De músico, poeta y loco todos tenemos un poco, dice el refrán y Diego Salas lo confirma. En esta conversación habló profusamente de las dos primeras características, la tercera la agrego yo y pido su discreción, no valla a ser que se divulgue y luego con qué cara lo saludo.La locura de Diego, como dicen en mi pueblo, ya es de nación, para hablar de su formación como poeta y como jazzista, le cedo la palabra.

Nacido aquí, de padres cuyos padres nacieron aquí, lo mismo que sus padres…

xalapa-veracruzYo soy Diego Salas, nací en el centro de Xalapa en 1984 y creo que mi vida, tanto de escritor como de músico, ha tenido orígenes más bien oblicuos a diferencia de, seguramente, muchos que has entrevistado que te dicen: yo desde los ocho años ya sabía que iba a ser músico, yo desde niño ya sabía que iba ser artista, yo, en realidad , siempre quise ser cosas muy distintas. En la secundaria, después de aquellas situaciones de infancia en las que uno quiere ser policía, bombero, etc., yo quería ser programador de videojuegos, incluso apliqué para una empresa en California que se llama Digipen que en ese entonces era como la punta de lanza de la programación de videojuegos de Nintendo y otros y, sí, la cosa ya estaba más o menos bien pero al final cambié de parecer. Como por ahí de tercero de secundaria le empecé a entrar a los deportes; el judo, el karate y esas cosas y entonces quería ser entrenador físico o médico deportivo y así seguí hasta los 15 o 16 años cuando descubrí que mi verdadera vocación era ser historiador del arte. Justo antes de salir de la prepa quise ser cineasta, pero siempre se me pasaron las convocatorias para entrar al CUEC (Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, UNAM), nunca las veía, entonces nunca pude aplicar y en ese momento entró la cosa de la música.

El principio del placer

Colegio Preparatorio (Prepa Juárez)
Colegio Preparatorio (Prepa Juárez)

Mi primer encuentro afectivo, cercano del primer tipo, con la música fue por ahí de los 16 años y en realidad fue oblicuo porque yo estaba en la prepa Juárez, en el turno matutino, y definitivamente no me gustaba ir, entonces descubrí que podía llevarme bien con los conserjes y me podía escabullir después de la primera clase por la puerta de abajo, una puertecita que te saca a Revolución, enfrente a un restaurante de mariscos, entonces iba yo a la escuela a las nueve de la mañana y me salía a las diez y media y ya no regresaba. En ese momento me inscribí a la Banda de Guerra,

Joe Pass
Joe Pass

con eso podía justificar faltas de todo un mes sin problemas y ya tenía el tiempo libre para lo que quisiera, entonces, como en la mañana no tenía nada que hacer y tampoco tenía dinero ni nada con qué moverme a ningún lado, me iba a la tienda de música de mis tíos y me la pasaba tocando la guitarra o lo que hubiera ahí y ahí empecé a sacarle sonidos a la guitarra. En ese momento ya tenía un bagaje musical porque tengo una familia, sobre todo por parte de mi papá, bastante melómana y en mi casa había discos de Joe Pass, de Barney Kessel y de Herb Hellis. De las pocas cosas de las que he estado seguro en la vida es que me gusta comer y, de alguna manera, vinculé las cenas más placenteras de mi infancia y de mi pubertad con la música, sobre todo con el jazz y sobre todo con el sonido de Joe Pass entonces, todas las mañanas se me iban en tratar de sacar un sonido a la Joe Pass. Yo no tenía ni idea de lo que estaba tocando, ni me sabía ninguna canción, pero quería sacarle sonoridades a la guitarra que se parecieran a Joe Pass. Así pasó esa parte de mi adolescencia.

