JazzUV ofrece una de las tres únicas opciones que hay en este país para estudiar una licenciatura en jazz . Édgar Dorantes, su fundador, se fue a estudiar una maestría en jazz a la Universidad de North Texas; a su regreso, en el año 2003, presentó un examen de oposición en la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana para ocupar la plaza de Profesor de Jazz, materia que irónicamente no pudo impartir, porque no existe. No obstante, formó un taller de jazz dentro de la facultad y otro en La Tasca. Se generó una gran efervescencia y en 2007 le propuso al rector Raúl Arias Lovillo la formación de una escuela de jazz dentro de la Universidad Veracruzana.
El propio Dorantes nos narra la historia:
Preludio to JazzUV
Me fui a Estados Unidos porque aquí no encontraba lo que estaba buscando. Yo quería saber qué es y cómo vive un músico de jazz; quería saber qué es
Kenny Barrón, qué es Wayne Shorter, cómo son, qué hacen. Quería ir directamente a esa fuente, como lo que hace Memo Cuevas aquí, pero desde allá.
Cuando llegué a la Facultad de Música, en 2003, había una de esas generaciones en la que coinciden chavos muy talentosos, que estaban muy interesados en el jazz y no encontraban una opción dentro de la facultad, entre ellos estaban: Emiliano Coronel que tenía 13 años, su hermano Vladimir, Guillermo Barrón, Yauri Hernández que estaba apenas iniciando con la batería, Alonso Blanco, Alberto Jiménez, Nissiel Ceballos, Alejandro Bustos, Arturo Caraza, Tonatiuh Vázquez, Gustavo Bureau, Mauricio Franco; quizá se me pase alguno.
Les empecé a dar clases y paralelamente tocaba con mi cuarteto en el que estaban Aleph Castañeda, Miguelito Cruz y Daniel Ávila.
Yo quiero mucho a la Facultad de Música, me llevo muy bien con mis colegas y ahora tengo unos alumnos maravillosos, pero el rechazo hacia el jazz es muy claro y no encontré ningún apoyo ahí para la creación de un programa serio de jazz, así que en 2007 fui a ver al rector y le expliqué que desde el 2003 había un gran movimiento y que una escuela de jazz tendría un éxito asegurado.
Yo ya no les podía dar clases; no podía darle clases de guitarra a Beto Jiménez, ni de contrabajo a Emiliano Coronel, ni de batería a Vladimir Coronel, no podía.
Tercera llamada, tercera… ¡Comenzamos!
Y así nació Jazzuv, de una idea mía; me apoyó mucha gente como Aleph Castañeda y Miguel Cruz, pero no se trataba de un grupo de varias personas que nos reunimos para hacer un proyecto, no, fue una iniciativa mía.
Recibí el apoyo del rector y hablé con un amigo mío que tenía una casa destruida; en dos meses la reconstruyó y la rentó la universidad para que fuera la Casa de JazzUV. Cuando la recibimos no había quien limpiara baños, ni quien limpiara ventanas, ni quien barriera, no teníamos nada. No teníamos empleados y yo tampoco quería tener un empleado que me dijera yo no lavo el baño de mujeres, porque ese no me toca, mi idea de JazzUV fue crearla en otro ambiente, yo pensaba que tenía que ser otro tipo de escuela, en la que la música debía ser lo más importante, a mí no me interesaba nada de lo demás, no quería que nada estorbara a la música.
El Departamento de Difusión Cultural nos dio un montón de pupitres que le sobraban, las bodegas de la UV nos dieron las cosas que ya no utilizan las facultades, fuimos por ellas y algo que nunca se me va a olvidar, es que entre todos las arreglamos, las pintamos, lavamos baños, limpiamos vidrios, todos esos chavos y yo nos metimos a trabajar muy duro en la casa, fue increíble.
Cuando se hicieron las primeras inscripciones yo había ido a tocar de solista a la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes; me habló Miguelito y me dijo:
-Ya van 120, ¿qué hacemos?
-Ya párale porque no tenemos maestros con qué cubrir esoYo tenía autorización para contratar a tres maestros y llamé a Agustín Bernal, Gabriel Puentes y Rey David porque sé quiénes son; tres excelentes músicos de jazz que nos podían ayudar. Ya no había chance para más, necesitábamos un profesor de guitarra, otro de saxofón, pero ya no alcanzaba. Entonces, además de ellos tres, Miguelito que ya era Licenciado en Percusiones y es un excelente percusionista de música latina y música africana, no de jazz, pero sí de percusiones afrocaribeñas, se quedó a ayudarme con eso. Aleph también me apoyó muchísimo con pláticas; él no dio clases al principio, porque estaba Agustín.
