Memories light the corners of my mind

Uruapan, Michoacán
Uruapan, Michoacán

Tengo buena memoria pero mi madre, a sus 95 años, se acuerda de más cosas que yo:
-Cuando tenías tres años de edad empezaste a caminar, un día me fui al mercado y no sé cómo te saliste de la cuna y caminaste tres cuadras hasta la casa de tus abuelos buscando a tu papá.
Yo tengo una vaga imagen de eso, mis abuelos tenían una tiendita; llegué y me asomé a la puerta. ¿On ta’ papá?, les dije y se asustaron mucho. Ésa fue la primera vez que me salí de mi casa (risas).
Un tiempo después me encontraron en un predio que estaba en una loma, ahí había un techito de tejamanil, que es lo que se usaba. No sé cómo llegué, pero yo estaba ahí con una varita en la mano según yo escribiendo porque estaba en la escuela. Ahí me encontró una tía:
-¿Qué estás haciendo ahí?
De eso sí me acuerdo, de su imagen cuando me vio.Tejabán

Cuando me platica esto, el rostro de Rodolfo Sánchez Vega dibuja un gesto de evocación, su mirada está muy lejos y su voz no parece del presente, parece venir cruzando décadas desde el barrio de San Miguel de Uruapan, Michoacán, su lugar de nacimiento.
No se puede hablar de la historia del jazz mexicano sin mencionar de manera especial a la generación de músicos que, entre las décadas de los años sesenta y setenta, consolidó un movimiento que ya venía gestándose y lo llevó a niveles internacionales. Chilo Morán, Tino Contreras, Juan José Calatayud, Víctor Ruiz Pasos, «Vitillo», Enrique Nery son algunos de los nombres que construyeron esa historia. Muchos han partido pero los que quedan están activos y siguen produciendo. Dos de ellos viven en Xalapa; Leo Corona, con quien platicamos hace un par de meses, y Rodolfo «Popo» Sánchez, nuestro invitado de esta semana.
Alientista, compositor, arreglista, director de orquesta, Popo Sánchez ha sido reconocido por instituciones y personalidades de dentro y fuera de nuestras fronteras, acaso uno de sus reconocimientos más preciados sea un pequeño papel manuscrito por Sarah Vaughan donde le dice:
Just can’t tell you how beautiful you are. All the best
El de Rodolfo es un largo camino recorrido a veces a zancadas, a veces a tropezones. Todo comenzó en el taller de un zapatero

Zapatero, a tu solfeo…

Fábrica de San Pedro, Uruapan, Michoacán
Fábrica de San Pedro, Uruapan, Michoacán

Mi tío, un hermano de mi padre tenía su taller de zapatería; ellos habían estudiado algo el solfeo y tocaban, hacían sus bohemias con guitarras, violines; yo los escuchaba interpretando música yucateca, tangos, valses mexicanos, y todo eso se me fue grabando. Un día mi tío notó mi interés por la música y me enseñó el método de solfeo de Hilarión Eslava. Yo veía los instrumentos en la portada del libro, la tengo tan presente, y me gustaba tanto que prefería ver eso que las caricaturas.
Cuando tenía 10 años empezaron las clases de solfeo; se me fue así (truena los dedos en señal de rapidez), se me hacía lo más lógico.
Mi padre tocaba trombón en una orquesta que patrocinaba la fábrica textil donde trabajaba, la fábrica de San Pedro, y tenía la ilusión de que yo estudiara el trombón como él, pero un día me llevó y cuando vi los saxofones, cómo se movían las llaves y cómo se colocaban la boquilla, me di cuenta que ese era mi instrumento. Los músicos tenían una cooperativa y compraban sus instrumentos, me acuerdo que había un saxofón plateado, precioso, me enamoré de ese instrumento.Hilarión Eslava
Para entonces ya tenía 12 años y el director de la orquesta, que aparte de músico era sastre, le dijo a mi padre:
-Mándamelo mañana para darle clases
-Yo quiero el saxofón
-Sí, pero antes vas a tener que estudiar el clarinete
Al principio no me agradó la idea, pero cuando empecé a descubrir el sonido del clarinete me di cuenta de su belleza y después se lo agradecí mucho porque me di cuenta que el clarinete es padre del saxofón; en algunas cosas son parecidas las posiciones, pero es mucho más difícil porque hay que tapar hoyitos con mucha precisión porque si no lo haces bien, no te sale la nota.
Después llegó a dirigir la Orquesta Águilas de San Pedro (así se llamaba la orquesta en la que tocaba mi padre) un músico de Uruapan que radicaba en la Ciudad de México. Un día presenció una clase mía, yo ya empezaba a dominar el clarinete, y supo que yo quería tocar el saxofón. Le dijo a mi maestro que me mandara a su casa para darme clases. Ahí empezó la historia del saxofón. Me dio unos métodos y todavía me acuerdo de las lecciones y las puedo tocar casi todas, porque se me quedaron muy grabadas en la mente y no necesitaba la computadora.

