Las Primeras Cosijazz
Mi nombre es Mariana Flores Zeleny, tengo 28 años y nací aquí, en Xalapa, Veracruz, el 1 mayo 1986.
A mí siempre me gustó la música, desde pequeña me gustaba mucho bailar y, en el kínder y la primaria, fui arroz de todos los moles, siempre participaba en bailables y cosas que tuvieran que ver con la música. Cuando entré a la secundaria, en primer año estuve en el grupo de flautas dulces y en tercero en la Banda de Guerra, entonces, siempre hubo por ahí cosillas pero hasta los 16 fue que me empecé a interesar en tocar un instrumento. Entré al coro de la iglesia de mi colonia y empecé a cantar pero quería algo más y me pasé a las claves, cuando me aburrí de las claves me pasé al pandero y cuando me aburrí del pandero vi que varias chicas tocaban la guitarra y dije bueno, si ellas pueden, porqué yo no, entonces le dije a mi papá que me comprara una guitarra porque quería aprender a tocar y su primera respuesta fue no (risas):
-No, no, me vas a hacer gastar y al mes la vas a votar, no, estás loca
Le insistí, le insistí y nada pero mi hermano vivía en el D.F. y tenía una guitarra acústica profesional. Le hablé:
-Oye, por favor préstame tu guitarra, mi papá no me quiere comprar una.
-Híjole, es que no sé
-Por favor, sí voy a aprender
-Bueno, pero vas aprender, te la llevo y si al cabo de unos meses veo que no hiciste nada, me la regresas.
Me la prestó y empecé a tomar clases con las chicas del coro y sí, me aferré y en un mes o mes y cachito ya estaba tocando. Ese fue mi comienzo.
Let Me Be
Después me salí del coro por mis ideas revolucionarias (risas), porque los cantos del coro me gustaban pero el ritmo era demasiado monótono y yo en esa época escuchaba mucha música de Los Beatles y cuando quería meterle otros ritmos la directora me empezaba a mirar feo. Cuando se pusieron las cosas así me salí pero quería seguir tocando y ese era el único lugar donde podía hacerlo. Un día que andaba caminando con mi hermana por el centro vivimos, en un poste, un cartel que decía:
-Se solicita guitarrista para un grupo que toca música de Los Beatles
-Mira, ahí está
-Pero yo no tengo guitarra eléctrica, apenas tengo una guitarra acústica
-Tú ve a ver qué onda.
Yo quería estar en un grupo y llamé:
-Sí, tal día, en tal dirección vamos hacer las audiciones
Y me aventé, mi hermana fue conmigo. Llegué y eran puros chavitos como uno o dos años más chicos que yo. Me desestresé porque, además, yo escuchaba mucha música de Los Beatles y tocaba varias piezas:
-Ahorita empezamos las audiciones, nada más va a venir otro guitarrista
Tocaron a la puerta y entró un chavo con chaqueta de cuero, pelo largo, su guitarra eléctrica y su amplificador. Dije no, pues ya se quedó con el puesto nada más por el look, y así fue, en realidad yo tocaba mejor pero el chavo, aparte, tenía equipo y lo eligieron a él, pero me dijeron:
-Oye, ¿de casualidad no tocadas el bajo?
-Pues me sé algunos bajeos de los Creedence
-A ver tócalos
Toqué unos bajeos que me había enseñado mi papá. Él toca muy poquito, aprendió en su juventud y después lo dejó pero se acordaba de algo, entonces me enseñaba algunas cosas, muy sencillas, pero me las enseñaba.
– Nos acaba de decir el bajista que se va a salir de la banda, ¿no te interesa quedarte?
-Es que no tengo bajo
-Aquí tenemos uno, te lo prestamos
La verdad, al principio no me gustó la idea porque el bajo no me interesaba, no me llamaba la atención pero eran más mis ganas de estar en una banda y acepté. Me prestaron un bajo todo horrible, altísimo, con las cuerdas súper oxidadas pero con ese empecé; me hizo unas ampollas espantosas.
Empecé repelando porque yo decía que el bajo está atrás, nadie lo pela, no luce, pero empecé a escucharlo con cuidado y empezó a gustarme. Como tenía que sacar las piezas empecé a escuchar y escuchando cómo tocaba Paul McCartney, pues cómo no enamorarme del instrumento. Me fui clavando y fui dejando la guitarra.
A Day in the Life
Este fue mi primer grupo, se llamaba Liver. Ensayamos como un año pero más bien nos juntábamos a jugar, sí sacábamos algunas rolas pero era más chacoteo que un grupo formal.