Sistema, poeta, sistema./ Empieza por contar las piedras,/ luego contarás las estrejazz

Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales, UV
Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales, UV

A los 18 años me metí a la Facultad de Publicidad y Relaciones Públicas en FCAS (Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales, UV) porque, ingenuo yo, pensé que eso se parecía al cine dije, si es publicidad, pues han de ser películas pero era una gran mentira, no existía nada de eso, llevaba materias de Contabilidad, Derecho, Administración y todo eso pero de todas maneras amachiné y estuve ahí como tres años hasta que un día no pude más, me di de baja temporal y me metí a la Facultad de Callejón de DiamanteLetras. En ese momento ya estaba imbuido en eso porque, digamos que por la evasión de una escuela, me metí a otra cosa porque cuando estuve en el FCAS era una cosa terrible, tampoco me gustaba y como ya no tenía que decirle al conserje que me abriera ninguna puerta, simplemente no iba y me quedaba a leer en el Café Calli, leía a Huidobro, a César Vallejo, a Dámaso Alonso, a José Emilio Pacheco, casi todos eran poetas. Ahora, en lugar de pasarme las mañanas tocando, me las pasaba leyendo y decidí entrar a letras porque dije bueno, esto se parece más a lo que yo quiero, a lo mejor no es cine pero es guión. Tampoco había guión en letras, había, más bien, Latín, Griego, Morfosintaxis y cosas de esas, entonces también era una gran mentira la que yo me había creado en la cabeza. Me salí de letras al final de ese semestre y ya me había decidido a regresar a FCAS, terminar una carrera y ser administrador de Onofre o algo así y crear una vida normal, resignada.

De la hoja de maple a la hoja de mate

revista.chilangoCuando estaba en letras, por ahí del mes de agosto iba yo un domingo caminando por el centro, pasé por una tienda de revistas que estaba en Clavijero, me metí a ver qué había y vi el primer número de una revista que se llama El Chilango, no sabía ni qué era pero la abrí al azar y lo primero que vi fue una convocatoria para un taller de una poeta que a mí me gusta mucho que se llama Dolores Castro, es de la época de Rosario Castellanos, entonces dije si hay una convocatoria para un taller de Dolores Castro, debe estar chida la revista y la compré nada más por esa convocatoria. La abrí, empecé a leerla y justo arriba de la convocatoria de Dolores Castro estaba una del FONCA para becas en el extranjero y la fecha de cierre era tres días después, o sea, digamos que yo la vi en domingo y se cerraba el miércoles, una cosa así. Vi los requisitos; pedían portadas de libros publicados, reseñas de crítica nacional e internacional, 20 páginas de la obra más representativa, 30 páginas de la obra más reciente y pedían los textos en español y francés. Como en ese momento me la pasaba escribiendo y leyendo bastante, tenía unos textos pero no sabía nada de francés, entonces lo que hice fue agarrar el Google Translate y con eso lo fui traduciendo, medio me imaginaba cómo tenía que sonar en francés y así lo fui escribiendo. Lo mandé, debían responder en noviembre pero no me avisaron nada, entonces pensé que obviamente no había ganado porque en mi currículum no puse absolutamente nada y no tenía portadas ni nada. Pasó diciembre y tampoco llegó nada y en enero ya se me había olvidado. El 3 de febrero, me acuerdo muy bien porque acababa de regresar al FCAS, era el primer día de clases y me despierta mi mamá, como a las ocho de la mañana, enojada:
-Diego, ¿y ahora en qué lío te metiste?
-En ninguno, ¿por qué?

Quebec, Canadá
Quebec, Canadá

-Me acaban de hablar del FONCA, ¿les dijiste una mentira o qué?
-No, no ¿por qué?
-Pues llamaron por teléfono, quieren hablar contigo
Yo ni me acordaba de lo de la beca, fui al teléfono y me contestó un señor:
-Qué tal, soy Sergio Carmona O’Reilly, te hablo para avisarte que se nos olvidó decirte que ganaste la beca, el 30 mayo te vas a Quebec
-Órale, gracias
Le dije a mi mamá:
-Me hablaron para decirme que gané la beca
-¿Seguro que no es una estafa?
-No, claro que no

Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires, Argentina

Y no me creyeron hasta que un día me fui al D.F. y regresé con mi boleto de avión. Me fui medio año a Canadá, a terminar de escribir un libro que yo no me había propuesto escribir, en realidad eran textos que escribía en el Calli y terminaron siendo un libro.
Con el dinero que me sobró de esa beca me fui a vivir a Argentina. Igual, nadie me creyó hasta que un día regrese con mi boleto de avión en la mano, con la fecha de vuelta a un año: -Me voy a ir a estudiar a Buenos Aires, hay una escuela de veras buena de publicidad y me voy a vivir un rato por allá.
Me fui y encontré trabajo en una agencia de publicidad, fui publicista mientras estudiaba. Me gradué como Redactor Junior y Director de Arte Jr. en una escuela que se llama Underground. Mi proyecto inicial era quedarme allá o irme a vivir a Chile y dedicarme a la publicidad, ahí hay trabajo y me gusta cómo se vive por allá pero por azares del destino me regresé a México.