Letters to Home

SaxYo ya empezaba a tocar en la orquesta cuando este director se regresó al D.F. Poco después le escribió una carta a mi padre:
-Tienes que darle la oportunidad a tu hijo de que se desarrolle más, tiene que viajar a la ciudad de México para que esté en un campo de más acción
Pero mi padre no hizo mucho caso, los músicos lo desanimaban, le decían que allá había mucho peligro y cosas así.
Pasó el tiempo y llegó otra carta, pero ya me la mandó a mí directamente y mí:
-Tienes oportunidad de llegar a la ciudad de México a trabajar, estoy dirigiendo una orquesta en un centro nocturno y puedes ganar tanto.
Cuando vi la cantidad dije este dinero no me lo gano en un mes.
Yo estuve trabajando en un taller mecánico, en hojalatería, a mis once o doce años, también estuve recibiendo las canastas de los almuerzos de los obreros en la fábrica donde trabajaba mi papá. Hice de todo, hasta canastas en el mercado llegué a cargar, mis abuelos me decían:
-Ándale, ve a trabajar para que ayudes a tu padre
Y me fui al mercado a decirle a las señoras:
-¿Quiere que le ayude con su canasta?

Los cabaretes en las noches tienen pistas/ atascadas de turistas y de la alta sociedad…

Orquesta de Luis Arcaraz
Orquesta de Luis Arcaraz

Una vez mi padre me llevó a la Ciudad de México y tuve la oportunidad de escuchar a la orquesta de Luis Arcaraz en el Teatro Lírico, después escuché la orquesta de Juan García Esquivel y se me quedaron grabadas esas imágenes; los músicos formalmente vestidos con unos trajes impecables. Era otra época, no había la informalidad de ahora sino que los músicos portaban su uniforme con mucha dignidad, y recuerdo la elegancia de los instrumentos; así eran las big band de aquel tiempo.
Motivado por ese recuerdo y por la carta del maestro, un día le dije a mis padres:
-Yo me voy a México
Yo tenía escasos 15 años de edad, y dicho y hecho, compré mi boleto y me fui, todavía me acuerdo que era noviembre.
Llegué a la casa de una tía, hermana de mi padre, que vivía en la colonia Morelos, cerca de Lecumberri, barrio bravo. Yo no sabía ni qué camión tomar y hubo problema en el centro nocturno porque no me daban acceso por ser menor de edad, tuvo que intervenir el sindicato de músicos para sacar un permiso. El lugar se llamaba Pigalle, como la canción francesa, ahí empecé a acompañar tres variedades cada noche, pero variedades, era pura música transcrita de bailarines españoles, mazurcas y cosas de muy difícil ejecución. Era muy pesado, para la tercera variedad me quedaba dormido sin darme cuenta. Teníamos unos atriles de madera con su foquito oculto, recuerdo que cabeceaba y sentía el codazo del músico que estaba junto a mí; eso fue para curtirme. Salía casi con la luz del día a tomar mi camión. Ahí llegaban los músicos de las orquestas que vi cuando viajé con mi padre a la ciudad. Yo los veía, como decimos en el argot musical, echar la paloma y cuando los oía tocar decía ¿qué es esto?, qué bonito.

Orquesta de Juan García Esquivel
Orquesta de Juan García Esquivel

Poco a poco me fueron conociendo y me empezaron a invitar a tocar con las orquestas en los salones de baile; conocí todos los salones de baile. Un día un trompetista de Luis Arcaraz, el maestro Lupe López que era uno de los grandes solistas, me invitó a su orquesta; entré de tercer saxofón.
A las cinco de la tarde empezaba a tocar en los salones, salía a las 10 de la noche y me iba al centro nocturno donde empezaba a las 10:30 u 11:00. Me iba muy bien porque percibía doble salario doble.
Estuve ahí cerca de dos años y después me pasé otra big band, la Pepe Luis y su Orquesta Universitaria; con él tuve la oportunidad de viajar a Centroamérica y a muchas partes de la república, yo ya tenía 17 años.
Estuve algunos años tocando en varias orquestas; grabé un disco con Pablo Beltrán Ruiz y otro con Juan García Esquivel. En esa época empecé a escribir arreglos y a estudiar armonía.

