son jarocho, luego toqué con el grupo Recoveco que era una mezcla de salsa, son jarocho, algo más moderno.
Toqué en La Tasca con Ernesto Luna y con Arturo Meseguer, yo les agradezco que siendo ya grande mostré interés por aprender y me dijeron órale, éntrale. Empecé con el pandero, luego tomé la quijada, después un mosquito que me vendió Ramón Gutiérrez, luego conga, cajón y marimbol y eso fue lo que más me gustó, vi tocar a Octavio con Son de Madera y dije esto es fabuloso, compré el marimbol, tomé una clase con Octavio y otra con alguien que venía de tocar con los Cojolites, no recuerdo ahora su nombre, y empecé a tocar. Sin saber se estaba formando Sonex porque tocaba Camil, tocaba Luis Felipe, Helio también llegaba y ahí estábamos todos juntos; Meseguer, Ernesto Luna y yo éramos los grandes y ellos eran los chavos. Alguna vez Luis Felipe me dijo:
-Algún día tendré mi grupo y yo diré qué canción vamos a hacer
Y sí, lo hizo y es un grupo tremendo.
La Tasca creo que es muy importante, siempre ha sido un lugar donde los artistas se han sentido muy acogidos, por eso sigue, sigue y sigue. Ahí aprendí el son jarocho; todavía tengo el marimbol, y cuando puedo, voy a algún fandango.
Huellas
Lo que admiro de los grandes músicos es cuando dejan su obra impresa o grabada; los escritores hacen los libros y los músicos tendríamos que hacer los discos y la verdad es que muchos músicos que hemos preocupado por dejar ese legado, por ejemplo, Humberto León seguramente ha grabado en 20 000 discos porque es un gran talento, pero no hay uno del que diga este es mi disco.
Lucio (Sánchez) y mi papá, Adolfo Álvarez sí lo han hecho, qué bien, ya lo dejaron ahí. Yo tampoco me he preocupado por eso, el año en que me tocó suplir a mi papá en Jazz entre Tres estaban Stefan Oser y Aleph Castañeda en el grupo, me acuerdo que un día Stefan me dijo:
-Oye, vamos a grabar, tengo ganas de tocar con ustedes estas piezas
Lo grabamos en Veracruz y fue muy natural porque yo no tenía el peso en los hombros, hoy en día pienso que si quiero hacer un disco con mi nombre, ¿qué voy a tocar?, ¿qué voy a decirle al escucha? pero esa vez fue tan natural y ahora lo tengo como muy grato recuerdo pero, en realidad, fue idea de Stefan.
Después colaboré con Aleph (Castañeda) que quería hacer su disco, me acuerdo que me dijo:
-Tú tienes un gong, un tam-tam de estos asiáticos, quiero meterle un gongzazo tremendo a la grabación
Y sí, lo grabamos. Lo hizo con mucha gente, yo participé en tres piezas y al final le decía:
-¿Qué pasó?, ya lo grabamos
-Pues sí pero la maquila cuesta tanto
Y ahí se quedó, enlatado en los estudios Mabarak, en Veracruz.
Timbalero, a tus timbales
De los 25 años que me ha tocado vivir las percusiones en Xalapa siento que ya estamos en los inicios ir por una sola corriente, así como los bateristas pueden decir, muy claramente, nada más toco batería u otros pueden decir nada más congas o nada más percusión latina. Sería lo ideal, hace unos días me tocó ser sinodal en la Facultad de Música de los exámenes de percusiones y veo muy abierto el abanico, está bien, esa diversidad es muy buena sin embargo qué mejor que un baterista para ayudar a otro baterista desde el punto de vista pedagógico o para crear un ambiente; qué mejor que los timbalistas que tenemos un trabajo en el mundo clásico nos juntemos y podamos avanzar más. Como multipercusionista tienes el gran reto de tocar de todo, eso me recuerda el dicho de que el que mucho abarca poco aprieta. Yo sé tocar un poco de marimba, un poco de campanitas, un poco de todo, pero un poco de todo es un bien de nada entonces, si tú tienes claro qué es lo tuyo, qué mejor.
Oda a la alegría
De la sinfónica te podría decir que es un trabajo increíble, es único, me siento tan afortunado y con tanta responsabilidad con la música, con los directores que vienen, con la orquesta, con cada músico que está ahí; hay músicos fabulosos que tienen una gran capacidad, entonces siento que no le puedo quedar mal a la música, no me puedo quedar mal a mí y cada concierto es único, y lo menciono porque siento que algunos colegas han perdido esa emoción por presentarse, a lo mejor tocan muy bien, tocan increíble pero ¿y la emoción?, si tomamos la música como un lenguaje, pues ellos hablan muy bonito y tienen todas las palabras bellísimas como si fueran grandes poetas, pero si no le ponen esa emoción, su música no va a llegar al otro lado.
Ahora me vuelven a salir las ganas por tocar jazz, por hacer música; eso es básico, si no disfrutas lo que haces es como si le pidieras a un doctor que vea sangre y te dijera no, yo sangre no, pues entonces nunca va a ser un doctor y como músico ejecutante estar en el escenario es lo más bello y es necesario. También es motivo de que te cimbres, de que tengas que ponerte a estudiar, de que te puedes poner nervioso, de que tienes el deber ético, en cada presentación, de hacerlo lo mejor que puedas, a veces no llegas, pero cuando lo logras es único y no tiene precio.
Quasi una fantasia
Me acaban de invitar a un proyecto con chavos de la escuela, muy jóvenes pero con muchas ganas; la Orquesta Filarmónica de Xalapa. La palabra filarmónica tiene que ver con el amor a la música y esta orquesta no depende de nadie. Su director se llama Eduardo Juárez, es violinista de la sinfónica, era el director adjunto de la juvenil el año pasado pero la juvenil pasó por problemas, no había presupuesto y creo que hasta la quitaron. A raíz de eso terminó su contrato y le dio mucho más interés a esta orquesta
Empezó diciéndole a los muchachos:
-Oigan, vamos a tocar algo, tráiganse su atril y tocamos algunos cuartetos
Y luego fueron más grandes, más grandes y ahora fuimos a Orizaba e hicimos la Sinfonía No. 2, de Sibelius. No nos pagaron pero me encanta la emoción que siento por tocar con ellos, el nivel, obvio, no es el mismo de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, pero esa emoción que siento de cada muchacho, es muy valiosa y también he visto esa emoción en algunos músicos de gran trayectoria, yo no veo que Lucio (Sánchez) se queje, sigue tocando con muchas ganas, entonces eso es igual para uno de 15 años que para uno de 80, eso es ser músico.
Yo he comprado muchos instrumentos que, como percusionista, es básico que tenga y los puse a disposición de esta orquesta. A nadie le pagan, no hay jefe de personal, todos tenemos que llevar nuestro atril, cargarlo, ponerlo, no hay un bibliotecario como en la sinfónica, no hay más que las ganas de tocar y eso es bueno.
Esto habla de la atmósfera que vive Xalapa que da para tener la Sinfónica de Xalapa, la Sinfónica Juvenil, la Sinfónica de la Facultad de Música y esta filarmónica.
Coda
Yo he dejado que la vida me vaya marcando y no me he resistido a lo que me ha puesto; he tocado en festivales de música contemporánea, por ejemplo, en el Manuel Enríquez, en México me tocó participar como solista o como parte de la sección de percusiones de una orquesta. He hecho un poco de jazz, poco de clásico, un poco de son jarocho, no tengo una trayectoria muy grande sobre una sola vertiente pero, mal que bien, estoy desde el 86 en la música, ya son unos añotes.