El Partido Revolucionario Institucional ha empezado a vivir un momento político complicado que puede significar el paso previo a la pérdida de su predominio en la entidad y la asunción de un primer gobierno estatal de oposición.
No es que vaya a perder abrumadoramente en los próximos comicios federales pero, para evitarlo, la estructura de gobierno se verá obligada a destinar montos exorbitantes de recursos que permitan la compra de aliados y, en esencia, de votos, lo que se reflejará en menos obras de las de por sí escasísimas que se han construido en los recientes cuatro años.
Ha operado en franca desunión de los priistas, antaño férreamente disciplinados, la reforma electoral que, mediante una minigubernatura, impedirá de nuevo la denominada ‘alternancia en el poder’ sin cambiar de partido, es decir, lo que había sucedido en Veracruz hasta antes de la llegada de Fidel Herrera Beltrán, cuando en cada sexenio, pese a que siempre ganara el PRI, cambiaban los equipos, los personajes, los funcionarios y los dirigentes, dando la sensación a la población de un cambio de gobierno, del inicio de otro ciclo y la esperanza (siempre frustrada) de que las cosas mejorarían.
Si ustedes analizan lo que ha sucedido desde el gobierno de Fidel hasta su sucesor Javier Duarte de Ochoa, se darán cuenta de que tanto el gobierno como el PRI han sido invadidos y dominados por una horda de jovencitos y jovencitas, manipulados por unos cuantos viejos lobos de mar (no muchos, por cierto), cuya inexperiencia, ambición desmedida y ánimo de sibaritas han encarecido el gobierno y los triunfos electorales, al grado de obligar a un sobreendeudamiento público que no se ha reflejado en el desarrollo de la entidad.
Rebelión en la granja
El desplazamiento de los cuadros políticos priistas y su sometimiento a los intereses y designios de un pequeñísimo grupo de políticos encabezados por Javier Duarte de Ochoa (manejados todos por Fidel), ha tenido un alto costo económico y político que ya empieza a cobrar facturas.
Los enormes equipos políticos que, dentro del PRI, realizaban un intenso trabajo para hacer ganar a su candidato y desplazar al Fidelato, quedaron prácticamente sin programa. Si ni Pepe ni Héctor, ambos Yunes, se avientan a la lucha por la candidatura de dos años, y el PRI lanza a uno de los chicos de la Fidelidad (llámese Alberto Silva, Érick Lagos o Adolfo Mota), la posibilidad de incorporarse al poder prácticamente se vuelve imposible.
Pero no solo se trata de la candidatura a Gobernador en 2016, que será para dos años porque la mayoría de los ayuntamientos (167 a favor, 2 en contra) así lo ha ratificado.
El problema es que la fidelidad lo quiere absolutamente todo y no está dejando espacios de participación a otros grupos priistas, lo que también se está observando en la definición de las candidaturas a las diputaciones federales, en la repartición de puestos en la dirigencia estatal del PRI, en la definición de los operadores regionales y hasta en los puestos de intendencia de las oficinas públicas.
Los desprendimientos de cuadros importantes del priismo que han empezado a dibujar proyectos políticos fuera de su partido, como el caso de su exdirigente estatal Edmundo Martínez Zaleta, sumado a la precandidatura a diputado federal panista por Xalapa de Carlos Luna Escudero, empezarán a aflorar por todos lados.
Las postulaciones a diputados federales no están dejando contentos a nadie. En Xalapa Urbano, la candidatura de la exalcaldesa y exdirigente estatal priista Elizabeth Morales ha hecho saltar las alertas; en esta ocasión, no habrá posibilidades de que Reynaldo Escobar le apoye mediante engaños, y hasta su antecesor en la alcaldía, David Velasco Chedraui, ha puesto en duda las posibilidades de triunfo por su mal desempeño al frente de la comuna capitalina.
Elizabeth no solo tendrá que enfrentarse a Carlos Luna Escudero por el PAN, a Magno Garcimarrero por el PT, al periodista Pepe Valencia Sánchez si logra convencer al Panal, al propio Reynaldo Escobar por Movimiento Ciudadano y a quien disponga el PRD, sino a una más fuerte oposición dentro de su propio partido.
Eso mismo enfrentará Noemí Guzmán Lagunes, quien será impuesta con calzador en el distrito de Coatepec, donde la mayoría de los priistas se decantaba por el ‘ojos de periscopio’, Juan Manuel Velázquez Yunes, diputado local que traicionó a su familia, en particular, a Pepe Yunes, al aprobar la microgubernatura. Y no solo él, hasta dos aspirantes más dejados en el camino (Víctor Arcos Roldán y Antonio Gómez Anell) harán hasta lo imposible porque la teocelense muerda el polvo.
Cerca de ella, pese a que a su registro como precandidato se hizo acompañar por los dirigentes magisteriales, Adolfo Mota Hernández tendrá que remar duro a contracorriente porque no solo el magisterio militante y rebelde hará campaña paralela para hacerlo perder, sino también otras organizaciones que lo consideran un verdadero desconocido.
Y aunque el torpe dirigente (in)moral del magisterio y actual pastor de la bancada priista en el Congreso, Juan Nicolás Callejas Arroyo, señale que la jugada de Pepe y Héctor Yunes de salirse del evento de la Ley Agraria cuando llegó el presidente Peña para mostrar la falta de unidad priista en torno a Duarte ‘carece de validez’, porque no era un evento del PRI, lo cierto es que ha sido uno de los mensajes más comentados en la entidad.
El dato de hoy: el infierno chiquito
El infierno puede caber en 40 días. Aunque el país se convierta en un altavoz que impida la atención sobre otras expresiones políticas y sociales, particularmente aquellas que se refieran al malestar de la población por los hechos de violencia que sufre tanto del crimen organizado como de los tres niveles de gobierno, lo que ha determinado el Instituto Nacional Electoral (INE), con miras al proceso electoral que culmina en las urnas el próximo 7 de junio, saturará de mensajes –generalmente mal hechos– sobre las hipotéticas propuestas políticas de las 10 organizaciones partidistas nacionales que lucharán por obtener el máximo de representantes ante la Cámara de Diputados. Ayer, el consejero electoral Arturo Sánchez Gutiérrez anunció que desde este sábado 10 de enero y hasta el miércoles 18 de febrero, se transmitirán por radio y televisión ¡11 millones de spots! 7 millones de spots para partidos políticos y otros 4 millones para las autoridades electorales. Prácticamente no habrá descanso para los ciudadanos y para quienes ni siquiera han llegado a la edad de votar porque los spots se transmitirán desde las 6 de la mañana y hasta las 12 de la noche, a través de 3 mil medios de comunicación del país. En cada medio, el INE dispondrá de 48 minutos diarios (tiempo que le corresponde al Estado), 30 minutos de los cuales se destinarán a los partidos políticos para que expongan su oferta electoral, mientras que los 18 minutos restantes serán utilizados por el INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). ¿Y saben qué? En Veracruz tenemos elecciones este año, en 2016, en 2017 y en 2018. Como para que cualquiera termine pálido de la náusea.
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