Come Together

BVHay una imagen de esa época que no se me olvida; cuando llegaron mis hermanitos, yo soy el hermano mayor de cinco varones. Todavía veo una señora pálida, morena y muy delgada bajando del estribo del tren con sus cuatro niños, los vi llegar a la estación de Buenavista con una ropita y unos juguetes que yo les había mandado el Día de Reyes. Cuando los recibí les dije:
-Ya tengo el departamento donde vamos a vivir.
Mi mamá dice que para ella todo cambió a partir de eso, empezó una nueva vida y mis hermanos tuvieron oportunidad de estudiar en colegios particulares. Equipé la cocina, amueblé el departamento, los vestí y mis hermanos pudieron hacer una carrera. Mi madre no se cansa de recordar eso:
– Ay, hijo, eres un caso único porque a esa edad tomaste la responsabilidad y te fajaste el pantalón.
En fin, es mi madre, ¿no?
Mi padre era un buen hombre pero fue un niño casi, casi un niño de la calle porque los abuelos estaban muy ocupados y él no tuvo oportunidad de estudiar, pero tenía un enorme talento musical; agarraba la guitarra y acompañaba en el tono que fuera, tocaba el trombón, tocó el bajo con la orquesta de Luis Arcaraz, todo se le facilitaba pero nunca le puso orden al estudio.

Ólympos

Rafael Corkidi
Rafael Corkidi

El año de 1968 me buscó un cineasta que falleció el año pasado, Rafael Corkidi, era contemporáneo y más o menos de la misma línea que Alejandro Jodorowsky, fueron cineastas innovadores.
Yo ya estaba casado, vivía en un departamento de Tacubaya en un tercer piso, ahí llegó a verme:
-Vengo a invitarte para que hagas la música promocional de los documentales México 68 Cuando oí eso me asusté:
-Yo no soy compositor, escribo algo de arreglos, pero no soy compositor
-Nada más quiero que toques y que escribas lo que te oí anoche tocar con Carlos Lyra en la Casa De La Paz
(Cuando llegó a México Carlos Lyra, el brasileño, me invitó a su grupo e hice muchos conciertos con él)

Carlos Lyra
Carlos Lyra

Pues definitivamente le dije que no, me dio miedo. Me dejó su tarjeta y se fue; entonces mi esposa me dijo que era una enorme oportunidad, me convenció, tomé un taxi y yo creo que apenas estaba llegando a su oficina, cuando yo ya estaba allí también:
-Sí lo hago.
Fue mi debut como compositor y arreglista. Ese trabajo se exhibió en todo el mundo y el estreno fue en el Museo Nacional de Antropología con la presencia de los intelectuales de la época; estaba el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, Dolores del Río, el conductor fue Manolo Fábregas, en fin, había muchas personalidades y a la hora del vino de honor Corkidi me presentó con toda esa gente que yo nada más conocía en el cine, porque le preguntaban quién era el autor de esa música y yo era mundialmente desconocido. A partir de eso me empezaron a llamar, a invitar a escribir, a hacer arreglos; hice arreglos casi para todos.

Los días de las Polifonías

MuTecDespués me invitó el director artístico del Museo Tecnológico de la Ciudad de México, el que está en Chapultepec, ahí se daban conciertos todos los domingos y formé mi quinteto de jazz, Polifonías. Fue mi primer grupo, anduvimos dando conciertos en todas las instalaciones de la CFE, en aquel tiempo el director era Arsenio Farell y quien me invitó a ese proyecto fue nada más y nada menos que José Sabre Marroquín, el gran compositor, pero más que todo mi gran amigo. Él iba escucharme al restaurante Cardini Internacional, donde tocaba, precisamente, con Carlos Lyra. Ahí llegaban muchos músicos de Estados Unidos a echar la paloma y Sabre Marroquín iba mucho porque había una pianista cubana, René Barrios, que interpretaba música de todos los autores mexicanos, se acompañaba al piano ella misma. Ahí Sabre Marroquín me escuchó tocar flauta y me empezó a invitar a sus proyectos y me invitó a hacer la grabación de los himnos que iban a presentarse en las olimpiadas. Cuando grabamos el de Estados Unidos nos dijo:
-Ahora vamos con el que, a lo mejor, próximamente será también nuestro himno
No andaba muy lejos, creo.

(CONTINUARÁ)

SEGUNDA PARTE              TERCERA PARTE

https://www.youtube.com/watch?v=T7SipNBK1bE

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