La rueda de prensa era a las seis de la tarde pero yo llegué a las cinco y media y me recibieron, una mesa con un florero que tenía sendas flores, una roja y una amarilla, y Charlie Parker con su siempre amado Scrapple from the Apple. Con eso estaba dicho todo: los colores de la bandera de España y el jazz. Me ofrecieron un café y, mientras esperaba, el Bird continuaba con esa compulsiva forma de desparramar notas que sedujo al mundo entre los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo.
A la hora de la cita Sergio Téllez, promotor del Restaurante Almanzora, ubicado en Xalapeños Ilustres No. 103 y Ángeles, la chef, iniciaron la sesión:
-La idea es compartirles el proyecto que tenemos del Restaurante Almanzora, un espacio que tiene apenas mes y medio y que hemos dedicado a la comida española, Ángeles es la cocinera en jefe, ella es andaluza, de Granada.
Además de la cocina tradicional española, estamos en Xalapa; nosotros somos de aquí, conocemos el medio y la tradición musical que tiene esta ciudad en la que, después de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, el jazz es un género muy importante desde hace más de cuarenta años. Conocemos muchos músicos y somos muy conscientes de que en la actualidad la oferta cultural es muy limitada, particularmente en el caso de la música porque hay una escasez enorme de infraestructura, de sitios en donde los músicos puedan desarrollar su arte, y también consideramos que el impulso que se puede hacer desde un lugar particular como este debe ser digno, porque la música merece ser escuchada y atendida en toda su potencialidad, sin que sea un acompañamiento de la comida.
Tenemos la idea de invitar a amigos y amigas artistas para, adicionalmente a la cocina, también podamos hacer un foro cultural dedicado, en un primer momento, a la música aunque también estamos abiertos a la posibilidad de haacer espectáculos de danza, teatro o exposiciones de artes plásticas.
En Xalapa se han desarrollado con mucha fortaleza grupos que interpretan géneros como la salsa o que desarrollan la tradición del son jarocho y nuestra idea es ofrecer el foro a esos grupos, pero queremos empezar con el jazz y hemos programado dos grupos que Diego Salas nos ha ayudado a contactar para que trabajen con nosotros y nosotros para ellos.
Arcady Téllez Peña, Gerente General del lugar, se suma a la exposición:
-Haremos una programación mensual porque no queremos que un día tengamos la urgencia de buscar quién toque, queremos tener todo programado para que la gente sepa qué va a haber cada viernes y pueda decidir qué quiere escuchar. También estamos abiertos a las jam sessions, nosotros no tenemos restricciones con los grupos, queremos que toquen lo que ellos quieran tocar.
Posteriormente queremos contar con un escenario formal que tenga el equipo necesario para que sea un foro que sea un sitio digno para los artistas, no queremos cosas improvisadas.
Vamos a comenzar los viernes, pero si es necesario, los conciertos también podrán realizarse los sábados.
Los dos primeros grupos que hemos programado son:
Para el viernes 5, Los tres pies del gato que es un cuarteto anclado a la tradición de los años treinta por su sonoridad y repertorio. Con Adolfo Álvarez en la batería, Jorge Gamboa en el contrabajo, Rodolfo «El Chane» Hernández en el sax tenor y Diego Salas en la guitarra, interpretan standars clásicos de aquella época seminal para la conformación, no sólo del jazz, sino de la base de la canción popular norteamericana. Days of Wine and Roses, The man I love, Body and Soul, On the Sunny Side of the Street son algunas de las piezas de su repertorio.
Para el viernes 12 se presentará Los nietos de la abuela coja, un quinteto de reciente manufactura con intensidad y carácter similares al hardbop impulsado por The Jazz Messengers desde mediados del siglo XX hasta ya muy entrados los años ochenta. La alineación es particularmente explosiva pues los principales solistas, Ramiro González y Jordi Albert, ambos docentes del Centro de Estudios JazzUV, y el segundo, su director, han desarrollado a lo largo de su carrera profesional un instinto y lucidez sobresalientes para conducir sus solos, establecer matices y proponer una interacción dinámica y orgánica dentro del grupo. Aunado al dominio técnico de su instrumento, actualmente han ido construyendo un notable prestigio a nivel nacional e internacional. En el bajo participa otro notable solista, Carlos Zambrano. Asimismo les acompañan Diego Salas en la guitarra e Hiram Guzmán en la batería.
Queremos tratar estas presentaciones como conciertos, no tenemos la intención de que Almanzora sea un bar un lugar para venir a tomar y a platicar mientras los músicos están tocando porque eso es una falta de respeto hacia el artista y no queremos que aquí suceda.
-Es cuestión -añade Sergio- de encontrar una dinámica que permita que el público que desee consumir algo lo haga antes o después de la tocada y se respete el tiempo que el grupo requiera para su ejecución. Creo que es el sentir de muchos músicos, que no es satisfactorio estar actuando en un lugar en el que son solamente música de fondo, aquí la comida será el acompañamiento de la música.