Solamente tuvimos una presentación a la cual nada más fue el papá del baterista, que hasta la fecha sigue siendo mi amigo, y otras dos personas pero yo estaba súper nerviosa; me prestaron un bajo mejor, un Fender que me quedaba enorme. Por ahí, en algún lugar recóndito, existe una foto donde estoy tocando como un tronco porque estaba espantadísima, tenía muchos nervios, mucho miedo. Los papás ese amigo, que ahora es percusionista de La Manta, le decían:
-Dile la Mariana que sonría, que se mueva porque tiene una cara de sufrimiento que no puede con ella
Ensayábamos en la calle Luxemburgo, en esa misma calle había otro grupo. Una vez que estábamos ensayando, una chica fue a tocar:
-Es que escuchamos música y nosotros aquí adelante tenemos un grupo rock de puras chavas.
Vio que yo era la única mujer del grupo y que estaba tocando el bajo:
-A ver si un día caes, no tenemos bajista.
El nacimiento de Venus
Por azares del destino llegué a la casa de Lulú Rueda, en Luxemburgo 16 y ahí fue donde realmente empecé con una banda, se llamaba Venus Rock.
Cuando llegué y me invitaron me emocioné porque era rock, éramos puras chavas y vi que Lulú era seria y comprometida con la banda, eso me dio confianza pero, otra vez, el problema era que yo no tenía bajo.
Héctor Cabra tenía ahí un bajo Maya viejísimo que sonaba precioso, chulísimo pero pesaba horrores. Me lo prestaba para ensayar, pero yo sacaba los bajos en mi casa con la guitarra.
Después de estar un tiempo así, Lulú me dijo:
-Oye, Héctor tiene otro bajo, pregúntale si te lo quiere vender; era de mi hija pero nunca lo tocó.
Le hice mi luchita como no queriendo la cosa, lo convencí y me lo vendió, aún tengo ese bajo, ya tiene 10 años conmigo.
Lo compré como pude; yo en ese entonces estaba en la prepa abierta y trabajaba entre semana en un lugar donde vendía yogur, comida orgánica y cosas naturistas pero ganaba muy poquito porque trabajaba nada más medio turno. Empecé a trabajar con Lulú vendiendo bisutería, primero la acompañaba, después iba a hacer los cobros y después me enseñó a hacer cosas de bisutería y empecé a comprar mi material y a hacer mis propias cosas. Aparte la ayudaba y me ganaba otra lanita.
Cuando la banda se consolidó hicimos nuestro primer toquín en un lugar en Allende que se llamaba La Bola, eso fue en 2004. Después fueron saliendo toquines y fue saliendo un poquito de dinero, entonces pude terminar de pagar el bajo. Yo tenía 18 años y fue de las épocas más chidas de mi vida.
Piece Of My Heart
Mis papás estaban muy reacios a que yo fuera músico. Desde que empecé a tocar guitarra y vieron que me estaba clavando me dijeron:
-No, no te vas a dedicar a esto y ve pensando qué vas a hacer
Cuando empezamos a tocar, mi mamá, obviamente, tenía un poco de miedo:
-Es que ahí hay muchos hombres, tienes que tocar de noche y estás muy chiquita.
Mi papá lo tomaba más relajado:
-Ay, estás loca, esto es un juego y al rato lo vas a botar
La familia de mi mamá es un poco conservadora, entonces pegaron el grito en el cielo:
-¿Cómo que la niña quieres ser músico? y además está tocando rock.
Mis papás fueron a las primeras tocadas.
Estuvimos tocando juntas por más de un año, estuvo muy padre, lo disfruté muchísimo y hasta la fecha lo sigo recordando con mucho cariño y sigo siendo rockera de hueso colorado, me encanta y cuando quiero relajar mis oídos pongo Doors y Janis Joplin.
No hay quinto malo
Por la casa de Lulú pasaron un montón de músicos, en esa misma calle vivía Aleph, ahí lo conocí y a muchos otros músicos que tocaban rock alternativo y otras cosas. Se armaban fiestas y palomazos y en una de esas conocí a Yekk Muzik que en ese entonces tenía el grupo Juego de 5; estaba él en la voz, Fernando Penagos en la guitarra, Leoncio Carvallo en la batería y, en el bajo, un chico que se llama Erick, le decían El Negro. Él se iba a ir a Querétaro y me invitaron a suplirlo. Me dio muchísimo miedo porque ellos tenían un nivel muy alto y yo apenas estaba empezando, pero Jekk me dijo:
-Ve al ensayo, a ver cómo te sientes y cómo se sienten ellos
Fui, saqué unas rolas, tocamos y salió muy bien el ensayo. Nos entendimos y todos estuvieron de acuerdo en que me quedara en la banda.
Para mí fue emocionante porque eran otros músicos, otra banda, arreglos de otras piezas y me exigían más cosas. Me pareció padrísimo, era otra oportunidad. Empecé a tocar con ellos a la par que seguía con Lulú; después me quedé solamente con Juego de 5. Después se salió Fernando Penagos y entró Michael Hoaglin, estuvo muy poquito tiempo pero también es una persona súper linda, súper amable y súper dispuesta a enseñar y compartir. Éramos cuatro pero nos llamábamos Juego de 5 porque, decía Jekk, el quinto jugador era el público.
(CONTINUARÁ)
https://www.youtube.com/watch?v=oamugbkOGmU