Aunque cada uno camina por su lado tratando de consolidar su presencia en el enorme distrito electoral federal VII, con sede en Martínez de la Torre, tanto quien fuera oficial Mayor de la Secretaría de Educación, Edgar Spinosso Carrera, como la secretaria general adjunta del comité directivo estatal del PRI, Lorena Piñón Rivera, podrían constituirse en una fórmula ganadora en los comicios de 2015, en caso de que la actividad política que hoy despliega el primero en la región no sea más que una forma de unificar posiciones en torno al proyecto priista.

Y no es que sean los únicos que apuestan por obtener la candidatura priista el próximo año. Hay muchos que la desean, aunque dos mujeres más estarían asomándose para disputarla: la síndica martinense Karla Estrada Gómez, con oportunidades electorales previas que, para su desgracia, han terminado en fracaso, y la notaria pública Martha Montoya, aunque se ve muy difícil que participe en la contienda salvo a favor de un candidato fuerte.

Spinosso y Lorena han trabajado juntos desde hace mucho tiempo. Cuando Edgar buscó lanzarse en pos de la candidatura a la diputación federal del mismo distrito, Lorena Piñón, entonces estudiante universitaria, fue una importante bujía en la promoción del entonces secretario técnico del rector Víctor Arredondo, quien sucumbió ante la mafia de Guillermo Zorrilla Fernández, a la postre candidato triunfante en el proceso electoral.

La ventaja de estos dos personajes es que no ocupan puestos públicos y pueden desplegar su trabajo sin necesidad de esconderlo. Edgar Spinosso tiene la ventaja de prolongar por más de una década un trabajo de apoyo tanto a alcaldes como a candidatos, por lo que ha fraguado amistades sólidas con personajes de la política y el poder, como la que le une, por ejemplo, con el alcalde de Martínez de la Torre, Rolando Olivares Ahumada; con la diputada federal Verónica Carreón Cervantes y el diputado local Eduardo Sánchez Macías. Todos ellos, algo le deben.

Vamos, si hay una persona de la que hayan dependido en buena medida sus triunfos ese ha sido Edgar, cuya estrella parecía empezar a languidecer una vez que el gobernador Javier Duarte de Ochoa, en una jugada inexplicable, lo apartó de su equipo aduciendo pérdida de confianza.

Pero Lorena Piñón Rivera no es una paloma desvalida. De carácter sólido, la oriunda de Potrero Nuevo, en el municipio de San Rafael, al igual que su paisano Héctor Lagunes Reyes (un convencido gestor priista que se postuló y ganó la alcaldía bajo la bandera del Partido de la Revolución Democrática), dio la batalla por la candidatura priista a la alcaldía que, en el ir y venir de decisiones que no estuvieron firmes sino hasta el último momento, fue ganada por Felipe Romagnoli Capitaine, primer candidato priista en perder los comicios ante otro partido que, contra la lógica, no fue el PAN sino el PRD.

Desde entonces, Lorena Piñón no ha dejado de hacer política, de reunirse con líderes sociales y políticos, fraguar alianzas con alcaldes y diputados, entrar en contacto con los grupos comunitarios y hacer química con los jóvenes, una fuerza indiscutible que puede servirle a ella o a la fórmula en que ella puede ir como suplente.

¿Quién sucederá a Verónica Carreón?

Hace tres años, la situación del PRI en este distrito era muy complicada. Mientras el Partido Acción Nacional llevaba meses recorriendo los municipios de Landero y Coss, Tenochtitlan, Misantla, Martínez de la Torre, San Rafael, Nautla, Tlapacoyan, Atzalan y Jalacingo para llevar a cabo su proceso de elección interna en que ganó el entonces blanquiazul Rolando Olivares Ahumada, el PRI tenía problemas para designar candidato.

La nominación de Verónica Carreón Cervantes, quien había sido suplente del diputado local Ernesto Callejas Briones, surgido de la alianza PAN-Panal, le complicó levantar la figura de una mujer que era vista como un chapulín irremediable. Debió haber mucho trabajo de convencimiento entre la militancia priista, de la que Verónica había hablado pestes mientras estuvo en la oposición.

Todo parecía indicar un triunfo arrollador de Rolando Olivares, quien tenía el apoyo de la diputada federal saliente Alba Leonila Méndez Herrera, lideresa de un poderoso grupo político con base en Atzalan, pero la situación se compuso gracias a la enorme inyección de recursos a la campaña y al trabajo de conciliación de una multitud de operadores priistas que se movieron para convencer a quienes dentro del PRI tenían fuertes diferencias con la tlapacoyense.

En los comicios de 2015, la cosa en este distrito realmente será mucho más sencilla. La panista Alba Leonila ha perdido sus dos últimas elecciones: la diputación federal en que apoyaba al actual alcalde priista de Martínez de la Torre, Rolando Olivares Ahumada, y la que ella misma protagonizó para regresar como alcaldesa de Atzalan, posición que le ganó por el PRI Orlando Bocarando Sánchez.

Los que son mencionados como posibles cartas panistas en 2015 tienen una fuerza relativa en el municipio sede del distrito pero muy poco más allá de esas latitudes. Uno, Ángel Abel Belli Ramírez, quien fungiera como director de obras públicas en el ayuntamiento de Pepe de la Torre, es un empresario que más ha dado en aspectos técnicos, mientras que le haría competencia interna Miguel Ángel Núñez Bustos.

La desgracia del PAN es su terrible debilidad. En la pasada elección municipal, el exalcalde Pepe de la Torre Sánchez impuso contra viento y marea a su hermano Cenobio, lo que generó una profunda división, y la salida de prácticamente todo su comité municipal, cuyos integrantes se pasaron del lado de Rolando Olivares Ahumada, candidato priista, quien había perdido la diputación federal gracias a las maniobras de Pepe en contra de su propio partido.

Por el lado de la izquierda no hay una sola posibilidad. Prácticamente no tienen personajes conocidos en todo el distrito y, para colmo, continúan en un esquema de profunda confrontación entre las diversas tribus, como ocurre en el ámbito nacional.

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