Going Home

Regresé el 28 o 29 diciembre, pase aquí Año Nuevo y el tres o cuatro de enero me fui al D.F. Encontré trabajo en una agencia de publicidad que usaba la técnica BTL (Bellow The Line) que es como la parte no convencional de la publicidad, donde se hacen performances y esas cosas, estaba muy padre pero, como según yo ya me iba a quedar Xalapa2en el D.F., un día me vine a Xalapa con una maleta para llevarme más ropa. Estando acá andaba caminando en el centro y me encontré a una amiga, empezamos a platicar y quedamos de vernos en la tarde-noche, nos vimos en la noche, nos echamos unas chelas y después otras y después fuimos a su casa y nos echamos unas caguamas, el caso es que nos dieron como las cinco de la mañana y estaba yo mirando la terraza y dije ya es bien tarde pero ahí está mi casa, ahorita regreso caminando (vivía en la Unidad del Valle) y entonces dije no manches, en el D.F. no podría hacer esto, creo que en realidad ya no me quiero regresar. Le hablé al director de la agencia:
-Oye, ¿sabes qué?, no voy a regresar al D.F., creo que necesito estar un rato acá.
Me quedé pensando que si encontré trabajo en Buenos Aires y luego en el D.F., seguro encontraría trabajo de publicista en Xalapa; pues no, no encontré ni madres porque la agencia de publicidad más decorosa que había era Black & White, que le trabajaba a Fidel, y no había más.

Coffee for Two

Diego Salas
Diego Salas

Anduve vagando como tres semanas, viendo qué onda y un día que iba caminando por Giovanni Pizza escuché una voz que me habló y resultó que era una chava que había conocido en mi estadía en letras:
-Acabo de abrir un café con mi novio -era un lugar chiquito, súper modesto que se llamaba La Murga-, yo sé que tú tocas la guitarra, ¿no quieres venir a tocar algún día? No podemos pagar porque no tenemos dinero pero te invitamos la cena, la chela y cotorreamos aquí un rato.
No tenía nada que hacer, no tenía trabajo y, para sentirme un poco útil, acepté.
Después su novio me dijo:
-Oye, carnal, fíjate que un amigo acaba de llegar de Tampico, viene estudiar en JazzUV pero no tiene trabajo y anda queriendo tocar. Toca muy bien, toca saxofón, contrabajo, guitarra y piano, a lo mejor se pueden juntar y tocar juntos, ¿puedo

Diego Salas, Ramiro González
Diego Salas, Ramiro González

decirle que venga a echarse el palomazo?
-Ah, pues órale
Ese cuate era Ramiro González. Llegó esa noche, yo estaba tocando y me dijo:
-Ese, vamos a tocar algo
-Sí, ¿cuál?
-Misty
-Ah, Misty, ok
-¿Tienes partitura?
– No, pero la leo de la tuya
-Pero está en MI Bemol
Yo entonces no sabía leer ni tenía idea de lo que significaba que estuviera en Mi Bemol, pero le dije:
-Sí, ahí veo
Salió terrible la tocada, terminamos de tocar y todo mundo aplaudió, todo mundo estaba muy feliz menos él:
-Ese, salió de la verga (sic), hay que ensayar, ¿no?.
Como no tenía nada que hacer me pasaba todo el día con él. Durante un mes estuvimos ensaye y ensaye hasta que por fin ya me sabía las estructuras, ya me salían los acordes, ya sabía lo que estaba tocando, en fin, tuve una serie de mejorías.

(CONTINUARÁ)

SEGUNDA PARTE                 TERCERA PARTE


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