A finales de los años ochenta vino a Xalapa el grupo Antropoleo, una asociación de tres músicos jóvenes que, con el tiempo, habrían de convertirse en piezas fundamentales del jazz nacional: el pianista Héctor infanzón, el bajista Agustín Bernal y el baterista Tony Cárdenas.

Antropoleo
Antropoleo

Recuerdo que desde la primera pieza, On Fire de Michel Camilo, la Sala Grande del Teatro del Estado tuvo noticia de la explosiva vitalidad que resultaba de la mezcla del ataque virtuoso de un pianista que recorría las 88 teclas como si tuviera prisa por devorarlas, de la solvencia técnica de un bajista que no se dejaba amedrentar por los embates de las notas que se sucedían vertiginosamente, y de la brillantez de una batería que ametrallaba luz por todos lados.
Héctor Infanzón volvió varias veces con diferentes proyectos. Agustín Bernal, que había estado aquí un par de años estudiando con el maestro Andrés Kalarus, volvió para integrarse al inventario de las síncopas locales, primero como bajista de Jazz o Menos, una agrupación dirigida por Guillermo Cuevas en la que compartió sueños, sonoridades y sudoraciones con el piano de Memo Cuevas, la guitarra de Humberto León, la batería de Adolfo Álvarez y, eventualmente, otra guitarra, la de Guillermo Piñero, siempre recordado.
Después se integró y coadyuvó a la consolidación de Jazz entre Tres, el grupo de Adolfo Álvarez cuya voz, en ese momento, era la guitarra de Humberto León.
Tony Cárdenas volvió con diferentes proyectos: Viva Fidel, un grupo en el que compartía su musicalidad con Miguel Salas en el piano, Alejandro Campos en los saxofones, Ricardo Benítez en la flauta y Agustín Bernal en el contrabajo.Niño
Después volvió con el proyecto Niño, un trío liderado por Agustín Bernal y completado con Rodrigo Castelán, que estaba a cargo de la guitarra eléctrica.
Hay una pieza de Agustín Bernal que se llama El Funámbulo, esa impresión me dieron los proyectos Viva Fidel y Niño. Siempre que los escuché tuve la idea de que los músicos caminaban, brincaban, hacían piruetas sobre una cuerda floja, sin red de protección. Se trataba de una música de a de veras, comprometida consigo misma, que no sucumbía a la tentación de los recursos manidos, de los alardes sin alma, de las fórmulas que aseguran el aplauso.
Todo esto sucedió a principios de los años noventa. En alguno de esos días platicaba con Memo Cuevas sobre las grabaciones de Oscar Peterson que fueron publicadas con el nombre Exclusivamente para mis amigos; me dijo que quería hacer lo mismo, quería tocar su música con sus amigos, tocarla para sus amigos.
-Voy a darme el gusto de tocar mis piezas con dos músicos que admiro, me dijo e invitó a Agustín Bernal y a Tony Cárdenas, y con ellos nos regaló una noche de esas que encuentran tan buen acomodo en la memoria.

Miguel Samperio, Agustín Bernal, Tony Cárdenas, Miguel Angel González Reyes, Roberto Arballo Loreto, Armando Montiel, Manuel Cáceres y Víctor Patrón.
Miguel Samperio, Agustín Bernal, Tony Cárdenas, Miguel Angel González Reyes, Roberto Arballo Loreto, Armando Montiel, Manuel Cáceres y Víctor Patrón.

En esos días conocí personalmente a Tony, un hombre tan hiperactivo como su música, tan lleno de humor, tan bromista como sus tambores y sus platillos, tan juguetón como las baquetas cuando estaban en sus manos. Sólo dos o tres veces hablé con él y todas fueron divertimento puro, transparencia de quien camina libre.
Además de los grupos que he mencionado, Tony colaboró con Enrique Nery, el gran maestro y con todos los músicos de una generación que fue parteaguas del jazz mexicano: Víctor Patrón, Diego Maroto, Rey David Alexandre, Armando Montiel, Iraida Noriega y tantos más.

Tony Cárdenas
Tony Cárdenas

Hace mucho que dejé de tener noticias suyas y el fin de semana me enteré que ha muerto. No conozco los pormenores, la prensa especializada no ha registrado el hecho, pero poco importan la precisión de las fechas, de las causas, de los detalles más nimios, el hecho cierto y doloroso es que Tony Cárdenas no volverá a subir a un escenario para oficiar el milagro de la multiplicación de los compases.
Y lo lamento y envío mi gratitud a un músico que, como tantos artistas, sin demagogia, sin discursos vacuos, sin alardes triunfalistas, nada más que  su trabajo cotidiano, colaboró para que este país que parece ir a la deriva, no termine hundiéndose en ese mar de absurdos que lo aqueja.
Muchas gracias, Tony Cárdenas. Hasta siempre.



https://www.youtube.com/watch?v=CjM3wincF74

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