Luego la historia se movió porque durante el primer año Agustín, Gabriel y Rey dejaron de venir. Yo les di muchas libertades porque creo en eso, o sea, si voy traer a Jason Palmer, no tengo por qué ahorcarlo. Lo que nunca me imaginé es que ellos se tomarían demasiadas libertades; a veces pasaba hasta un mes sin que vinieran o venían cada 15 días, entonces, al no contar con la presencia continua de sus tres musicazos, yo tenía que dar las clases. Miguelito no estaba preparado para dar ninguna otra clase y aun así trató de das clases de lectura de partituras, de solfeo, cosas así, pero era muy complicado. Entonces me empezaron a ayudar los alumnos de esa generación; ellos todavía estaban aprendiendo, pero la verdad es que son muy brillantes. Empezaron a dar clases Aleph Castañeda, Emiliano Coronel que apenas tenía 16 años, Gustavo Bureau, Vladimir Coronel, todos ellos.
Al segundo año entró Rudyck Vidal, también un personaje importante en la escena. El chiste es que los alumnos de esta generación terminaron siendo los profesores base de JazzUV.
Que arriba en mi calle/ comenzó la fiesta
Mi visión era tener aquí a los músicos más importantes de Nueva York, pero no podía contratarlos, entonces pensé que a un festival sí podía traerlos. Se lo propuse al rector y me dio todo el apoyo; claro, siempre hay miles de trabas administrativas, miles de trabas burocráticas, hay que estar ahí todo el tiempo, es muy pesado. Así es México, esa es una cuestión horrible de este país, me molesta mucho, pero así es. Aun así tenía todo el apoyo y logramos hacerlo, estoy muy agradecido.
Cuando hicimos el Primer Festival yo tenía la visión de a quién traer; yo sabía que teníamos que invitar a Gabriel Hernández porque es un pianista excelente de jazz, no sólo de latino, de jazz; es un musicazo. Le llamé y me dijo:
-Acabo de grabar un nuevo disco, Francisco Mela me ayudó a conseguir los músicos en Nueva York, vamos a venir a promocionarlo. No vienen todos, pero vienen Francisco Mela, Jason Palmer y le podemos decir a Luri Molina que nos ayude en el contrabajo.
John Patitucci iba a grabar ese disco pero algo pasó con las fechas y grabó Agustín Bernal, pero Gabriel Hernández quiso invitar con Luri Molina porque estaba tocando él; también me propuso que invitáramos a Cristian Mendoza para que tocara en lugar del artista que grabó el disco en Nueva York, pues no podía venir.
Ese fue el quinteto estelar del Primer Festival.
Cuando vi la primera clase de Francisco Mela, cuando puso el primer ride y tocó los primeros golpes dije ¡Eso es lo que estoy buscando! Después vino la clase de Jason Palmer y ¡Guau¡ Y luego vino Gabriel Hernández con una excelente clase de jazz y una excelente clase de piano. Fue fabuloso, maravilloso.
El festival fue una visión completamente mía y Francisco Mela fue mi súper ayuda, mi súper guía, de nosotros fue la idea de traer a los grandes, grandes, grandes para que estuvieran aquí.
Yo siempre tuve la idea de traer artistas invitados, la escuela JazzUV tenía invitados todo el año, traíamos hasta 15 o 20 al año, aparte del festival; venían muchos artistas muy buenos del DF y de muchos lados o los que andaban de gira por ahí y los podíamos jalar.
Ni codo a codo/ somos mucho más que dos…
Desgraciadamente sólo hay tres escuelas serias en México donde los muchachos pueden estudiar una licenciatura en jazz: la Escuela Superior Música, que lleva muchos más años que nosotros, la de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, y JazzUV. Es una desgracia que en este país tan grande tengamos una historia de la educación del jazz tan pequeñita, mientras que en más de 50 países, la historia de la educación del jazz ya tiene muchísimos años, ya está validada.
Jazzuv ya superó a la Superior de Música en población estudiantil.
My Favourite Things
Yo sigo de profesor de tiempo completo de la Facultad de Música, desde la fundación de JazzUV tuve una descarga completa, aunque siempre me ha
gustado dar por lo menos una clase en la facultad, pero a partir de este semestre solicité media descarga, ahora estoy diez horas frente a grupo en la facultad y ocho en JazzUV, y estoy muy contento, porque así estoy en contacto con otra forma de pensar, otros alumnos que están buscando otra cosa y tienen otra visión de la música, y eso me tiene muy contento.
Dejé el festival en enero de este año, lo entregué por varias razones: estaba muy cansado de la cuestión burocrática administrativa, siempre hay que luchar mucho para que las cosas se hagan; además estoy en otra etapa de mi vida, estoy con mi trío, con mis proyectos, escribiendo música para la Orquesta Sinfónica de Xalapa, estoy viajando más, fui a Francia, fui a Tahití, en fin, muchas cosas.
Francisco Mela también dejó el festival porque él estaba conmigo, no sé qué va a pasar, no sé si se seguirá haciendo, yo ya cerré ese ciclo de seis festivales maravillosos, creo que es una gran historia en la música y la cultura de este país.
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