“Tocar con Charlie Haden es distinto a todo…
Charlie no es un contrabajista de jazz, es… otra cosa.
No toca notas, hace filosofía”.
Pat Metheny
Varias veces la vida intentó silenciar a Charlie Haden, pero nunca pudo callarlo.
Charles Edward Haden nació en Shenandoah, en el estado de Iowa, el 6 de agosto de 1937 (la próxima semana cumpliría 77 años), en una familia de músicos que interpretaba folk y country en la radio; desde muy niño debutó profesionalmente como cantante, carrera que se truncó cuando, a los 15 años, la poliomielitis dañó sus cuerdas vocales; pero no se calló, empezó a explorar el contrabajo de su hermano mayor.
A los 20 años se trasladó a Los Ángeles, California donde empezó a trabajar profesionalmente; colaboró con Hampton Hawes, con Art Pepper, y fue parte del trío (con Paul Motian en la batería) con el que Keith Jarrett publicó su primer álbum como líder: Life Between the Exit Signs (1957)
Pero su consolidación llegó en 1959, cuando participó en la grabación de The Shape of Jazz to Come, disco de Ornette Coleman que sienta las bases del movimiento del free jazz; Don Cherry y Billy Higgins fueron copartícipes de ese registro.
A los largo de los años sesenta fue miembro activo del free jazz, movimiento que trascendía las fronteras musicales al insertarse activamente en el movimiento de reivindicación de los derechos civiles de los negros, en la época del Black Power, Malcolm X, y Martin Luther King.
Hacia finales de esa década armó su propia revolución; fundó la Liberation Music Orquestra y grabó su primer disco en 1969, con música inspirada en la guerra civil española y la revolución cubana. Carla Bley jugó un papel destacado en esa grabación.
En el Primer Festival de Jazz de Cascais, Portugal, realizado en 1971, dedicó la pieza Song for Che “a los movimientos de liberación en Angola y Mozambique”, lo que le valió la detención y la posterior expulsión del país. Pero Charlie no se quedó callado.
Después volvió a la formación de Jarrett que, con la inclusión del saxofonista Dewey Redman, se convirtió en el Cuarteto americano.
Hacia los años ochenta se aproximó a la corriente del jazz de la costa este, con la formación del Quartet West, al que convocó al pianista neozelandés Alan Broadbent, al saxofista Ernie Watts, y al imprescindible baterista Billy Higgins. En 1986 entraron al estudio para hacer su primer registro fonográfico, que tiene el nombre del grupo.
La secuelas de enfermedad de la adolescencia, le provocaron una disfunción que le impedía escuchar la música a volumen normal, pues le lastimaba. Pero Charlie no se quedó callado; adoptó un estilo más sereno y reflexivo, con menos notas y más poesía. Exploró el formato del dúo y en 1997 grabó, junto con Pat Metheny, Beyond the Missouri Sky, un álbum de espacios largos y atmósferas aplacibles.
Con el pianista cubano Gonzalo Rubalcaba abordó el repertorio de los boleros cubanos y mexicanos en los álbumes, Nocturne, del año 2000, y Land of the Sun, del 2004.
Tras la invasión a Irak, en el año 2003, Charlie respondió a la administración de George W. Bush con un nuevo disco de la Liberation Music Orchestra: Not in Our Name (No en nuestro nombre)
En el año 2010 retomó el Quartet West, esta vez con Rodney Jones en la batería, para rendir homenaje a la mujer, y a la canción con el álbum Sophisticated Ladies, al que invitó a seis cantantes: Melody Gardot, Norah Jones, Cassandra Wilson, Ruth Cameron, Renée Flaming y Diana Krall.
En 2007, un viejo amigo lo invitó a pasar unos días en su casa junto con su esposa. En ese ambiente de intimidad familiar, se pusieron a repasar algunas baladas. De ahí salió Jasmine, un disco de pocas notas y prolongados silencios, pero pletórico de emoción y de lirismo. Ese amigo era Keith Jarrett, tenían tres décadas sin tocar juntos.
Pero no quedaron dichos todos los silencios en esa toma, era necesario compartir más frugalidad, más elegancia, más belleza. En junio de este año apareció la continuación de la velada, bajo el nombre de Last Dance; las piezas que cierran el álbum son Every Time We Say Goodbye, y Goodbye. Agorero título, premonitorias piezas: un mes después, el 11 de julio, murió Charlie Haden.
“(…)si quieren tocar música al nivel de la libertad y la belleza, tienen que estar dispuestos a arriesgar su vida en cada nota que tocan, como si estuvieran en un frente de batalla”, decía a sus alumnos.
Charlie Haden, el combatiente, el filósofo, el esteta se jugó la vida en todas las batallas, y de todas salió triunfante. Hoy ha emprendido un viaje hacia el silencio, pero la resonancia de su música seguirá expandiéndose en el aire.
Goodbye, Charlie Haden, descansa en jazz.
LOS SILENCIOS I LOS SILENCIOS III LOS SILENCIOS IV LOS SILENCIOS V
https://www.youtube.com/watch?v=qEwXcgwzIYE
https://www.youtube.com/watch?v=Iz3dwEl8XfU
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